Qué diría Fidel
Pobre México. Después de los hechos ocurridos la semana pasada en Culiacán, con la captura y posterior devolución del hijo del Chapo Guzmán, la institucionalidad mexicana sufrió una derrota asombrosa, que ni ellos mismos por palabras de su propio presidente saben cómo solventar.
Parece que la principal función de la familia Guzmán es poner en ridículo a las instituciones mexicanas. Primero, el Chapo se escapaba cada vez que lo aprehendían, utilizaba túneles, bañeras, inclusive armarios para lograr su cometido. Ahora su hijo, pasó del ingenio al músculo. Después de ser capturado en un operativo militar, este logró liberarse con una impresionante demostración de poderío, sometiendo rápidamente a las fuerzas militares.
Esta victoria del Cartel de Sinaloa le mostró al mundo el poder aterrador del crimen organizado en este país, donde claramente son ellos los que mandan. Como colombiano, las imágenes y noticias nos trasladan a un pasado oscuro en el que las mafias y los grupos al margen de la ley eran los dueños de nuestra realidad. Pero ni en nuestros peores momentos vimos a un Estado arrodillado, entregando el monopolio legítimo de la fuerza y claudicando la principal función del Estado Nación, “brindar seguridad, a cambio de vivir en sociedad”.
Desde el Gobierno mexicano han tratado de vender esta situación desde dos puntos de vista. Primero como un error estratégico al no dimensionar la capacidad de reacción y el poderío del Cartel, y segundo con una visión bastante filosófica en la que “no se puede apagar el fuego con fuego”, evitando a toda costa una confrontación que en su opinión pueda llevar a muertes innecesarias.
Con estas posturas, el presidente de México parece vivir en un mundo de fantasías. Las muertes innecesarias ya llegaron (nueve en este hecho), y con sus actuaciones parece que las promueve. Primero, no se da cuenta que según las estadísticas del país que dirige, este se encuentra próximo a sufrir la peor ola de asesinatos de su historia, y una de las razones principales de esto es la incapacidad del Estado para combatir el crimen organizado. Pero, adicionalmente, su decisión como jefe de estado de devolver a un capturado, les dice a los delincuentes que si masacran inocentes el gobierno accederá a sus deseos. Seguramente ellos escucharán su invitación y harán lo que mejor saben hacer: amedrentar, intimidar, capturar, asesinar y en general expandir el caos hasta donde puedan, ya que esto les ayudará a crecer su poderío.
¿Será que la posición ideológica del presidente mexicano le impide tomar decisiones duras contra el crimen organizado por considerar la seguridad una bandera de derecha? Por el bien de los mexicanos espero que no, ya que independientemente de la ideología política la búsqueda de la seguridad, como la lucha contra la pobreza son principios rectores que el Estado jamás debe abandonar. ¿Qué diría Fidel? ¿Será que alguna vez claudicó en el uso de la fuerza contra los que él consideró enemigos del Estado cubano?