El Heraldo (Colombia)

Ambiente en campañas a un día de la fiesta

La calle 30 era un hervidero ayer de gente que iba a votar en su territorio.

- Por Salomón Asmar Soto

Los candidatos tienen razón en temerle a la lluvia. Ayer, en el último día antes de los comicios electorale­s, bajo un aguacero en Barranquil­la, los comandos políticos de los principale­s contendien­tes a los cargos de alcalde y gobernador estaban vacíos, como pueblos fantasmas, antes del día más importante de la campaña electoral.

Y es que ni la publicidad, que en elecciones anteriores se mantenía orgullosa, colorida y visible, incluso durante las votaciones, se hizo notar, pues en varios despachos, como el de Elsa Noguera, Jaime Pumarejo, entre otros, todo fue desmontado. Al menos Nicolás Petro dejó su rostro sobre la pared de su base central, que también estuvo completame­nte sola y sin movimiento durante las últimas horas antes de la esperada fecha.

Y si los pronóstico­s del Ideam son acertados, y hoy cae un aguacero en la tarde, algunos candidatos pueden tener miedo. Miedo de que los puestos de votación estén igual de solos que sus comandos en el día anterior. Como dirían los abuelos o los más nostálgico­s: ya las cosas no son como antes. Ni colores, ni música ni sancocho. En las bases de los candidatos a las elecciones regionales no había absolutame­nte nada. Quizás, así como es mal agüero que el novio vea a su prometida antes de casarse, ahora se haya convertido en tabú botar la casa por la ventana un día antes de los comicios.

Por ejemplo, en la sede de campaña de Elsa Noguera, candidata a la Gobernació­n del Atlántico, no quedaba ni media fotografía de ella, ni folletos con su nombre y el número a marcar en el tarjetón. La sede en la esquina de la carrera 51B con calle 76 estaba desolada, a excepción de dos agentes de Policía y un guardia de seguridad que conversaba­n amenos detrás de la puerta de vidrio, protegidos del aguacero torrencial.

En el de Nicolás Petro, otro de los candidatos a la Gobernació­n, lo único que queda de su campaña es su rostro sobre la pared del despacho, ubicado en la carrera 46 con calle 84. Dentro, un anciano –entre vigilante y guardián– observaba detrás de la puerta lo que ocurría a las afueras del comando. No había música, ni algarabía ni fiesta. Todo en silencio, como aquella calma antes de la tormenta.

Años atrás, para comicios anteriores, y quizás por nuestra naturaleza fiestera de región Caribe, en los comandos políticos solía verse más movimiento en el día anterior a los comicios. Ayer, en Barranquil­la, las sedes estaban quietas, sin líderes políticos ni voluntario­s, que se preparaban de otra forma para las elecciones.

Desde su casa, Elsa Noguera compartió una foto junto a su familia y Nicolás Petro, según fuentes de EL HERALDO, recorrió varios municipios del Atlántico. Ambos con el mismo objetivo, el de quedar elegidos como gobernador del departamen­to, cumplieron sus últimos rituales antes del corre corre de las elecciones de hoy. Si hablamos de los candidatos a la Alcaldía de Barranquil­la, la gran mayoría se ausentó de las sedes de campaña; incluso Pumarejo de su base central en el hotel Country Internatio­nal.

El candidato Carlos Dennis, a pesar de mantener la publicidad electoral en la fachada de su sede, sobre la carrera 58, tuvo poco movimiento en su base central de campaña, que –aún así– tenía algunas personas en la terraza cuando cayó el aguacero al mediodía de ayer en Barranquil­la.

En el caso de Rafael Sánchez, cuya sede estaba ubicada cerca del colegio Barranquil­la, no hubo movimiento político en la víspera de las elecciones de hoy.

¿Y EN SOLEDAD?. Con el mismo ambiente tranquilo se vivió el día anterior a los comicios electorale­s en Soledad, municipio que tuvo su mayor movimiento en el centro, en donde están ubicados varios de los comandos. Los despachos de Rodolfo Ucrós, Beatriz Barraza, William Torres y de otros candidatos tienen sus puertas cerradas desde hace varios días, a excepción del ingreso de algunos voluntario­s y personas vinculadas a las campañas que ingresaban a monitorear los planes para el día de mañana.

Por ejemplo, la sede de Barraza cerró desde el lunes pasado, el mismo día en que la candidata finalizó su campaña, y ayer, a pocas horas de los comicios, no había ni una mosca en la vivienda. Lo único que la distinguía de las otras construcci­ones de la calle era la bandera naranja, el color de su campaña, que ni siquiera ondeaba.

En general, de publicidad política no quedaba nada. Ni en los motocarros ni en las paredes estaban los nombres de los candidatos, borrados desde el momento en que –días antes– se dieron los cierres de campaña. Lo que sí se movió por las calles de Soledad fueron las camisetas y otro tipo de prendas para la identifica­ción de quienes hagan parte de las campañas. Hoy, desde las 8:00 de la mañana, cuando se abran las urnas, este municipio del Atlántico vivirá una jornada con bastante movimiento.

Incluso los taxistas, los principale­s encargados del transporte de votantes, ya están tasados: con pagos de hasta $200.000 por llevar a los ciudadanos hasta sus puntos de votación. Según ellos mismos contaron, desde hace cinco días ya tienen todo cuadrado para que nadie se quede sin cumplir su deber con la democracia en Soledad. Esto, sin contar lo que pasará con los buses y los motocarros, que también transporta­rán miles de personas durante la jornada.

Soledad vivió su comercio en completa normalidad, y sus ciudadanos, en horas de la tarde, seguían en las calles haciendo compras de última hora. Todas las tiendas, restaurant­es y hasta los remates estaban abiertos, llenos de clientes y curiosos. A muchos de los murales en las calles les retiraron las vallas políticas y los rostros de los candidatos, antes por todos lados en el municipio.

LOCOS POR UN PASAJE. En la calle 30, a la altura del colegio INEM, se vivió un caos en la tarde de ayer.

Si un pasaje hasta Calamar cuesta $7.000 en un día normal, en las últimas horas los precios llegaron a los $15.000, que –a pesar de todo– eran cancelados por los viajeros desesperad­os para llegar a los pueblos del oriente del Atlántico.

Jóvenes y ancianos, como si fuera fin de año, corrían por todo el corredor vial para conseguir puestos dentro de los autobuses, que iban repletos y hasta en sobrecupo.

“Ni en fin de año se vive esto así. A uno le quieren cobrar el doble para viajar y toca pagarlo. No es que haya otra forma de viajar hacia los pueblos de uno. Mi hija vino desde Bogotá para votar en Calamar, y esto siempre ha sido de esta forma”, contó una viajera, maletas en mano, antes de salir corriendo para intentar subirse a uno de los buses.

Sin control policial ni de tránsito, los viajeros se lanzaban sobre la carrera 30, a toda velocidad, cargando maletas y hasta cajas, con el único objetivo de subirse a los buses.

Al mismo tiempo, sobre los andenes, familias enteras esperaban para viajar. “En estas elecciones es que se vive esto así. Para las de Presidenci­a casi nadie viaja, menos para las de Senado. Pero para las de Alcaldía y Gobernació­n... ufff... nadie se las pierde”, dijo un ciudadano que esperaba paciente su ruta de bus.

“Se quieren aprovechar de la fecha para ganar plata”. VIAJERO Rumbo a los pueblos

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JOSEFINA VILLARREAL Y CéSAR BOLíVAR El corre corre de las horas previas también se vivió en la Registradu­ría. En el Centro de Consolidac­ión de Resultados se hicieron ayer pruebas de red y líneas.
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Pasajeros intentan subirse a un bus en la calle 30.
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Los puntos de votación de Soledad estaban listos.
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Los taxistas dijeron estar preparados para la jornada.

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