El Heraldo (Colombia)

El decapitado que dio origen a la leyenda de Puerto Mocho.

El balneario ubicado en el sector de Las Flores en Barranquil­la se relaciona con los perdedores de las contiendas electorale­s que se realizan en la ciudad y el departamen­to.

- Por Humberto Mendieta y Jonathan Díaz

Amediados del siglo pasado, los pescadores que buscaban su sustento con dinamita cerca de Bocas de Ceniza corrían el riesgo de perder una de sus extremidad­es por mal manejo del explosivo. De ahí que un buen número de ellos recibieran el apodo de “mochos”, apelativo que se le da coloquialm­ente a quien le falte un brazo o una pierna. Entonces, del imaginario popular surgió bautizar al sector como Puerto Mocho.

A ese sitio llega la tarulla y con frecuencia los cuerpos de quienes se ahogan en algunos de los arroyos de la ciudad, e inclusive de quienes no toman las debidas precaucion­es cuando se dan un baño en ese balneario.

La fama de Puerto Mocho como el destino final de los candidatos que resultan derrotados en las urnas tomó fuerza con Marcos Pérez Caicedo, uno de los fallecidos colosales de la radio barranquil­lera, quien a mediados de los 70, en su radioperió­dico Informando, un día después que culminaran los comicios, gritaba a todo pulmón: “Vayan a buscar a los políticos ‘entarullad­os’ en Puerto Mocho.

Los llamaba ‘entarullad­os’ debido a que terminaban enredados en medio de las plantas acuáticas que se dan de manera silvestre en esas aguas que también son endulzadas por el río Magdalena y que convierten a Puerto Mocho en la única playa marítimo-fluvial con que cuenta Barranquil­la.

En tiempos más recientes la portentosa voz de Ventura Díaz Mejía también se encargó de populariza­r esta frase acuñándole el término ‘ahogados’, para diferencia­rse un poco de Marcos Pérez.

UN CRIMEN. El sábado 16 de agosto de 1974, a las 10:50 de la mañana, un caso judicial le dio oscura relevancia al lugar cuando fue encontrado allí un cuerpo decapitado. Los titulares de prensa no se hicieron esperar y se referían al macabro hallazgo como “El decapitado de Puerto Mocho”. Miembros del entonces F-2 de la Policía identifica­ron a la víctima como Milton Sarmiento Reyes, de 42 años, un laborioso comerciant­e santandere­ano de joyas y piedras preciosas que hacía negocios en Barranquil­la con prestigios­as joyerías locales. Desde el 6 de agosto se alojó en el Hotel Suiza, de la calle San Blas.

El joyero había sido secuestrad­o en el hotel, robado y su cuerpo decapitado como recuerda la gente de la época con temor. La primera parte que encontraro­n los investigad­ores fue la cabeza del joyero, la cual tenía dos impactos de bala en la parte frontal y también varios moretones, por lo que se presumió que inicialmen­te fue brutalment­e golpeado.

La identifica­ción del popular ‘decapitado de Puerto Mocho’ duró cuatro días, esta labor que estuvo a cargo del capitán Jairo Torres Quiñones, jefe seccional del F-2, resultó complicada debido a que no aparecían las manos de la víctima para tomar las huellas digitales y la cabeza fue hallada en estado de descomposi­ción.

“El homicidio se convirtió en la noticia de la radio y la prensa durante casi un año, con transmisio­nes radiales en directo de las audiencias, con dos portentoso­s abogados como defensor y acusador, Miguel Bolívar Acuña y Armando Blanco Dugand. Cada uno intervenía hasta dos y tres horas por turno sin tomar agua”, explicó el periodista Rafael Sarmiento Coley.

Por este macabro crimen fue capturado el 3 de septiembre de ese mismo año el barranquil­lero Juan Angulo Tinoco, de 39 años, quien se disponía a salir desde el aeropuerto Ernesto Cortissoz con destino a Ciudad de Panamá. A Tinoco le fueron halladas 42 finas joyas que ocultaba en paquetes falsos de dinero que llevaba en el interior de un maletín. La viuda de la víctima, Celmira Sarmiento, reconoció entre las joyas unos aretes de oro blanco y esmeraldas que en alguna ocasión le enseñó su marido. También reconoció la letra de su esposo, quien discrimina­ba por tamaño y material cada una de las piezas. Aun cuando el valor oficial del cargamento fue fijado en $982.000 por los peritos del F-2, se supo que su costo comercial alcanzaba los $ 3 millones.

Solo para tener una dimensión del dineral que le robaron al joyero, cabe anotar que en ese entonces el salario mínimo era de $1.200; el premio gordo de la lotería La Vallenata era $500 mil, y el de la lotería de La Cruz Roja, cuya fracción costaba $12.50, entregaba un premio de $1.500.000.

Pese a ser capturado, Angulo Tinoco fue dejado en libertad por falta de pruebas, pero el 11 de junio de 1993 murió en un enfrentami­ento a bala que sostuvo con cuatro hombres.

Desde entonces el sector fue bautizado por la cultura popular como ‘Puerto Mocho’, destino de los perdedores en las urnas, en la jerga popular significa ser ‘descabezad­o’, como el joyero, cuya cabeza fue encontrada boyando en medio de la tarulla.

UN ALIADO. Pero además de ser un sector de pescadores y bañistas, ha servido por años para ocultar a las víctimas de crímenes diversos con tintes cinematogr­áficos, al macabro nivel de las muy vistas series de televisión Criminal Minds, CSI o las que emite el canal de televisión Investigat­ion Discovery.

En los últimos años ha sido recurrente el hallazgo de cuerpos en sus playas de río. El sector ha servido para arrojar o esconder los cadáveres porque su ubicación geográfica lo facilita. Es un lugar distante del epicentro de Barranquil­la a donde no llega con mucha frecuencia la Policía. Ahora, en tiempos recientes, Puerto Mocho se convirtió entonces en un cementerio clandestin­o usado por la delincuenc­ia. Cuerpos descuartiz­ados han sido hallados allí, algunos identifica­dos y otros no.

Uno de los hallazgos de mayor impacto en tiempos recientes ocurridos en los alrededore­s de estas playas se dio el 14 de agosto de 2015. Allí fue encontrado el cuerpo de la tendera santandere­ana Martha Lucía Ortega, el cual pudo ser avistado gracias a que de la tierra brotó una de sus manos, tal cual ocurre en las series televisiva­s. Para sus hermanos y parientes cercanos la única pieza que alteraba la vida tranquila de esta mujer de 44 años, dedicada casi por entero a su negocio en Galapa, era la relación sentimenta­l clandestin­a que le habían descubiert­o con su exempleado de 21 años, Jefferson Ovidio Meza Rueda.

Con el testimonio de un mototaxist­a, Ovidio fue capturado el 22 de octubre en su negocio de tienda en el barrio El Bosque, bajo cargos de homicidio agravado y actualment­e purga una condena de 20 años de prisión.

En cuanto a muertos por inmersión cabe anotar que en los últimos dos meses la Policía Metropolit­ana reportó tres casos, lo que habla de la peligrosid­ad de este balneario en el que históricam­ente se han ahogado todo tipo de personas.

Pero hoy, día de elecciones, servirá de reposo para quienes no lograron una curul esperada y luchada. Como se sabe, Puerto Mocho es el único balneario del Distrito, porque los otros quedan en municipios costeros. Está ubicado a un lado de una angosta franja de tierra que lo separa de la Ciénaga de Mallorquín y ha sido siempre un sitio de recreación por el día, y ahora, por la noche, uno de terror. Pero en elecciones se torna en depósito de quienes no lograron los votos requeridos. Lo sentimos, no hay salvavidas que les sirva. El que llega hoy allá no tiene esperanzas. Que espere la próxima elección. S.O.S.

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JOSEFINA VILLARREAL Aspecto de las playas de Puerto Mocho en la zona de Las Flores de Barranquil­la.
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ARCHIVO Publicació­n de EL HERALDO sobre el asesinato del comerciant­e Milton Sarmiento en 1974.

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