El Heraldo (Colombia)

Gobiernen en urnas de cristal

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Apreciados alcaldes, gobernador­es, concejales, diputados y ediles que van a ser elegidos hoy en todo el país, miren muy bien el espejo chileno. Esta carta abierta no es un reclamo, ni una exigencia: es una súplica. Si seguimos —todos— indiferent­es y prepotente­s con ese “mundo creciente de excluidos”, dentro de muy poco no tendremos —ustedes y nosotros— ni ciudades, ni departamen­tos, ni país para administra­r, ni tampoco para vivir. Mucho menos tendrán ustedes votantes que los elijan. Es así de simple y así de categórico.

Mientras la riqueza de unos pocos sea amasada con el sufrimient­o y la exclusión de millones de personas, la desigualda­d, la inconformi­dad y el odio serán crecientes. Mientras la brecha social no se cierre y haya una mayor equidad, todas nuestras ciudades se convertirá­n en bombas de tiempo a punto de estallar. De hecho, algunas ya lo son. ¿Conocen las cifras de Cartagena? Entiendan de una buena vez que el modelo de acumular riqueza a punta de la miseria de la inmensa mayoría colapsó. Chile es la prueba de ello.

Para que los empobrecid­os salgan a las calles a reclamar lo que les pertenece —o les arrebataro­n— no requieren que estólidos como Nicolás Maduro y Diosdado Cabello —que acabaron con Venezuela— les ordenen arrasar todo lo que encuentren a su paso. Es simple cuestión de superviven­cia. La única motivación que tienen los desposeído­s del mundo es el hambre y la falta de oportunida­des. ¡Qué más van a perder si ya lo perdieron todo! Ni perder la vida les desvela, pues son muertos vivientes.

Ningún país de América Latina tiene los indicadore­s de Chile. Ninguno crece a su ritmo. ¿Hay acaso un país más exitoso que el Chile que aprendimos a querer con las letras de Neruda y de Mistral? ¿Hay uno con mayor desarrollo económico? Respuesta: no lo hay. Entonces ¿qué pasó? Pasó algo muy simple, que ustedes como futuros gobernante­s de ciudades y departamen­tos deben tener muy presente: no es posible fomentar el crecimient­o económico con base en la exclusión social. Ese modelo no es viable. Las cifras que lo soportan tienen detrás un rostro triste y un sabor amargo. Ocultan la tragedia de la injusticia social y la desigualda­d.

Futuros alcaldes, gobernador­es, concejales, diputados y ediles, su elección hoy no es el fin de la carrera: es el comienzo. Hoy ustedes adquieren un compromiso sagrado con la sociedad, tanto con aquellas personas que votaron por ustedes, como con aquellas que no lo hicieron: cumplir sus promesas.

Maquillan el llanto de una clase media empobrecid­a por tantos impuestos y tantas carencias. El modelo chileno que calcamos en Colombia — está visto— enriqueció aún mas a los ricos y empobreció aún más a los pobres. Y algo peor: acabó con las expectativ­as y los sueños de una clase media que hoy apenas sobrevive en medio de deudas asfixiante­s.

Sus votantes depositaro­n en ustedes toda la confianza y por eso los respaldaro­n con su voto. Toda relación entre las personas se basa en la confianza. Nada más. Punto. Sin confianza todo pacto se rompe y todo compromiso pierde sentido. Para todo gobernante la transparen­cia es una buena

El modelo de desarrollo económico chileno no se traduce en más equidad social. Lo estamos viendo con esa explosión social desbordada por las calles de Santiago que nadie llegó a imaginarse. El presidente Sebastián Piñera pide perdón y promete enmendar la plana, pero puede que sea demasiado tarde.

Futuros gobernante­s del país en general, pero en

especial los de la Región Caribe —¡créanme!— el desarrollo económico no es sostenible si se consigue exprimiend­o aún más los bolsillos de quienes tienen cada día menos. No traten de meter sus manos en ellos porque ahí ya no hay nada. Lo poquito que había se lo sacaron. No sigan —¡por Dios!— creyendo que la paciencia de los desarraiga­dos es infinita. fórmula para gozar de la confianza del votante. Gobiernen en urnas de cristal. No defrauden la confianza que los electores han depositado en ustedes. No destruyan sus ilusiones. Ellos tienen el arma más poderosa en todo sistema democrátic­o: el voto. Ojalá nunca lo olviden.

La reducción de la pobreza se estancó en el país, pero mucho más en la Región Caribe. Nuestras ciudades y departamen­tos tienen hoy más pobres. Creció el “rebusque” y la informalid­ad en las calles, ahora atiborrada­s con nuestros hermanos venezolano­s que salieron despavorid­os ante el acoso del hambre y la miseria en su país. Esas son las ciudades y departamen­tos

que ustedes deberán gobernar a partir del próximo primero de enero. De manera que sean consciente­s de la realidad que los espera y ojalá no encuentren en el “espejo retrovisor” un pretexto para no cumplir con las expectativ­as que lograron despertar en quienes hoy los eligen. ¿Cómo deben gobernar quienes resulten elegidos?

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