PROFESORES DE UNIATLÁNTICO PIDEN RESOLVER CRISIS
Docentes de Bellas Artes se reunieron en protesta pacífica.
De todos los lugares de Barranquilla en los que pudieron hacer un picnic, profesores y artistas de la facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico decidieron almorzar sobre la carrera 54 con calle 68. Y no sobre mesas, o bajo toldos lujosos y abanicos refrescantes; lo hicieron en un mantel blanco sobre el asfalto caliente, junto a los carros y buses que transitaban a pocos metros. Vestidos del mismo color que las telas en las que se posaron, representando al arte y la paz, cerca de 30 personas se alimentaron, y de qué manera.
El encuentro inició a las 12:00 del mediodía, mientras miles de familias barranquilleras se sentaban a la mesa de sus casas y los oficinistas destapaban el portacomidas del almuerzo. Al mismo tiempo que los restaurantes más lujosos de la ciudad abrían sus puertas y entregaban las cartas llenas de los mejores y más exquisitos platillos, en esta esquina de la carrera 54, ambientada por el humo que salía de los buses y por las bocinas de conductores desesperados, los artistas se sentaron a almorzar.
No hubo caviar, ni langosta o cualquier otro exótico animal de mar. Dentro de pequeños recipientes de icopor, en los que los maestros transportaron sus alimentos, había cereales, frutas y pequeños sánduches de queso. Tampoco había vino, ni whisky; menos champagne. Los artistas tomaban agua, de pequeñas botellas plásticas, para intentar mitigar el impacto colosal del sol sobre sus cabezas.
Jóvenes y ancianos, juntos como una familia, almorzaron como si decenas de vehículos no les estuvieran pasando por al lado. Desde su posición privilegiada, justo sobre el nivel del suelo, se reían incrédulos de la situación. Su presentación, en protesta por la situación actual que vive la Universidad del Atlántico, luego de los enfrentamientos entre estudiantes y agentes del Esmad la semana pasada, no obtuvo ayer un tono diferente, pues sus organizadores manifestaron que siguen en la misma tónica de paz que siempre han tenido.
Los transeúntes, a pie o sentados en los buses de colores vivos que recorrían la carrera 54 al mediodía, se quedaron atónitos al ver a un montón de señores canosos y veteranos posados sobre un mantel blanco en el suelo. Pero, como dice el refrán popular, las ideas no son malas si terminan funcionando; y eso fue lo que –seguramente– se le habrá pasado por la cabeza a los artistas mientras disfrutaban de su nada convencional almuerzo.
Incluso los agentes del tránsito, que pidieron a los manifestantes moverse para facilitar el tráfico en la zona, afectado ya por las obras que se adelantan en ese corredor vial, tuvieron que asumir lo que sus ojos incrédulos estaban viendo. Al sugerirle a uno de los artistas que se acomodara en otro lado, con el reloj marcando las 12:15 del mediodía, el anciano, campante, les contestó: “No se preocupen, agentes, por acá solo nos vamos a demorar unos cuarenta minutos más. Solo estamos disfrutando del almuerzo”.
Como lo que son, artistas de teatro, maestros de escultura y artistas de nacimiento, los manifestantes –o más bien comensales– cautivaron a todos los barranquilleros de la zona con su presentación, que de actuación no tuvo mucho, pues, en palabras de varios de los asistentes, “gracias a la naturalidad de los actos” terminaron por antojar a los presentes. Así pasaron los minutos, rodeados por la algarabía del lugar, y varios de ellos se pusieron de pie. Ya habían logrado su objetivo, el de captar la atención de quienes los observaban, y empezaron a compartir su mensaje.
Juan Carlos Dávila, vocero de los maestros, fue enfático en rechazar los sucesos de la semana pasada, durante la conmemoración a la memoria en la Universidad del Atlántico, por los que fueron capturados 27 personas, entre estudiantes y sujetos ajenos a la institución.
De igual manera, Dávila indicó que también se pronuncian en contra de los malos manejos de la institución, que ha tenido “entre muchas conclusiones” el “desplome” de la facultad de Bellas Artes.
Durante el almuerzo, otros de los profesores se encargaron de vociferar sus peticiones a quienes pasaban por el sector. Exigieron, a grito herido y entre los aplausos de sus colegas, que se “defienda a la universidad pública” y también respeto a la autonomía universitaria que –denunciaron– fue “quebrantada” por el Esmad y la Policía el pasado jueves 24 de octubre, fecha en la que –durante los enfrentamientos– el rector Carlos Prasca autorizó el ingreso de la fuerza pública a la Universidad del Atlántico.
Además, pidieron una recuperación total de la sede de Bellas Artes, que –manifestaron– se encuentra en “pésimas condiciones”. “Hay varios techos cayéndose, todo está en muy mal estado. Queremos que esta facultad se recupere y los estudiantes puedan formarse para ser mejores ciudadanos”, dijo Mariano Candela, manifestante.
¿Y QUÉ PASÓ?. En el pasado mes de junio, la decana de la Facultad de Arquitectura de Uniatlántico, Marcela Cuello, indicó que los retrasos en la ejecución de la obra obedecen a varias observaciones que se están implementando en los diseños y que fueron hechas por el Consejo de Patrimonio Cultural del Distrito. En el documento que se debe entregar en dos meses, se deberá tener en cuenta no solo los cuatro bloques afectados, sino los seis que integran la escuela de artes.
“No se trata de la reparación de cualquier edificio de la ciudad. Por ser declarado un bien de interés cultural distrital y departamental, Bellas Artes amerita unos estudios técnicos especificos y en eso hemos estado trabajando”, señaló Cuello.
Debido al desplome del techo del 20 de junio de 2017, desde la universidad se originó una reestructuración que trajo como consecuencia el traslado de los estudiantes a varias sedes para mantener la normalidad académica.
Los nuevos diseños de la sede de Bellas Artes deberán garantizar la accesibilidad para personas en condición de discapacidad, la conservación de las obras de arte, monumentos y murales. Además, se deberá respetar la evolución histórica del bien y abstenerse de suprimir agregados sin una valoración crítica de los mismos, según algunas de las consideraciones entregadas por el Consejo de Patrimonio.
Los nuevos diseños corresponden a los espacios interiores de los bloques
Pedro Biava, Artes Plásticas, una galería y un aula magna. El bloque de música, por petición de los estudiantes, tendrá un estudio de grabación. Mientras que la galería, que dispondrá de una completa dotación, tendrá diferentes tipos de luces que irán de acuerdo al concepto de cada exposición.
Mientras todo ese proceso sigue “atrasado”, según denunciaron los profesores, los manifestantes prefirieron salir a las calles –de manera literal– a almorzar y a tomarse un café, como lo hicieron el mediodía de ayer durante la manifestación.
Poco les importó el sol, el calor y el alto tráfico de la zona. Para ellos, profesores de artes, la paz no es más que enviar un mensaje de forma creativa. Mientras en la Uniatlántico se debate si ir a paro o no, o la continuidad del rector que se fue a vacaciones, estos artistas decidieron irrumpir en el diario vivir de los barranquilleros con un performance que cumplió con lo que se propusieron: llamar la atención sobre el problema y –según contaron– buscar soluciones inmediatas.
Para ellos, “que viven del arte”, según contaron, no hay nada más importante que la formación de sus estudiantes y la recuperación de los salones y espacios para hacerlo.
“Rechazamos los sucesos de la semana pasada”.
JUAN CARLOS DÁVILA
Vocero de los maestros