Espectáculo vergonzoso
Cabe preguntar a la Fiscalía, con el mayor de los respetos, qué hizo el domingo en Soledad. Un municipio al que había declarado en máximo riesgo electoral y en el que proliferó la corrupción el día de los comicios.
En los días previos a las elecciones del pasado domingo, la Fiscalía General anunció con gran solemnidad que pondría la lupa sobre Soledad, por considerar que el municipio atlanticense era una de las localidades del país con mayores riesgos de violencia y corrupción. Llegó el día de los comicios, y las redes sociales se inundaron de denuncias sobre casos de corrupción a plena luz del día. Personas ataviadas con camiseta blanca trabajaban incesantemente para arreglar que los electores depositaran su voto por el candidato convenido, mochileros pululaban con gran ajetreo para comprar voluntades, ‘voluntarios’ distribuían volantes de propaganda, colas de personas esperaban en filas frente a viviendas para cobrar el faltante del valor del voto que habían vendido al mejor postor... Todo ello precedido en días anteriores por una guerra sucia de divulgación de encuestas falsas que favorecían a uno u otro candidato.
Las denuncias en las redes sugerían que algo apestaba. Pero, al parecer, los funcionarios de la Fiscalía no vieron nada. No se percataron de las anomalías que discurrían ante sus ojos. La única actuación que ha trascendido hasta el momento se llevó a cabo la noche del lunes, cuando agentes del CTI allanaron la casa de la concejal electa Elaine Cabrera y la de su padre, tras recibir denuncias sobre supuesta compra de votos. De acuerdo con varios testimonios, la conservadora Cabrera incumplió el compromiso de pagar la acordado a personas que habían votado por ella. Otros dijeron que Cabrera les adeudaba los “servicios logísticos” que le habían prestado para movilizar a los venales votantes. Ayer, un nutrido grupo de personas se arremolinó ante la Registraduría de Soledad para exigir unas nuevas elecciones. Entre los que protestaban había funcionarios de la Alcaldía que hoy encabeza Joao Herrera, cuya candidata, Beatriz Barraza, quedó de tercera en la contienda electoral. El ganador, contra los pronósticos de las encuestas, fue el conservador Rodolfo Ucrós, y en segundo lugar quedó William Torres, de Cambio Radical.
No estamos en capacidad de evaluar el impacto de la corrupción en el resultado de las elecciones soledeñas. Lo que sí podemos afirmar a ciencia cierta, y sin que ello implique ponernos a favor o en contra de ningún candidato, es que el espectáculo que se ofrece desde Soledad deja un pésimo sabor de boca y permite albergar dudas sobre la fiabilidad de los comicios. También podemos preguntar a la Fiscalía, con el mayor de los respetos, qué hizo el domingo en Soledad, un municipio al que había declarado en máximo riesgo electoral.
La única actuación que ha trascendido tuvo lugar la noche del lunes, cuando agentes del CTI allanaron la casa de la concejal electa Elaine Cabrera, tras recibir denuncias sobre supuesta compra de votos.