Aterrizaje electoral
Tal como estaba previsto, fueron elegidos los elegidos que, con anticipación, se habían montado a los aviones de la democracia llegando triunfantes a la pista de aterrizaje electoral, aunque hubo varios que sorpresivamente tuvieron que ser trasladados al “Pabellón de Quemados” a pesar de viajar en primera clase con todas las atenciones pertinentes con refrigerios y mermelada a bordo, también hubo otros, que, sin sorpresa, salieron saboreando las mieles del triunfo.
Se pude decir que fue un viaje cómodo, sin contratiempos ni nubarrones que empañaran la ruta previamente trazada o modificaran el itinerario perfectamente programado, de tal forma, que las grandes ganadoras fueron las aerolíneas que financian la democracia, superada solamente por la gran indiferencia del abstencionismo.
Se debe celebrar el hecho de haber disfrutado de un gran viaje electoral y de haber gozado a plenitud de la programación prevista por parte de los controladores, aunque hubo una gran cantidad de desorientados que por no atender las instrucciones no marcaron correctamente la ruta señalada y le fueron anulados sus pasabordos y otros que a pesar de su esfuerzo, no fueron tenidos en cuenta y quedaron a punto de perder la licencia para volar en las próximas convocatorias electorales.
Así es la política de alto vuelo, no todos tienen la misma capacidad ni el estilo para capotear el mal tiempo ni saber aprovechar los momentos de cielo despejado, donde los más diestros tienen a su favor bastante horas de vuelo y siempre llegan exitosamente a su destino, otros son capaces de dirigir una fuerte caravana aérea y llegar con flotilla propia, también están aquellos que llegan con aterrizaje forzoso, pero hay otros que ni siquiera despegan su vuelo. Igualmente, se destacan aquellos que, a pesar de haber utilizado el mismo mapa de rutas, se fueron en blanco, como también fueron muchos los que aterrizaron en la realidad luego de poner a volar sus imaginaciones, unos victoriosos, pero otros vieron aplazadas sus expectativas para los próximos vuelos electorales y con un nuevo panorama político. Roque Filomena