Contar y cantar: conexión entre García Márquez y Leandro Díaz
En el evento, Jaime Abello y Ariel Castillo exploraron la poesía y la afín musicalidad en las obras de ambos “juglares” del Caribe.
Alos treinta y tres años de fundado, el restaurante El Huerto celebró en el marco de su programación cultural un evento titulado ‘Gabo y Leandro: dos juglares del Caribe’, una charla entre el director de la Fundación Gabo, Jaime Abello Banfi, y el filólogo Ariel Castillo, ambos estudiosos de la obra y de los recorridos vitales del escritor y el cantautor vallenato.
Las conexiones estéticas y biografías entre ambos “juglares” fueron el tema central del evento. Para Castillo, la relación de García Márquez con la cultura popular del Caribe colombiano inicia con el vallenato. Por eso, una de sus primeras columnas, publicada en el diario El Universal, de Cartagena, trata sobre el acordeón, del que escribe: “Aquí lo vemos en manos de los juglares que van de ribera en ribera llevando su caliente mensaje de poesía”.
Abello recordó una lista de las canciones favoritas de García Márquez, que pueden consultarse en la página web centrogabo. org, y entre las que destaca La diosa coronada, cuya letra sirve de epígrafe a la novela El amor en los tiempos del cólera.
Otros temas destacados en la lista son El mochuelo, El testamento, La casa en el aire y La gota fría. Con apenas un año de diferencia entre los dos (Leandro Díaz, el mayor), ambos artistas sufrieron variadas formas de rechazo y soledad durante su infancia. Sin embargo, destacaron los invitados, ambos lograron sobreponerse a los hechos y convertir las tragedias de sus entornos cercanos en poesía y narración.
Justamente entre lo poético y lo oral, entre el contar y el cantar es que las obras artísticas de ambos creadores se insertan.
Pero estas cualidades no son espontáneas. Ariel Castillo resaltó la forma en que el cantautor vallenato transmitía lo que quería: sin patetismos, con el equilibrio adecuado para entonar su pena. Su vida fabulada, su mirada encantada, son rasgos compartidos con la obra del Nobel de Aracataca, quien siempre puso especial atención, como resaltó el filólogo y profesor, en la musicalidad de sus textos, de manera que pudiera mantener “hechizado” al lector y no dejarlo ir. Afirmó que no era gratuito ni broma cuando García Márquez decía que Cien años de soledad era un vallenato de cuatrocientas cincuenta páginas.
Abello y Castillo reflexionaron en torno a la marcada empatía que sentía Gabriel García Márquez con los forjadores de la cultura vallenata y cómo a lo largo de sus viajes por los diferentes caseríos y veredas se apasionó más por las interpretaciones y manifestaciones de este género musical, cuyas anécdotas reseñó en sus libros.
Al final del evento, hubo tiempo para reproducir un video de la última parranda vallenata de Gabriel García Márquez, que tuvo lugar en Cartagena en 2013, a un año del fallecimiento del escritor y a poco de la muerte de Leandro Díaz, que también estuvo presente en la celebración.
La charla también contó con la participación de un grupo de vallenato, que amenizó con su acordeón el evento. Al finalizar sonaron también algunas de las más emblemáticas canciones de Leandro Díaz.