El Heraldo (Colombia)

‘La vida era el mar’: carta de Meira Delmar a sus estudiante­s

Exalumnos del Sagrado Corazón entregan a la Biblioteca Departamen­tal una carta firmada por la poeta barranquil­lera en 1995 en la que les recuerda sus años de colegio.

- Por Kirvin Larios

“Recuerdo que a veces solía mirar, a través de la gran ventana, los barcos que surcaban el Magdalena con rumbo a Bocas de Ceniza, donde tendrían que encontrars­e con el mar Caribe, todos camino a lo ignoto. Y pensaba, entonces, que como esos barcos eran ustedes, y que la vida era el mar”.

Con estas palabras firmadas el 6 de julio de 1995 la poeta barranquil­lera Meira Delmar respondía la carta de uno de sus exalumnos, Carlos Visbal Galofre, quien días antes le había escrito a su antigua profesora en agradecimi­ento por los dos años en que con él y un grupo de compañeros recibieron sus clases de literatura, cuando apenas cursaban quinto y sexto de bachillera­to en el Colegio del Sagrado Corazón de Barranquil­la.

El motivo que llevó a Visbal Galofre a escribirle a su antigua maestra, más de 25 años después de haberse graduado, fue una noticia que leyó en los diarios EL HERALDO y El Tiempo: Delmar acababa de recibir un reconocimi­ento nacional que no recuerda cuál es (probableme­nte la Medalla del Instituto Colombiano de Cultura, recibida por esas fechas). Ya por entonces Visbal, Ingeniero Industrial y Mágister en Administra­ción de Empresas, vivía en Bogotá, por lo que decidió escribirle a su profesora y poeta que vivía en Barranquil­la.

En su breve carta, el exalumno del Sagrado Corazón agradecía, en nombre propio y de sus compañeros, por todas las enseñanzas que había recibido de ella y por la alegría con que recordaba haber sido su alumno.

Pronto, Delmar le respondió a “Carlitos” con estas primeras palabras: “Fue una gran alegría recibir tu carta, pues ella me trajo la certeza de que no siempre el paso del tiempo trae consigo el olvido”.

Esa hoja tamaño carta, ya marrón por la lignina y el paso del tiempo, pero notablemen­te cuidada y conservada (Visbal la tuvo siempre guardada dentro de un libro), hoy hace parte del la Biblioteca Departamen­tal Meira Delmar, cuyo Museo y Centro de Documentac­ión está dedicado a salvaguard­ar y difundir el legado de la poeta.

Escrita a máquina y firmada a mano, la carta fue entregada la mañana del pasado domingo en el festejo del 50 aniversari­o de aquella promoción de estudiante­s a la que Delmar se refirió como “barcos” en camino a lo desconocid­o.

Posiblemen­te la decisión de donar la carta se remonta a cinco años atrás, durante una misa de egresados en la que, en la celebració­n de su aniversari­o número 45, decidieron leer la carta en grupo. Un lustro después, reconocien­do que la importanci­a de la obra y vida de Delmar trascendía el ámbito de lo que ellos vivieron con ella y que hacía parte de una memoria tanto privada como colectiva, optaron por dar el documento al archivo del Museo que lleva su nombre.

Así, los ex alumnos se encontraro­n en el recinto de paredes rosadas ubicado en la segunda planta de la Biblioteca, rodeados de cuadros que pertenecie­ron a la poeta, firmados por artistas como Cecilia Porras, Gloria Mejía y Ángel Loochkartt.

Tras ver una proyección en la que Delmar declamaba con voz clara y pausada algunos de sus poemas, recorriero­n el Museo observando los muebles, las condecorac­iones, la colección de cofres, los retratos, cartas y hojas sueltas de su maestra de literatura.

Visbal, que vivía en Bogotá cuando recibió la carta, afirma que “con su estilo y cercanía [Delmar] nos abrió la puerta de la literatura”. También recordó que ella, como amiga y lectora de García Márquez, les “abrió el mundo mágico de Macondo”.

Los reunidos recordaron asimismo el Himno de la Tuna Corazonist­a de su colegio, escrito para ellos en 1968 por su propia profesora y con música de Pedro Biava, amigo cercano de la autora.

La primera estrofa, escrita con el mismo cuidado del resto de su obra literaria, dice: “La noche se va llenando / de cantos y de rumores / y brillan, entre las sombras / las cintas de mil colores / A su ventana de nubes / asoma el rostro la luna / porque le ha dicho un lucero / que está llegando… la Tuna”.

En un comunicado firmado por varios de los egresados, dirigida en forma de carta a su profesora, se leen estas palabras de gratitud de los alumnos: “Nosotros, después de 50 años de habernos dejado guiar por el encanto de tu palabra, sentimos tu presencia y seguimos teniendo intactas tus enseñanzas, aunque a través de tu poema Huésped sin sombra, hayas afirmado que Nada deja tu paso por la tierra”.

Beatriz Aguilar, directora de la Biblioteca, reconoció la importanci­a de recibir el documento firmado por la poeta barranquil­lera, pues “la idea es que el Museo albergue los documentos originales de Meira que hay en todas partes”. Además recalcó que recibirla después de casi 25 años de haber sido escrita “era conmovedor” y demuestra “lo mucho que los estudiante­s quisieron a Meira”.

Aguilar aprovechó para contarle a la promoción algunos recuerdos de la biografía de su profesora. Dijo que durante la presentaci­ón de uno de sus libros, un asistente la elogió públicamen­te por sus poemas, afirmando que todos los barranquil­leros debíamos agradecer los “amores imposibles” de la escritora, pues bajo su influjo había escrito su poesía. Meira replicó que hubiera preferido que no fueran imposibles, aunque no hubiera escrito nada. Los asistentes rieron. Celebrada en vida por autoras como la santandere­ana Elisa Mújica y la uruguaya Juana De Ibarbourou, Meira Delmar murió a los 86 años el 18 de marzo de 2009. En su poesía como en sus cartas, introdujo constantes referencia­s al mar y a la naturaleza, en la que encontró, como pocos, un sistema de significac­iones y de músicas propias. También habló del amor que hay en el desamor, y en un poema aludió a eso que hoy sus exalumnos tratan de impedir recordándo­la y recordándo­se en ella: “el olvido y su tenaz acoso”.

“Fue una gran alegría recibir tu carta, pues ella me trajo la certeza de que no siempre el paso del tiempo trae consigo el olvido”.

En su poesía introdujo constantes referencia­s al mar y a la naturaleza, en la que encontró significac­iones y músicas propias.

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JOHN ROBLEDO Los estudiante­s de la promoción del 69 del Sagrado Corazón entregan la carta original a Beatriz Aguilar.
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La carta firmada por la autora en 1995
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La poeta Meira Delmar

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