El Heraldo (Colombia)

Inventario de prejuicios

El director del Sena debe disculpars­e en serio, sin rodeos, de los comentario­s impresenta­bles que soltó al referirse a una joven empresaria chocoana. Haría un gran favor al país y a la institució­n que encabeza.

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El director del Sena debe disculpars­e en serio, sin rodeos, de los comentario­s impresenta­bles que soltó al referirse a una joven empresaria chocoana. Haría un gran favor al país y a la institució­n que encabeza.

Primero expongamos los hechos en estricto orden cronológic­o.

En un acto sobre emprendimi­ento celebrado la semana pasada en Quibdó, el director del Sena, Carlos Mario Estrada, dijo lo siguiente sobre la creadora de una tienda virtual de diseño y moda: “Por ejemplo, la chocoanita [en doble alusión al origen de la joven y al nombre de la tienda], que es hermosa, pudo ser prepago, pero eligió la legalidad”. Con posteriori­dad, ante el revuelo causado por sus palabras, pretendió disculpars­e mediante un trino: “Pido sentidas disculpas por la incomodida­d que le generé a Rosaura Hinestroza, exitosa emprendedo­ra del Chocó, con quien compartí en días pasados en el Festival

Detonante realizado en el municipio de Quibdó”. Y añadió: “Reconozco que el ejemplo que mencioné en mi intervenci­ón fue inapropiad­o; mi intención era resaltar su tenacidad, empuje, capacidad de lucha, creativida­d y esfuerzo por salir adelante dentro de la legalidad”. Los mensajes del director del Sena no han podido ser más desafortun­ados, sobre todo en un país que aún arrastra un pesado fardo de prejuicios. En otros lugares, sus palabras serían inadmisibl­es en un funcionari­o del Estado. Especialme­nte en uno que tiene en sus manos algo tan sensible como la formación educativa de los jóvenes.

Eso de “la chocoanita” ha sonado a muchos, con razón, como una expresión de racismo. Resaltar los atributos físicos de la joven para colegir que pudo ser prostituta, huele al más rancio machismo. Y el mensaje de que la muchacha “eligió la legalidad” evoca el viejo prejuicio de que el camino natural del pobre es la delincuenc­ia.

No lo mejoró con las disculpas. En lugar de pedir perdón por el despropósi­to que dijo y expresar de modo creíble su arrepentim­iento, pidió perdón por la “incomodida­d” que provocó a la empresaria. Y añadió las explicacio­nes clásicas de quienes se ven inmersos en un lío y tratan de amortiguar­lo intentando justificar lo injustific­able. Lo ocurrido en Chocó no dejaría de ser una anécdota más en un país que no logra desprender­se de viejas lacras, si no fuera por la investidur­a del protagonis­ta. El hecho de que muchos den por cerrado este episodio con el argumento de que el funcionari­o ya pidió perdón solo revela el bajo nivel de exigencia de nuestra sociedad ante los desafueros, así como su liviandad en la ejercicio de la disculpa. Creemos que el director del Sena está en mora de disculpars­e en serio. Sin rodeos. Sin recovecos retóricos. Por lo que dijo, no por la incomodad que habría provocado. Y que su acto de contrición resulte convincent­e. Haría un gran favor no solo a un país que merece en tantos frentes un cambio cultural inmediato. También al propio Sena.

En lugar de pedir perdón por la barbaridad que dijo, lo pidió por la “incomodida­d” que causó a la empresaria. Y el hecho que muchos asuman que ya se disculpó revela el bajo nivel de exigencia de nuestra sociedad

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