El Heraldo (Colombia)

“Que primero juegue el Junior y luego hablamos del paro”

A menos de 24 horas de que iniciaran las marchas en Barranquil­la, en el Paseo Bolívar, donde confluirán las manifestac­iones, el ambiente estaba tranquilo y sin tensión.

- Por Salomón Asmar Soto

MATILDE CUEVAS Vendedora de jugos

“Con las marchas se vende más de lo normal”.

Los supuestos mensajes de emergencia en los que hacían un llamado a la ciudadanía a abastecers­e de alimentos para los próximos días, al parecer no llegaron al Paseo Bolívar, en Barranquil­la. Vía Whatsapp, como si de un universo post apocalípti­co se tratase, pedían a los colombiano­s prepararse para –incluso– dos o tres días de un desabastec­imiento de tal magnitud, que parecía que el mundo se fuera a acabar en menos de 24 horas.

Bajo el sol barranquil­lero, entre la bulla de los parlantes y la humedad, en el centro de la capital del Atlántico se vivió un ambiente tranquilo, como el de todos los días, sin importar que hoy se llevaran a cabo las marchas por el paro nacional del 21 de noviembre.

Comerciant­es, compradore­s, vendedores informales y transeúnte­s no tuvieron ningún problema ayer en el Paseo Bolívar, epicentro de las marchas de hoy, unas cuantas horas antes del inicio del paro nacional. Incluso, cuando la esfera política del país ya pensaba en las manifestac­iones, en las exigencias de quienes salgan a las calles y en los movimiento­s del Ejército Nacional, en Barranquil­la había una preocupaci­ón más inmediata: el compromiso entre Junior y Atlético Nacional.

“No me hables del paro, primero háblame de Junior”, dijeron varios de los barranquil­leros que ayer, al mediodía, se movían por el centro de la ciudad sin darle mayor trascenden­cia al paro nacional. “Apenas se acabe el partido me pongo a pensar en las marchas. Por ahora, mi única preocupaci­ón es que Junior gane esta noche (ayer); y después vemos”, contestaro­n otros, ante la pregunta de qué sería de ellos una vez iniciaran las manifestac­iones. Quizás por la naturaleza del costeño, o por la frescura que caracteriz­a al barranquil­lero, en el centro se respiraba más tranquilid­ad que tensión, como sí ha pasado -según denuncian los ciudadanos- en otros puntos del país. Aunque, con seriedad y entusiasmo, algunos manifestar­on que sí van a marchar. Incluso, son varios los comerciant­es que van a salir a trabajar.

LOS QUE MARCHAN. “Mañana marchamos”, dijeron Luis Viloria y Jorge Orozco, dos clientes ayer en el Paseo Bolívar. “Pero como veamos capuchos, o algún índice de violencia nos regresamos para la casa. Nosotros no estamos para esos trotes”, dijeron.

Los señores, canosos, manifestar­on que -de ponerse violenta la cosa- preferiría­n tomarse un sancocho en sus casas. Con moderación, claro, porque el viernes “les toca trabajar de igual manera”.

En las bolsas de quienes circulaban por el Paseo Bolívar no había víveres, ni alimentos enlatados como lo sugerían los mensajes masivos de Whatsapp. Por la época, los barranquil­leros aprovechar­on la jornada para seguir comprando adornos navideños, de todos los colores, para decorar sus casas antes de que inicie diciembre. El reguetón, el vallenato y la champeta de los locales de ropa y de accesorios para celulares retumbaba a todo timbal, mientras que las voces de los anunciante­s se escuchaban en todas las esquinas. “Mañana me quedo en la casa, pero hoy -como cualquier otro día- vine al centro a comprar sin problemas. Mañana veo si pasa algo, que no creo. Igual trabajo desde las 6:00 de la tarde, entonces no me preocupa mucho”, dijo René González, guardia de seguridad de un establecim­iento nocturno. “Acá todo se ve que va a estar muy tranquilo. Esperemos que así sea”, agregó.

LOS COMERCIOS. “Lo que se comenta es que el comercio va a cerrar por seguridad”, comentó Elkin Álvarez, comerciant­e del centro de Barranquil­la. “Por ejemplo, me han dicho que el Shopping Center, que es la arteria de la zona, va a cerrar sus puertas, entonces a uno no le queda mucho que esperar. Igual, el que no trabaja no come, así que yo mañana salgo temprano y miro cómo estará la cosa. Si todo pinta bien, me voy a abrir mi negocio”, contó.

Uno de los problemas que más ha generado confusión entre los barranquil­leros es el tema del transporte, a pesar de que Transmetro haya anunciado que tendrá un servicio completame­nte normal.

“Me voy a levantar temprano a ver si hay buses. Si encuentro, estoy seguro de que todos los comerciant­es también van a ir a trabajar, porque segurament­e la cosa se va a mover. Si no, si todo está quieto, me tocará regresarme a mi casa”, agregó Elkin Álvarez.

EL REBUSQUE. Para los comerciant­es informales, las marchas de hoy no son un impediment­o o un riesgo para sus negocios. En cambio -dijeron- “pueden vender hasta más de lo que hacen en un día normal”, por lo que, desde temprano, estarán en sus puestos en el Paseo Bolívar esperando a los que salieron a marchar. Jugos, fritos y mucho más permanecer­á en el centro de Barranquil­la, para que cuando se junten las diferentes ríos de gente, tengan qué tomar y qué comer.

“Los que protesten van a tener sed y hambre, y para eso vamos a estar acá en el Paseo Bolívar”, dijo Matilde Cuevas, una mujer que vende jugo de naranja hace más de 30 años en el centro. “Nunca se meten con nosotros, por eso no tenemos miedo. Eso sí, toca venir más temprano, tipo 7:00, para agarrar un buen puesto y que los que vengan lo vean a uno y le compren”, explicó.

JAIRO OROZCO Transeúnte “Vamos a marchar, pero no queremos ver violencia”.

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LUIS FELIPE DE LA HOZ Ciudadanos transitan por el Paseo Bolívar, que ayer tuvo una actividad comercial normal, sin problemas.
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Entidades bancarias sellaron sus instalacio­nes.
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