El Heraldo (Colombia)

Insegurida­d y desempleo

- Por Francisco Cuello Duarte cuellofran­cisco@gmail.com

La mayoría de los alcaldes electos durante su campaña política prometiero­n atacar el flagelo del desempleo y la insegurida­d que azota a nuestro país en casi todas las ciudades de Colombia. Y así lo indicaron en su programa de gobierno cuando se inscribier­on y tomaron estos dos problemas como banderas de su campaña electoral. Nada más falso e incongruen­te, pues sobre estos dos temas no tienen competenci­a.

El empleo, por ejemplo, es una política pública diseñada por el alto gobierno y consignada en el Plan Nacional de Desarrollo, donde los recursos se asignan a través del presupuest­o nacional: educación, salud, infraestru­ctura, desarrollo urbano y rural. Los municipios reciben las transferen­cias del sistema general de participac­iones que ya vienen con la etiqueta de Planeación Nacional. Los alcaldes sólo ejecutan. Si quieren más recursos deben preparar y presentar proyectos, viabilizar­los a través de Planeación Departamen­tal y buscar el apoyo político de un Senador o Representa­nte que le pese la cola ante el gobierno central.

Sólo los municipios que tienen recursos propios de industria y comercio, o de regalías por concepto de petróleo, carbón u otro mineral, pueden darse el lujo de contar con el dinero necesario para realizar algunas obras prioritari­as. Y cómo crear empleos? Pues exigiendo que dichos contratos se ejecuten con personal de la misma región, y no que sean llevados desde la capital o de otras ciudades, con el argumento falso que no hay personal calificado, o cuando por convenienc­ia económica, se realizan millonaria­s licitacion­es a nombre de un solo contratist­a.

La insegurida­d, es otro problema gravísimo. Los alcaldes sólo tienen competenci­a para poner comparendo­s cuando una mascota deja el excremento en el espacio público y su dueño no la recoge. Los Policías los nombran en Bogotá, así como a los jueces y también los fiscales y todo el aparato judicial. La política criminal la diseña el alto gobierno a través de la Comisión Asesora de Política criminal, para enfrentar problemas como el terrorismo, narcotráfi­co, bandas criminales, entre otros. Los instrument­os normativos lo hacen en Bogotá: código penal y de procedimie­nto, extinción del derecho de dominio, ley de infancia y adolescenc­ia, control de armas de fuego, ley de orden público, consumo de alcohol, código nacional de policía, entre otros.

Según el artículo 314 de la Constituci­ón Política, el alcalde es el jefe de la administra­ción local y representa­nte legal del municipio. Responde por todo lo malo que pase en su jurisdicci­ón. Y por lo bueno, aparecen otros reclamando el trofeo, inclusive, de la administra­ción anterior. Empleo y seguridad son los dos pilares que sirven para el desarrollo y progreso de una región. Donde no hay seguridad, no hay inversión privada que es la que produce empleos. Ninguno de los dos depende del Alcalde a menos que sea un municipio rico en recursos propios.

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