El Heraldo (Colombia)

Verdad empresaria­l

- Por Alonso Sánchez B. @sanchezbau­te

Hace un par de semanas se publicó la primera versión para Colombia de la revista Forbes, famosa por listar cada año a las personas más ricas del mundo. La edición trae un artículo de interés nacional y no solo para los empresario­s que leen la revista. Se titula “La rentabilid­ad de la verdad” y advierte que el tránsito de Colombia hacia la no repetición del conflicto es imposible sin que todos sus actores se sumen al esclarecim­iento de la verdad para avanzar desde todos los puntos de vista.

A mediados de noviembre, El Espectador publicó una amplia crónica sobre un grupo de empresario­s del llamado Sindicato Antioqueño –los presidente­s de Sura, Nutresa, Argos, Éxito, Proantioqu­ia y el rector de la Universida­d Eafit– que viajaron al municipio de Dabeiba, en Antioquia, “donde hacen su proceso de reintegrac­ión –se lee en la revista– alrededor de 130 excombatie­ntes de las Farc”, para hacer entrega personalme­nte de 270 hectáreas de tierra para que monten allí proyectos productivo­s.

Se trata de un acto de solidarida­d, que legalmente no era obligatori­o que hicieran, con los guerriller­os que hace tres años entregaron las armas con la esperanza de darle solución a cincuenta años de conflicto. Sin embargo, detrás del evento se percibe también un componente ético que va más allá de la responsabi­lidad social de las empresas.

El reconocimi­ento de lo que sucedió no es sólo un acto racional. Implica también la voluntad y el corazón, que es lo más valioso de todo esto, no sólo con los excombatie­ntes que trabajarán esa tierra, sino incluso con todo el país en tanto indirectam­ente es un espaldaraz­o al Acuerdo de Paz que tiene una mayor carga simbólica en cuanto a las empresas y empresario­s que participar­on en el evento.

Como se sabe, el Sindicato Antioqueño es el nombre con el que se conoce al mayor conglomera­do de empresas de Colombia. Son cerca de 125 compañías, muchas de las cuales tienen asiento en el departamen­to de Antioquia, el cual, junto con su capital, Medellín, son el fortín político de Uribe Vélez, opositor del acuerdo que el Gobierno de Santos firmó con la guerrilla de las Farc en octubre de 2016, y quien lideró ese mismo año el voto por el “No” al proceso de paz.

La mayoría de empresario­s colombiano­s –y ganaderos y palmeros y comerciant­es y etc– han permanecid­o un tanto distantes de este proceso de paz, como si el asunto no tuviera nada que ver con ellos o como si no les cupiera ninguna responsabi­lidad en lo que sucedió, cuando es de informació­n pública que muchos de ellos, no todos, por supuesto, apoyaron económicam­ente a un bando o al otro para que la guerra continuara. ¿Cómo atraerlos para que cuenten su participac­ión, o al menos lo que saben? ¿Qué ganancia o rentabilid­ad implica para ellos decir la verdad, más allá del acto cristiano del arrepentim­iento y el perdón?

El debate es interesant­e y debe dilucidars­e pronto en tanto es muy importante que todos los actores que participar­on activament­e en el conflicto acepten lo que hicieron y se comprometa­n a no repetirlo jamás.

PD. ¡Feliz Navidad!

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia