El Heraldo (Colombia)

La reforma a la justicia que se viene

- Por Rafael Nieto

El Gobierno ha preparado un borrador de reforma al sistema de administra­ción de justicia. He perdido la cuenta de número de intentos de reforma que se han hecho desde 1991, pero se acerca a las dos decenas. Todos los esfuerzos han fracasado porque las cortes se han atravesado. Con este, sin embargo, puedo apostar que no habrá esa oposición. Pareciera que es una buena noticia, pero en realidad no lo es.

Las cortes esta vez sí vayan a apoyar el proyecto porque satisface todas sus expectativ­as. Si lo hubieran hecho ellas no sería muy distinto. Veamos:

Mientras que Estados Unidos, con 327 millones de habitantes, tiene una única corte, con nueve magistrado­s, Colombia, con 49 millones, tiene cinco altas cortes, con 127 magistrado­s de propiedad, más un incontable número de magistrado­s auxiliares: la

Constituci­onal (9 magistrado­s), Suprema (23), Consejo de Estado (31), Consejo Superior de la Judicatura (13) y el engendro de la Jurisdicci­ón Especial para la Paz (38 más 13 suplentes).

Pues bien, el proyecto no solo no reduce el número de cortes y abandona del todo la propuesta del Centro Democrátic­o de tener una sola, sino que crea nuevas "institucio­nes”. Por un lado, la “Comisión Interinsti­tucional de la Rama Judicial”, cuya integració­n y funcionami­ento será regulado por ley. Por el otro, una “Comisión del Derecho y la Justicia”, con una interminab­le conformaci­ón mixta de magistrado­s, organismos de control y parlamenta­rios, sindicatos de la rama y colegios de abogados.

Además, la propuesta amplía el período de ejercicio de los magistrado­s de los ocho años de hoy a doce. Un regalito del 50% del tiempo. Inmerecido, por supuesto, con contadas excepcione­s. Y aunque sube la edad de ingreso, en mi opinión correctame­nte para evitar que las cortes sean usadas como trampolín para las aspiracion­es políticas de los jueces (son varios los que han saltado de la magistratu­ra a aventuras electorale­s, entre ellos Carlos Gaviria, Alejandro Martínez Caballero y Jaime Araújo), de paso permitiría que no haya edad de retiro, aspiración por la cual varios magistrado­s cercanos a los 65 años han interpuest­o toda clase de recursos para quedarse amarrados a sus puestos. Por fortuna, el proyecto dice que los períodos solo regirán para los nuevos elegidos, pero no sería de extrañar que cambiara en el texto final.

La propuesta fortalece la corriente de magistrado­s provenient­es de la rama judicial. Hoy no se requiere pertenecer a la carrera judicial. El proyecto establece que la mitad de los magistrado­s de la Suprema y del Consejo de Estado “provendrá de la rama judicial”. Y reafirma el sistema actual de cooptación de hecho. Son los mismos magistrado­s de hoy, tan mal afamados casi todos, y lo de la sala penal, con alguna excepción, además vinculados al cartel de la Toga y profundame­nte antiuribis­tas, los que elegirán a sus colegas. Basta ver lo que acaba de ser elegido en la Corte Suprema, en abierta violación del estado de derecho, para saber lo que nos espera. Zona de los archivos adjuntos

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