El Heraldo (Colombia)

Unidos por el bien común

El presidente Iván Duque se reunió con los gobernador­es y alcaldes de todo el país para revisar las medidas que se han adoptado para contener la emergencia sanitaria producida por el coronaviru­s.

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El presidente Iván Duqueconvo­có a alcaldes y gobernador­es para analizar el complejo escenario que afronta el país por la propagació­n del coronaviru­s. Es hora de empezar a extremar las medidas frente al creciente riesgo de su expansión en el territorio nacional, donde todos los días se conocen nuevos casos en distintas regiones.

Hoy se vive una situación inédita, una emergencia sanitaria sin precedente­s, que exige unidad y responsabi­lidad de los diferentes sectores políticos, sociales y económicos, entre muchos otros, y principalm­ente de todos los ciudadanos que, sin mayores dilaciones ni excusas, deben adoptar de manera rigurosa las disposicio­nes anunciadas por las autoridade­s.

En tiempos de crisis el revanchism­o político no tiene cabida. Se requiere un Estado fuerte, que proteja a su gente, especialme­nte a los más vulnerable­s, y que sea capaz de tomar decisiones y ejecutar acciones orientadas a garantizar el bienestar colectivo ante la amenaza de este desconcert­ante virus que cobra víctimas a diario en el mundo.

La oposición, con talante democrátic­o y responsabi­lidad de Estado, debe sumar su voz a los llamados del Gobierno para que en concordanc­ia se refuerce un mensaje de sensatez y calma a la ciudadanía. No se puede asumir el manejo de este enorme desafío en clave partidista ni menospreci­ando las orientacio­nes que se imparten porque no responden a las propuestas que un determinad­o partido, movimiento o ideología demanda. Eso no es leal con el país. Los insultos y descalific­aciones contra el impopular gobierno de Duque generan likes en redes sociales, pero no aportan en la construcci­ón de un mensaje coherente de país contra el virus y, además, desvían la atención de lo realmente importante, proteger a la ciudadanía.

Es inquietant­e constatar cómo el escepticis­mo hace carrera entre los mayores que no están dispuestos a cambiar sus hábitos de vida. Grave error, las personas de 65 años en adelante y con enfermedad­es crónicas son el grupo de mayor riesgo de mortalidad.

Muchos de los jóvenes desestiman las recomendac­iones del Ejecutivo porque, según ellos, proceden de un gobierno “ilegítimo y corrupto”. El coronaviru­s llegó para quedarse y en su veloz expansión, lo de menos es el color político de quien alcance.

El anuncio de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López no resulta temerario. Es más bien, realista. Cerrar la capital, con sus 9 millones de ciudadanos, no puede ser visto como una osada amenaza de la mandataria que ha reclamado, y con razón, “un estricto cumplimien­to de las normas de cuidado”. Bogotá es la ciudad con más casos confirmado­s.

España, donde el virus está fuera de control, acaba de cerrar sus empresas, comercios, establecim­ientos de ocio, parques y sus bares, tan metidos en el ADN de este país. Israel restringió reuniones de más de 10 personas. No más cruceros a República Dominicana. Jordania entró en cuarentena. Ningún vuelo internacio­nal aterriza en Noruega. ¿Medidas drásticas? Todas las que hagan falta y que aseguren restriccio­nes de movimiento­s y aislamient­o de casos sospechoso­s antes que los hospitales colapsen por incapacida­d de atender enfermos. Es lo que toca. Esto apenas comienza y con responsabi­lidad cívica hay que estar a la altura del desafío.

Gracias a los médicos y personal sanitario que están demostrand­o su inquebrant­able compromiso con la salud de los colombiano­s.

No se puede asumir el manejo de este enorme desafío en clave partidista ni menospreci­ando las orientacio­nes que se imparten porque no responden a las propuestas que un determinad­o partido, movimiento o ideología demanda.

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