“Escuchemos el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo”
Para decirlo de forma contundente, cada día muere más gente de hambre en el mundo que de coronavirus. El hambre es la gran pandemia universal. Es una pandemia producto de la desigualdad y la injusticia social. De acuerdo con estudios de las Naciones Unidas, todos los años más de 100 millones de personas en el mundo pueden morir de hambre, mientras que para la UNICEF y la Organización Mundial de la Salud, unos 8.500 niños mueren cada día por desnutrición. En Colombia asistimos casi a diario al vergonzoso, triste y lamentable espectáculo de ver morir por desnutrición a menores en La Guajira, el Chocó y otros departamentos. Mientras ello ocurre, conocemos decenas de casos de corrupción en los que se roban miles de millones de pesos. Nos hemos encargado de acabar con la Tierra, la destruimos con nuestro comportamiento depredador. Hoy pagamos el precio por despreciar el Medio Ambiente. Hoy observamos, sorprendidos y desconcertados, delfines saltando felices en las bahías de Cartagena y Santa Marta. ¡No sabíamos que existían! Mientras unos 50 millones de colombianos estamos confinados en nuestras casas por cuenta del coronavirus, el oso hormiguero se pasea por las calles de Valledupar, el zorro sabanero se pega un “septimazo” en Bogotá, la zarigüeya trastea sus crías por las calles de Neiva. Y eso ocurre en todas las ciudades del mundo, porque -¡por fin y a la fuerza!- 3.000 millones de seres humanos le hemos dado un respiro a la naturaleza.