TENSIÓN POLÍTICA INTERNACIONAL POR EL VIRUS
Expertos consultados por EL HERALDO analizan el impacto de la pandemia en el liderazgo de los presidentes del hemisferio.
Con el coronavirus se sigue expandiendo las tensiones políticas en el mundo, en especial en el continente americano, donde las decisiones dispares que han tenido sus dirigentes han descubierto las grietas de una posible crisis política que le pasará factura a los poderosos de cada región.
Por un lado, Estado Unidos, potencia mundial, parece estar más preocupada por la bolsa que por las vidas.
Todavía al interior del país se presentan enfrentamientos y dilemas por una posible cuarentena obligatoria, una de las medidas que casi todos los países en el mundo ya han adoptado para hacerle frente al COVID-19.
Lo anterior, pese a que desde el 26 de marzo, Estados Unidos es el país de la región con mayor cantidad de contagios.
Nueva York, con 52 mil casos, tiene la mitad del total de personas afectadas por el COVID-19 en todo Estados Unidos. A pesar de ello, la ciudad no ha sido confinada.
Donald Trump, el presidente de EEUU, tras el aumento de casos estudiaba la posibilidad de declarar una cuarentena. Sin embargo, el gobernador de este estado no apludió la propuesta y la comparó a una “guerra de estados”.
Expertos refirieren que este país podría ser el próximo foco de la pandemia.
De otro lado, al sur del continente, Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, ha sido muy cuestionado por su negacionismo a la pandemia que ha puesto en guardia al mundo. La cuarentena se cumple solo en algunas zonas, mientras que él sigue incluso en contacto con su vecinos.
Y paradójicamente, una juez tuvo que ponerle freno a una campaña del gobierno brasilero para incentivar el regreso al trabajo, como medida contraria a la que han dispuesto los gobernadores regionales para contener la propagación del coronavirus.
México, contrario a estos dos gobiernos que son ultraderechistas, ha seguido el mismo camino. Enviando un mensaje de tranquilidad a su pueblo, pero sin extremar las medidas para evitar el contagio.
Tres países importantes del continente americano, con ideologías distintas, están ahora unidos ‘coronando’ el COVID-19 ante la permisividad que han tenido frente al virus.
¿UNA CUESTIÓN DE POPULARIDAD?. “Lo que estamos viendo es que no hay una ideología frente al COVID-19, sino un afán y una especie de búsqueda de aprobación de políticas antipopulares”, expuso el analista en política internacional Gabriel Orozco.
El también doctor en Relaciones Internacionales apuntó que en el caso de México, el presidente Ándres Manuel López Obrador “ha querido seguir manteniendo el nivel de aceptación, reconfortar a su población tratando de decirles que esto no es peligroso”.
Añadió que una situación similar ocurre con Bolsonaro, quien ha minimizado el efecto comparando el coronavirus con “una gripita” y en relación a Trump, dijo que este tiene índices de popularidad muy altos porque no ha movilizado a su población a tomar conciencia sobre la gravedad de la pandemia.
“Los líderes no quieren que sientan temor ni que la gente respalde medidas extremas, para ellos es más popular, tiene mejor aceptabilidad darle una sensación de tranquilidad”, manifestó.
Por su parte, el internacionalista Héctor Galeano refirió que las decisiones políticas mundiales ante el coronavirus ha ratificado la premisa de que el populismo no es solo de izquierda. “Lo que está haciendo Bolsonaro es populismo, igual Trump. Creer que se pueden sacrificar algunos por otros”.
“LA BOLSA ANTES QUE LA VIDA”. En otro sentido, los expertos en política internacional señalan que para estos presidentes ha sido más importante la economía antes que la salud de las personas.
“La mayor preocupación de presidentes como Trump y Bolsonaro ha sido la economía y no han encontrado el equilibrio entre la economía y la vida, ante el enemigo que tenemos”, refirió Galeano.
Así mismo, el internacionalista añadió que el presidente mexicano se sumó a la preocupación de lo económico sobre la vida.
En este mismo sentido, el magíster en Estudios Latinoamericanos Víctor Currea, en su artículo ‘Coronavirus, las prioridades de gobierno: ¿La bolsa o la vida?’, incluso expuso cómo los intereses económicos y políticos de los poderosos se mantienen pese a la pandemia del COVID -19.
“A pesar de varios llamados, Estados Unidos mantiene sus medidas económicas contra Cuba, Irán es un gran foco en parte debido a las medidas en su contra (que Pakistán pidió remover), y el Fondo Monetario Internacional rechazó otorgar un préstamo a
Venezuela. En otra lógica, Cuba ha enviado médicos a varios países para ayudar, y China donó medio millón de máscaras, vestidos, gafas y equipos de detección a Europa”, señaló Currea.
‘GIRO ECONÓMICO Y POLÍTICO’. Con la llegada de la pandemia, el tablero político de América comenzó a ‘tambalear’.
Las reelecciones “aseguradas” de algunos mandatarios están permeadas de incertidumbre, las protestas multitudinarias en el cono sur se vieron detenidas, los ‘cacerolazos’ se volvieron a trasladar a las redes sociales y la caída de ciertos gobiernos quedaron pospuestas para un cronograma sin rastros de la epidemia.
No obstante, aparecieron nuevos desafíos en la reconstrucción de la política mundial para tratar de afrontar una crisis sin precedentes que podría darle un giro a la economía y a los sistemas políticos.
Galeano explicó que con todas “las equivocaciones” en política internacional que ha tenido Trump, la única carta que le quedaba para la reelección era la economía. Sin embargo, tras la coyuntura, aseguró que un futuro derrumbe de la economía pondría a ‘tambalear’ la posibilidad de elección que “antes parecía irrefutable”.
De igual forma, Orozco indicó: “Si continuamos al ritmo de contagio que tiene
Estados Unidos, se podría alcanzar una tasa del 80% de contagiados y la economía estadounidense quedaría en ruinas, sumado a que no habría suficiente personal para levantar el país. El actuar de Trump ha sido irresponsable y es posible que la historia lo juzgue como un genocida por no haber tomado las medidas drásticas desde que se presentó el primer caso en el país norteamericano”.
De hecho, el analista político refirió que tras la pandemia los sistemas democráticos serán puestos a prueba.
“Tendrán que revisarse las políticas, el marco de decisiones que han permitido el confinamiento y el estado de emergencia. Es muy incierta la capacidad de mando y control por parte de EEUU, nos deberemos preguntar qué va a pasar con el futuro inmediato de la democracia a nivel mundial porque también líderes están siendo afectados por el coronavirus”, enfatizó Orozco .
Por ello, en medio de la crisis sanitaria, se asume como un poco ‘descabellado’ el hecho de que las tensiones políticas continuen.
“Lo que hizo EEUU de señalar a Nicolás Maduro como patrocinador del terrorismo y ofrecer una suma multimillonaria muestra no solamente la baja pertinencia de ese anuncio en el momento de la pandemia, sino el interés de desviar la atención sobre la gestión interna que se le ha dado al COVID-19 en su nación”, refutó el politólogo.
Galeano, por su parte, agregó: “Es el peor momento para emitir una orden de captura y recompensa contra Maduro, es un acto mediático y publicitario del gobierno estadounidense”.
Los expertos coinciden que no es el momento de ‘calentar’ el escenario político. Por el contrario, llamaron a la unión y a la cooperación internacional para buscar soluciones que logren que la humanidad salga de esta crisis sanitaria.
“En estos momentos es necesario más que buscar mover régimenes corruptos y que han sido opresores de sus pueblos e ilegítimos, se requiere buscar soluciones conjuntas”,concluyóOrozco.
Así, la caída de gobiernos buenos, regulares o malos conllevaría a un escenario de incertidumbre quizás más catastrófico que el que pronostica la pandemia. La coyuntura, por tanto, sugiere la transformación del discurso político.