Solo unidos podemos
Las cosas que ocurren en la vida no son ni buenas ni malas, son solo hechos, y las tenemos que aceptar, no con la mente sino con el corazón aunque duela.
Cuando se acepta la realidad tal cual es, se deja de sufrir y de pelear la mente con la realidad. Se empieza a ser parte de la solución y no del problema. Y ahí aparecen muchas posibilidades. Se aprende que lo importante no es lo que pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa”.
De todos los mensajes que he recibido por redes sociales, esta frase me llamó particularmente la atención, la cual hace parte de una carta escrita por Gustavo Zerbino, sobreviviente de la tragedia de Los Andes. Y gracias a esta, durante la cuarentena he decidido cambiar mi pregunta de ¿por qué? a ¿PARA QUÉ?, y he descubierto las siguientes cuatro explicaciones que quiero compartir con ustedes.
PARA VOLVER A SER FELICES.
El mundo se había vuelto una carrera por tener más para alcanzar la felicidad; más bienes materiales, más riqueza, más éxito profesional, más poder, más seguidores, más belleza, más viajes, más vida social, e incluso con todo esto no lográbamos ser felices. Una vez en esta situación, las cosas materiales y superficiales pierden su valor así como muchos de nuestros problemas y nos damos cuenta de que la felicidad está en lo esencial, en valorar y disfrutar la salud, la familia, los amigos, la pareja, el trabajo, las pequeñas cosas como escuchar una canción, leer un libro, crear algo, sentir la brisa, mirar el atardecer, y en vivir con amor y gratitud; y depende, únicamente, de la decisión que yo tome, cada día, de ser feliz.
PARA CONECTARNOS CON NUESTRA ESENCIA Y MÁXIMO POTENCIAL.
Nos quejábamos por el ritmo acelerado de la vida, porque no teníamos tiempo para nada y ahora la vida nos obligó a detenernos, regalándonos el tiempo para hacer lo pendiente, para analizar y replantear nuestra vida, para crear nuevos hábitos o ese nuevo proyecto, para compartir tiempo con nosotros mismos, encontrarnos con nuestros miedos, enfrentarlos y crecer, para volver a ser quienes en realidad somos y para sacar de adentro nuestro máximo potencial.
PARA DARNOS CUENTA DE QUE TODOS ESTAMOS CONECTADOS.
Estamos viendo el poder que tiene cada uno para impactar a otras personas y el que tenemos unidos para lograr los más grandes objetivos. El comportamiento de una sola persona puede contagiar o salvar a millones, y el de todos unidos puede ser el antídoto. Con tu aporte una familia podrá alimentarse durante esta cuarentena, y con el de muchos lograr que el país no tenga hambre. El Papa Francisco lo explicó en las mejores palabras, “Nadie se salva solo”.
PARA APRENDER A CONFIAR.
Estamos viviendo un momento de incertidumbre en el que no tenemos el control sobre lo que va pasar lo cual genera mucho miedo y ansiedad. La única manera de liberarnos de ese miedo es aceptar la incertidumbre y confiar, permitiendo que la vida fluya.
Finalmente, he escuchado a muchas personas decir cuando esto acabe voy a hacer esto y lo otro. Sin embargo, la oportunidad es AHORA para poner en práctica todos estos aprendizajes, solo tenemos este momento. Por eso los invito desde ya a atender el campanazo y sanar la enfermedad del mundo desde nuestros corazones. Conéctate con tu esencia y máximo potencial, valora lo que tienes, enfrenta tus miedos, sé solidario, entendiendo que solo unidos podemos combatir esta y cuantas pandemias lleguen en el futuro, y confía, pero sobre todo date la oportunidad, cada día, de elegir ser feliz. Y por favor, quédate en casa.