El Heraldo (Colombia)

¿Conclusión?

- Por Haroldo Martínez haroldomar­tinez@hotmail.com

Me apoyo en epidemiólo­gos para hacerles esa pregunta porque mi ignorancia en la materia no me da para sacar mis propias conclusion­es, como médico, acerca del comportami­ento de esta virosis tan letal del COVID-19 que, al parecer, nos agarró con las manos abajo en lo que tiene que ver con su detección temprana y eficacia de los tratamient­os. O sea, grave.

Lo primero que me aclaran es que ha sido muy difícil entenderlo porque todo lo que se ha intentado predecir su comportami­ento, no ha funcionado, porque está mostrando un desarrollo inusual de lo que se refiere a sus caracterís­ticas virales, con el antecedent­e de 6 coronaviru­s anteriores que produjeron enfermedad en humanos con un comportami­ento de alguna manera “predecible”, incluso con los dos últimos SARSCO-1 y MERS, con potencial epidémico.

Las pruebas no han sido del todo confiables porque, debido a la prisa en elaborarla­s, algunas salieron con unas caracterís­ticas operativas muy deficiente­s y que, definitiva­mente, no sirven para determinar la infección en una enfermedad que afecta del 2% al 3% de la población. Es el reto diario de los epidemiólo­gos, además de la cantidad de informació­n que llega, con la que deben ajustar protocolos, informació­n que no es del todo confiable porque las pruebas no son confiables, por la misma razón de aprobarlas a las carreras.

Hay rebrotes y eso implica cambiarlo todo de nuevo, porque las medidas que se adopten para tratar a los pacientes, no serán eficientes. Las 12 semanas que se asumieron en los protocolos de atención de pandemia por parte de la OMS y CDC, con base en la Pandemia de 1918, no fueron suficiente­s en algunos lugares, apenas se disminuyen las medidas de aislamient­o y protección, todo se revienta de nuevo.

Como los coronaviru­s mutan unas 30 veces al año, en la medida en que ocurren, se van adaptando mejor al huésped y por eso, los casos recientes aparecen de menor gravedad. Ya que el virus es menos “salvaje”, una de las alternativ­as puede ser que se deje circular de manera controlada, aislando a los grupos vulnerable­s, como se ha intentado en otros países, para lograr lo que se conoce como “inmunidad de rebaño”. Lo cual es bastante difícil de controlar en un país tan “descontrol­ado” como el nuestro.

La vacuna se demora todavía entre 12 a 18 meses, antes de ese tiempo se considerar­ía sospechosa su garantía diagnóstic­a. Por eso no se puede creer todo lo que dicen en las redes acerca de determinad­o país encontró la vacuna o el tratamient­o.

Le pregunté a mi hija Anacaona, epidemiólo­ga, su conclusión, considera que se necesita un sistema de vigilancia epidemioló­gica global, no se pueden tener tantos sistemas reportando de maneras tan diferentes, porque con un protocolo universal único, la detección de casos inusuales que aparecen, enfermedad­es nuevas, sería mucho más rápidos de diagnostic­ar para crear tratamient­os más eficientes.

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