¿Qué sigue con la COVID-19?
El SARS-COV2 que produce la enfermedad COVID-19, permanece en casi todos los países adonde llegó para quedarse, dependiendo de factores propios del virus, y su capacidad de infectar células humanas.
Por parte del virus, tenemos la posibilidad como se dio en otros SARS, que este por ser un mutante, es decir, no es el virus original, es defectuoso y se agote su capacidad de replicación, por sí solo, o no encuentre a quien infectar, para lo cual se establecen las medidas de aislamiento o cuarentenas. En duda, cómo influyen los cambios en el medio ambiente, calor o frío, no sabemos si para bien o para mal, similarmente importantes, tratamientos medicamentosos que in vitro, es decir, en el laboratorio, se han demostrado que acaban con el virus, incluyendo la terapia con plasma de convalecientes y/o sus derivados.
Son importantes los casos en personas con factores de riesgo, mayores de edad, en tratamiento para cáncer, o recibiendo, inmunosupresores o drogas, que reducen las defensas, pero también hay riesgo en adultos jóvenes y niños.
Aunque el comportamiento de la población es definitivo, para la evolución del Coronavirus, las costumbres y recomendaciones de cambios de actitud y comportamiento, difíciles de conseguir, y su implementación, no han mostrado mejores resultados contra el incumplimiento, no solo por indisciplina, si no por necesidad e ignorancia.
Afortunadamente, el virus se puede acabar por sí solo, como se dio con los anteriores SARS, si no tiene sitio donde vivir, es decir, si no nos contagiamos, o al encontrar una población inmune, al cumplir con las medidas y protocolos en forma estricta, lavado de manos, uso del alcohol glicerinado, formas de estornudo, tos, uso adecuado de mascarillas, y el distanciamiento social, ley del todo o nada, si queda uno infectado, no lo lograremos.
Pero al lado de la infección por coronavirus, esta la muerte por otras enfermedades ya existentes y conocidas, las del corazón, pulmonares, otras infecciones como el dengue, y otras más. Como ya está sucediendo en numerosos países, incluyen desarrollados, la falta de una buena alimentación, o la desnutrición, aumentan la mortalidad general.
La decisión del gobierno de reiniciar algunas actividades, es seria y arriesgada, porque significa aumento de los contagios, como ha sucedido en otros países, pero a la vez necesaria, siempre y cuando, se respeten las medidas sanitarias conocidas y el distanciamiento social.
"Me preocupa saber cómo sobreviviremos si no podemos trabajar", dice una mujer, con el temor a la pandemia, y tiene razón, la vida improductiva puede acabar más rápido con la gente de bajos recursos, que el mismo coronavirus, y por eso hay que mitigar el hambre y las condiciones de vida, para poder mitigar el coronavirus.
Sin embargo, si no cambiamos nuestro comportamiento, y todavía la gente sigue con noticias falsas, documentos, videos, y demás acciones criminales, negando una epidemia evidente y sus consecuencias, estas personas deberían dejarse infectar, para que prueben lo que ya es cierto sufriendo sus consecuencias, pero no infecten a los demás, y respeten lo que ya ha sido demostrado hasta la saciedad.
Lo importante es tomar conciencia del problema, y empoderarse con las medidas que ya sabemos que sirven en cuarentena, o sin ella. Las medidas sanitarias de distanciamiento son obligatorias y necesarias, para lograr vencer el virus, que por ignorancia e irresponsabilidad de muchos, sigue creciendo, en una civilización con muchos recursos para controlarlo.