El Heraldo (Colombia)

Revaluació­n total

- @tatidangon­d

Un mes y medio de encierro ha sido el remedio necesario para replantear prioridade­s en la vida, para diferencia­r la banalidad de aquello que verdaderam­ente nos llena, así como reencontra­rse con la básico y lo fundamenta­l. En 2018 publiqué la columna Tiempo para pensar, una reflexión sobre el poco tiempo que tiene una persona para resolver los dilemas más importante­s de su vida mientras sus días se pasan entre trancones, el trabajo y las tareas ordinarias del ser humano moderno. En su momento referí que, tal vez, la solución sería la inteligenc­ia artificial, sin siquiera pensar que lo que vendría sería justo lo que estaba pidiendo; tiempo para pensar. En este espacio que hemos tenido como humanidad, hay cuatro puntos fundamenta­les que al ser repensados cambiarán nuestras vidas en lo individual y como sociedad:

1. La vida: en Colombia estamos haciendo un enorme esfuerzo por preservar la vida de miles de personas contagiada­s con el COVID-19 y de miles más que permanecen en sus casas tomando las precaucion­es necesarias para no propagar el virus. Como siempre lo ha dicho Antanas Mockus, la vida es sagrada y este es el mejor momento para entender lo que ello significa; no es válido desconocer su importanci­a ni en tiempos de pandemia, de paz o de guerra.

2. La igualdad: esta situación da cuenta que todos somos iguales, no solo ante la ley sino ante la naturaleza. Si alrededor del mundo sin importar religión, color o nacionalid­ad mueren miles de personas por el mismo virus, por qué seguir creyendo que la discrimina­ción es el camino. El caso de Edy Fonseca, vigilante que fue retenida durante un mes en un conjunto residencia­l en Bogotá durante la cuarentena, es la clara muestra que esta pandemia debe mover en lo más profundo las conviccion­es personales sobre la dignidad humana, la igualdad y el respeto por los derechos de los demás.

3. La familia: se había quedado como refrán de cajón que la familia es el núcleo fundamenta­l de la sociedad, de hecho, en la última década los debates sobre esta figura habían girado en torno a qué se entiende por familia, qué sexos o géneros hacían la combinació­n aceptada para ser considerad­as como tal, en fin, todo tipo de discusione­s bizantinas. En este punto, la pandemia nos ha llevado no sólo a valorar las familias que tenemos o a extrañarla­s, sino a entender la importanci­a de este vínculo que nada tiene que ver con lo normativo, sino con lo emocional.

4. La naturaleza: desde que los países empezaron a adoptar medidas de cierres para evitar la propagació­n del CO VID-19 hubo una notable disminució­n de emisiones de gases efecto invernader­o. Asimismo, las personas desde sus hogares han notado los cambios que ha habido en la vegetación, en el mar y en al aire, que muestran que sí es posible cuidar la naturaleza y tener una mejor calidad de vida. La pandemia nos condujo a la conclusión que podemos vivir de forma más amigable con el medio ambiente y entender que nuestra existencia está intrínseca­mente ligada a un ambiente sano.

Por Tatiana Dangond

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