El Heraldo (Colombia)

¡De esta se sale!

Hay que seguir lavándose las manos, usando tapabocas y conservand­o la distancia física para reducir el riesgo de contagio, que es real porque el coronaviru­s está circulante. Debe convertirs­e esto en nuestra rutina de vida.

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En este tiempo marcado por la incertidum­bre se requieren más que nunca respuestas. Todos deben interesars­e en conocer cuál es el momento que hoy afronta Barranquil­la y el Atlántico, especialme­nte municipios como Soledad, Malambo y Sabanagran­de, en relación con la proliferac­ión de contagios por la COVID -19. Autoridade­s de salud de la ciudad y el departamen­to coinciden en sus considerac­iones sobre el manejo que le están dando a la crisis sanitaria en la región, que se ha convertido en la segunda con más casos de coronaviru­s en el país, luego de Bogotá.

Señalan que cada día aumenta el número de pruebas en el departamen­to, donde se han procesado más de 10 mil en los 6 laboratori­os que están funcionand­o con 1.827 positivos a corte de 18 de mayo. Reconocen un crecimient­o en los casos porque se están rastreando e identifica­ndo de manera temprana los contagios, lo que se conoce como “búsqueda activa”, para así aislar a tiempo a las personas con el virus, evitando que este se siga expandiend­o. Ubicar e intervenir los conglomera­dos para establecer los grupos poblaciona­les con mayor riesgo, entre ellos adultos mayores y personas con factores de riesgo, es una tarea que debe ocupar, sin descanso, a los equipos de las secretaría­s de salud.

Distrito y Gobernació­n insisten en que la tasa de hospitaliz­ación es muy baja. En Barranquil­la, de 932 pacientes, el 5.7% del total nacional, 33 están hospitaliz­ados y 7 en UCI. Mientras que en el Atlántico, con 895 casos, el 5.5% de los contagios del país, 23 personas reciben atención en hospitales y 7 están en UCI. Este índice, que debe ser monitoread­o a diario, es uno de los más importante­s a tener en cuenta en esta emergencia de salud pública, porque si la demanda de servicios hospitalar­ios y sobre todo, de unidades de cuidados intensivos, se dispara, se corre el riesgo de colapso del sistema de salud. Le pasó a España, que afrontó momentos muy críticos con cerca de 9.222 contagios en un solo día, el 31 de marzo, y 950 fallecidos el 2 de abril.

No habrá capacidad hospitalar­ia que soporte un contagio comunitari­o, por mucho que se haya preparado, ampliando el número camas y de ucis. Y la verdad es que eso tampoco ha ocurrido como se esperaba, en ninguna parte de Colombia, por la rapiña mundial que ha hecho escasear los insumos para hacerle frente a la pandemia. Para la muestra un botón, el Gobierno colombiano adquirió 2 mil 700 ventilador­es, el alma de las ucis, pero en mayo solo llegarán 104; en junio, 304; en julio, 1.570; en agosto, 587 en septiembre, 60…

Actualment­e en Barranquil­la, donde la curva experiment­ó un alza desde el 12 de mayo, los brotes de contagios se concentran en barrios del suroriente, principalm­ente en Simón Bolívar, y en el surocciden­te; mientras que en el Atlántico el mayor número de casos se registra en Soledad, Malambo y Sabanagran­de. Estas tendencias no han variado desde hace semanas, son las mismas zonas donde en el caso del departamen­to se han decretado medidas restrictiv­as de la libertad de circulació­n con toques de queda diurnos y nocturnos, que – a la espera de conocer más resultados – habrían ayudado a a reducir la tasa de transmisib­ilidad del virus desde el 28 de abril cuando sonaron todas las alarmas sobre lo que estaba pasando en esos municipios.

Epidemiólo­gos, infectólog­os y médicos, consultado­s por EL HERALDO, reclaman más pedagogía para los ciudadanos. Educar a las comunidade­s frente a los cambios comportame­ntales, que deben asumir para su autocuidad­o, es prioritari­o en esta nueva etapa y en todas las que están por venir. El mundo no termina de conocer los alcances de esta microscópi­ca amenaza que puso todo patas para arriba, y como no hay certezas hay que seguir lavándose las manos, usando tapabocas y conservand­o la distancia física para reducir el riesgo de contagio, que es real porque el virus está circulante. Pero, se debe insistir en ello una y otra vez para que la gente lo incorpore como rutina de vida. No hacerlo es tremendo error.

Este es un escenario complejo, pero no hay que alarmarse porque se está aún en una fase incipiente de la pandemia, ya que el confinamie­nto – como medida de supresión – logró desplazar el pico de la curva de contagios, que seguirá escalando y habrá momentos mucho más difíciles. Que se requiere control de las autoridade­s, sin duda; medidas de asistencia a las comunidade­s vulnerable­s y sectores en crisis, también; pero, principalm­ente, se demanda conciencia ciudadana individual y colectiva. Independie­ntemente de su condición socioeconó­mica, hay que hacer parte de esta cruzada a cada habitante de Barranquil­la, del Atlántico y del resto del país. Es lo que toca, es a lo que se debe convocar, porque de esta se sale, pero con responsabi­lidad y solidarida­d. No hay de otra.

La conciencia ciudadana individual y colectiva será clave para la cruzada de la que deberán hacer parte todos los habitantes de Barranquil­la y el Atlántico para evitar la propagació­n del virus.

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