Nuevos tiempos, nuevos retos
Los alcaldes serán los encargados de ir valorando los indicadores de contagio, hospitalización y letalidad para la apertura gradual de las actividades comerciales.
Se extendió la cuarentena, era lo previsible. En este inquebrantable propósito colectivo de salvar vidas, hay que perseverar en la aplicación de medidas destinadas a mantener bajo control la expansión del virus para reducir todo lo que sea posible su impacto, que ha sumado en tan solo una semana más de 4 mil nuevos casos en el país y 620 en el Atlántico, donde se corre el riesgo de un contagio masivo.
En esta coyuntura de aumento de la curva, que apenas alcanzaría su pico en la segunda o tercera semana de junio, de acuerdo con las proyecciones de las autoridades de salud, se deben acoger las recomendaciones de los expertos, que están analizando los indicadores de riesgo, para evitar un crecimiento exponencial de los contagios, el colapso del sistema de salud y el fallecimiento de más personas. Primero está la vida y eso no tiene discusión.
Tampoco la tiene la ovación cerrada, que se debe pedir, para todos aquellos que han guardado el aislamiento obligatorio a lo largo de estos casi dos meses de encierro, y a quienes tendrán que seguir haciéndolo durante las próximas semanas, como los adultos mayores y personas con factores de riesgo. La resistencia, tenacidad y paciencia de estos compatriotas, que en un titánico esfuerzo de responsabilidad ciudadana han tenido que adaptarse a una exigente vida que trascurre de puertas para adentro de sus hogares, son las que han permitido ralentizar la famosa curva dando la posibilidad a la reapertura de los sectores productivos. No hay que esperar que todo esto acabe para agradecerles su aporte para enfrentar la crisis. Aplausos infinitos porque su comprensible agotamiento, producto de la situación límite en la que se encuentran, merece ser reconocido.
Lo que se viene será muy exigente para quienes se reintegren a las actividades productivas habilitadas, de manera gradual, a partir del 1 de junio en la nueva fase de la extendida emergencia sanitaria, el Aislamiento Inteligente. La llave de esta apertura la tendrán los alcaldes que deberán ir valorando indicadores claves como la tasa de contagio, hospitalizaciones y letalidad. No se trata de abrir a la topa tolondra para que el asunto se salga de madre. Hay que asegurar que los sectores que se reactiven como el comercio al por menor, peluquerías, museos, bibliotecas, lo que queda de la industria y los centros comerciales, sobre todo estos últimos, cumplan con todas las medidas de protección sanitaria y el control de aforo que no podrá superar el 30% de su capacidad. Es lo ideal, pero si esto no se logra, no hay que correr riesgos y los alcaldes no deberán dudar ni por un segundo en volver a cerrar.
En Barranquilla se están dando pasos importantes. Los comerciantes del Centro están haciendo la tarea y ya almacenes y negocios del Paseo Bolívar cuentan con un sello de bioseguridad que los distingue en el cumplimiento de una serie de protocolos sanitarios, que están siendo verificados por el Distrito, y que apuntan a garantizar la protección de sus clientes y empleados. Su absoluto compromiso en la observancia rigurosa de estas normas facilitará su proceso de reapertura y permitirá que el sector comience a operar recuperando empleos.
La capacitación, a cargo del Distrito y la Universidad Simón Bolívar, para más de 40 mil trabajadores informales, pequeños empresarios e independientes, también es un componente clave en el reinicio gradual de labores de estos microsectores, que tienen que repensarse para ser capaces de respetar las prácticas sanitarias, las medidas preventivas y el distanciamiento social. El reto, según lo que han anunciado las autoridades locales, es ayudarlos a cambiar la manera cómo han venido trabajando para que sea más seguro. Si lo logran, ¡chapeau! Es el momento de los grandes cambios.
Otro gran desafío, cuando todos estos ciudadanos salgan a la calle, será ofrecer transporte seguro para ellos, obrando con responsabilidad en el manejo de rutas, frecuencias y número de buses. La oferta debe ser consecuente con la demanda guardando el cupo permitido, lo cual es una encrucijada teniendo en cuenta la crisis financiera que atraviesan los sistemas de transporte masivo.
Reforzar la disciplina y responsabilidad individual y colectiva de los que se quedan en casa y de los que están a punto de salir. Es la lección que hay que aprender para vencer al virus.
Lo que se viene será muy exigente para quienes se reintegren a las actividades productivas habilitadas, de manera gradual, a partir del 1 de junio en la nueva fase de la extendida emergencia sanitaria, el Aislamiento Inteligente.