La doble moral del gobierno frente a las víctimas
La verdadera reconciliación del país pasa primero por entender lo que ha sucedido en este conflicto y por conocer la verdad desde todos los actores y, a partir de ahí, poder construir una memoria histórica que nos permita tener claro qué camino no debemos volver a recorrer, y de qué forma podemos respetar y resarcir económica y simbólicamente a nuestras víctimas; es ese el deber ser, pero en Colombia lo que está sucediendo es completamente lo contrario. A partir del nombramiento de Jorge Tovar como director de víctimas en el Ministerio del Interior, hemos visto un gobierno que se rasga las vestiduras hablando de un acto simbólico de reconciliación y a favor de las víctimas; pero si realmente este gobierno creyera en eso no sabotearía la construcción de memoria, la justicia y la participación política de las víctimas, aquí tres ejemplos: Primero, este gobierno se ha ido lanza en ristre contra la Jurisdicción Especial para la Paz , entidad que busca por medio de una justicia restaurativa conocer la verdad frente a los hechos del conflicto con el fin de resarcir las víctimas; ahora bien, es cierto que pasa el tiempo y no vemos las primeras sentencias, situación que va generando un sin sabor en la opinión pública, pero las gotas de verdad que se han filtrado de las audiencias ya han hecho estremecer al país, como por ejemplo las confesiones frente al modus operandi de los falsos positivos; es claro que los que más atacan a la JEP son quienes no quieren que esas verdades salgan a luz y siguen intentando por todos los medios silenciarla. Segundo, el Centro de Memoria Histórica es una entidad diseñada para salvaguardar la memoria de un conflicto armado que ha dejado más de 261 mil víctimas tras más de 4200 masacres y 7 millones de desplazados, lo cual lo convierte en uno de los conflictos de más alta intensidad a nivel mundial; teniendo en cuenta este contexto es inaudito como el gobierno pone en la dirección del CNMH a Darío Acevedo, quien tranquilamente cuestiona la existencia del conflicto armado siguiendo las tesis del uribismo de que acá no hubo conflicto sino una amenaza terrorista; El papel de Acevedo entorpece el proceso de construcción de memoria debido a que diferentes organizaciones de víctimas decidieron retirar la documentación que tenían en el CNMH. Tercero, las curules de las víctimas que habían sido un logro de la negociación de La Habana y que eran para víctimas, fueran estas de las guerrillas, de los paramilitares o del Estado, son espacios que el gobierno también ha saboteado, actuando con doble moral pues hablan de reconciliación solo cuando les conviene. Si realmente este gobierno quisiera avanzar en la reconciliación y en el trabajo con las víctimas podría apoyar la JEP, destituir a Darío Acevedo del Centro de Memoria Histórica, otorgar las curules del congreso que son de las víctimas y, para el caso del ministerio del interior, designar a una víctima directa para que trabaje allí. Si el Estado y el gobierno es el primero que irrespeta las víctimas y las utiliza políticamente, cómo podremos realmente llegar algún día a la reconciliación como país. Es hora de dejar la doble moral y por fin respetar a las víctimas.