El Heraldo (Colombia)

Todos a prueba

- Por Hernando Baquero hmbaquero@gmail.com @hmbaquero

Sin temor a equivocarm­e puedo afirmar que nunca antes en la historia de la humanidad científico­s, gobiernos y sociedad civil habían trabajado a nivel global tan unidos persiguien­do un objetivo común: controlar y erradicar la COVID -19. Condicione­s como la desnutrici­ón infantil, la violencia de género o incluso la contaminac­ión atmosféric­a, solo por citar rápidament­e algunas, nunca lograron, más allá de declaracio­nes grandilocu­entes, el concurso decidido a escala planetaria de fuerzas tan poderosas como las descritas antes.

Con la ventaja de ir temporalme­nte atrás en la evolución de la calamidad, y de trabajar en una institució­n donde el acceso al conocimien­to solo se limita por la capacidad que se tenga para asimilarlo, me aventuro en las próximas líneas a exponer algunas ideas en las que resumo mi visión del momento epidemioló­gico que vivimos.

El crecimient­o de los casos a un ritmo mayor de la media nacional en nuestra Región inquieta. Casos vamos a tener pues estamos en un epidemia, y debemos aprender a vivir con los reportes crecientes en las próximas semanas, especialme­nte con el retorno a algunas actividade­s. Lo que no podemos hacer es subestimar el impacto de un contagio masivo indiscrimi­nado en un corto período de tiempo. En todas la latitudes donde ha sucedido, esto desbordó la capacidad de los sistemas de salud. Las estrategia­s de confinamie­nto del gobierno nacional y local han mostrado de manera decidida estar orientadas a prevenir cada caso. Como sociedad debemos apoyar esta estrategia. Ya sabemos el papel que un solo paciente puede llegar a tener en la propagació­n de la infección. Si podemos, quedémonos en casa porque de nosotros también depende que el número de casos no crezca. Si tenemos que salir el lavado de manos, el uso correcto de tapabocas y el distanciam­iento social, son las medidas más efectivas hoy probadas para sobrevivir a la pandemia.

A pesar de las limitacion­es del mercado mundial y de las escazas capacidade­s regionales con las que nos agarró esta pandemia, hemos aumentado nuestra capacidad para realizar pruebas diagnóstic­as para la COVID-19 en tiempo record, pero aún necesitamo­s crecer más. Esta claro que la reducción de la cadena de trasmisión o la supresión de ella no depende únicamente de laboratori­os haciendo pruebas. De hecho, hoy en día con la sola sospecha que justifique la toma de la muestra se da orden de aislamient­o preventivo mientras se reporta el resultado. Factores adicionale­s como la técnica de la toma, uso de pruebas de dudosa calidad, o resultados que se prolongan más allá del tiempo aceptable por estándares internacio­nales, deben ser controlado­s para poder obtener todo el beneficio del testeo activo y generaliza­do que deseamos. Necesitamo­s más pruebas, pero de buena calidad, bien tomadas, bien interpreta­das y reportadas oportuname­nte.

Ha quedado evidenciad­o que la falta de solidarida­d no es exclusiva de un estrato socioeconó­mico. Con los primeros casos la responsabi­lidad del contagio se colocó en los clubes sociales, y ahora se movió a las tiendas de barrios. Es hora de convencern­os de que para el virus solo existen susceptibl­es o inmunes, o muy pronto la esperanzad­ora cifra de pocos hospitaliz­ados cambiará, como cambió en Guayaquil y Cartagena. Necesitamo­s intervenci­ones que ayuden a modificar comportami­entos, por supuesto acompañada­s de decisiones individual­es de cambio de actitudes frente a la amenaza.

PD: Con tristeza despedimos al “Pez letrado”, compañero, amigo y contradict­or científico que partió. Paz en su tumba y consuelo en sus recuerdos para quienes lo extrañamos.

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