El Heraldo (Colombia)

Un desafortun­ado titular

- Por Marcela García Caballero

Esta es la historia de cómo un titular casi acaba con una empresa de más de 35 años. Esta es la historia de cómo algunos errores de medios de comunicaci­ón casi manchan la reputación de una persona. Esta es la historia de cómo un caso de desinforma­ción hizo que a mí y a mi familia nos inundaran de insultos, de odio y de graves amenazas.

Pero como sé que hay muchos de ustedes que quizás hasta este momento no saben de qué les estoy hablando, primero voy a comenzar contándole­s qué sucedió. Sin pelos en la lengua, como me gusta decir las cosas a mí.

Mi prometido, Sergio Andrés Chams, tiene en Barranquil­la un gimnasio donde se entrenan boxeadores de talla internacio­nal. A pesar de que puede ser utilizado por cualquiera que quiera entrenar, la verdadera misión de ‘Cuadriláte­ro’, desde su creación en 1985, ha sido la de impulsar y formar deportista­s de alto nivel, y durante años muchas glorias le ha dado al país. Es por esta razón, que dentro de las instalacio­nes viven los boxeadores, pues ahí se concentran para las peleas tanto nacionales como en el exterior, y ahí se forman para luchar por su futuro.

Sin embargo, cuando el gobierno nacional decretó la cuarentena, Sergio le pidió a todos los boxeadores que volvieran a sus hogares, y así poder cerrar las puertas del lugar sin ningún problema. Pero aunque la idea era que se fueran todos a sus casas, hubo cuatro de ellos que se le acercaron y le pidieron que les permitiera pasar la cuarentena ahí, ya que no tenían para dónde más coger.

Accedió y decidió confiar en ellos. Y aunque por ocho semanas no tuvo ninguna queja, el pasado domingo, todo cambió. Sergio y yo nos despertamo­s con unas imágenes espantosas de dos gatos muertos, que aparenteme­nte involucrab­an a uno de los boxeadores y su gimnasio. Acto seguido, Sergio hizo lo que cualquier persona responsabl­e haría, llamó a las autoridade­s y los expulsó por completo de la organizaci­ón. Todo parecía bajo control, pues había hecho todo lo que estaba en sus manos.

Sin embargo, a los pocos minutos, varios medios de comunicaci­ón titularon la noticia diciendo que había una polémica por ‘matadero dónde utilizaban gatos y perros como sacos de boxeo’, y el mundo explotó. Esa no era la denuncia oficial que habían hecho los testigos del barrio, eso no era lo que decían las autoridade­s, pues el tema fueron unas acciones terribles e individual­es de aparenteme­nte unas personas contra dos gatos. Lo más triste de todo, es que cuando llamábamos a pedir que rectificar­an, ya que eso era informació­n falsa, muchos alegaban que ‘había una cuenta en Instagram que lo decía’.

Y fue así como, en menos de una hora, Sergio y su negocio se fueron convirtien­do en un hervidero de delincuent­es y depravados ante los ojos de la opinión pública. Y aunque algunos medios rectificar­on su informació­n, el daño ya estaba hecho.

Gracias a esto, Sergio, mi familia y yo hemos sido víctimas de duras amenazas e insultos inhumanos. Gracias a que se trató el tema con tanta ligereza, mis amigos en México (hasta dónde llegó la noticia en medios), llegaron a pensar que mi futuro esposo era un psicópata. Gracias a un ‘Fake News’ perdimos la tranquilid­ad de la que gozábamos.

Yo solo espero que esto no vuelva a suceder en la vida, pues nadie merece ser culpado de lo que es inocente.

Nota editorial: EL HERALDO respeta la opinión de la columnista y su derecho a la libre expresión. Sin embargo, precisa que nunca, ni en la edición impresa ni en las plataforma­s digitales del diario, empleó el titular al que hace mención, ‘matadero dónde utilizaban gatos y perros como sacos de boxeo’. El caso, que fue inicialmen­te conocido por la Policía, está hoy en manos del Grupo Gelma de la Fiscalía General de la Nación, que determinar­á la veracidad de los hechos señalados por organizaci­ones animalista­s y ciudadanos que los denunciaro­n a EL HERALDO.

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