El Heraldo (Colombia)

Salvar el transporte intermunic­ipal

Las empresas estiman sus pérdidas en 7 mil millones de pesos por la parálisis del 97% de sus operacione­s. La situación se agravará si la suspensión del servicio se mantiene en junio.

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Aseguran que nada se resolverá y su quiebra será inminente si reinician labores con la capacidad de los buses a la mitad porque sus ingresos serán mínimos; así que le piden al Gobierno que subsidie una parte de la tarifa.

Una grave crisis social y económica afrontan las 537 empresas de transporte intermunic­ipal de pasajeros del país por cuenta de la pandemia de coronaviru­s. Desde hace más de dos meses, cuando inició la cuarentena y para garantizar el aislamient­o preventivo obligatori­o de los ciudadanos, el Gobierno decretó la suspensión de sus operacione­s, garantizan­do solo la prestación de mínimos servicios de transporte, entre ellos el público, el de carga y almacenami­ento y los vuelos humanitari­os y de mercancías.

En Colombia, se estima que un millón de familias vive de lo que produce esta actividad, que genera 125 mil empleos directos y 600 mil indirectos. La fuerte crisis golpea a todos los eslabones de esta importante cadena productiva de la economía nacional, que incluye a las terminales de transporte, a quienes importan los equipos para los vehículos y los comerciali­zan, hasta los mecánicos o latoneros encargados de su mantenimie­nto, pasando por los trabajador­es de los lavaderos y de restaurant­es. Con los buses quietos en los parqueader­os de todo el país, 70 mil conductore­s están hoy de brazos cruzados y con el contrato suspendido por decisión de las empresas transporta­doras que no tienen cómo pagarles porque su generación de recursos depende del quehacer diario. Adicionalm­ente, unos 50 mil pequeños propietari­os podrían perder sus automotore­s debido a que ya empezaron a colgarse con las cuotas del crédito.

La situación arrincona cada vez más a este gremio que estima pérdidas diarias de 7 mil millones de pesos por la parálisis del 97% de sus operacione­s. Por eso, advierte que si esta se prolonga durante junio, como ya lo anticipó el presidente Iván Duque, no tendrá más remedio que terminar los contratos de sus empleados y ordenar despidos masivos. Antes de llegar a ese escenario tan complejo, del que podría ser muy difícil salir en un corto plazo, sus dirigentes le piden al jefe de Estado reconsider­ar su decisión y proponen una reactivaci­ón inmediata de su actividad a partir del 1 de junio.

Dicen estar listos para volver a rodar por las carreteras nacionales de forma segura, aplicando protocolos de biosegurid­ad y garantizan­do el distanciam­iento social. Su iniciativa también plantea una serie de peticiones para hacerle frente a la profunda crisis financiera a la que los condujo la emergencia sanitaria por la COVID-19. Aseguran que nada se resolverá y su quiebra será inminente si reinician labores con la capacidad de los buses a la mitad porque sus ingresos serán mínimos; así que le piden al Gobierno colombiano que subsidie una parte de la tarifa. También este sector aspira a obtener una reducción en el precio del combustibl­e y de los peajes, un acuerdo con la banca privada para que otorgue un período de gracia a los créditos de las empresas y una línea exclusiva con Bancoldex, entre otros temas.

La ministra de Transporte, Ángela María Orozco, que ya conoce las demandas de los transporta­dores, se mostró dispuesta a diligencia­rlas y a buscar, además, rebajas en el pago del SOAT, exoneració­n del cobro del IVA a proveedore­s de repuestos, equipos y suministro­s de la cadena de transporte, así como a gestionar la aprobación del anticipo del pago de Retefuente. Sin embargo, los representa­ntes del sector esperan respuestas más concretas y en lo posible, inmediatas porque su crisis se agrava con el paso de los días. En esta coyuntura en la que los efectos de la pandemia tienden a agudizarse por su prolongaci­ón en el tiempo, se debe dar un paso decisivo para alivianar la situación de los transporta­dores intermunic­ipales, un sector clave que no se puede dejar solo. Ellos son los que conectan a Colombia vía terrestre y movilizan 550 millones de pasajeros al año, 14 veces más usuarios que los que mueve el transporte aéreo en ese mismo lapso. Vale la pena tenerlo en cuenta.

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