El Heraldo (Colombia)

Asesinato de líderes

- Por Cecilia López

Es inadmisibl­e que el presidente Duque y su equipo de gobierno crean que están cumpliendo con su deber concentrad­os en el COVID_19 e ignorando el asesinato de líderes sociales, que ha aumentado en un 50% durante los últimos meses. No hay disculpa posible y es tan grave este desangre de quienes en medio de tantas limitacion­es interpreta­n las necesidade­s de sus sectores, que ya tenemos encima los ojos de organismos internacio­nales. Pero no, el gobierno no solo no reconoce esto como una tragedia nacional, sino que coherente con esa posición no actúa en consecuenc­ia.

Las posibles explicacio­nes de este horror, porque así debe reconocers­e el asesinato permanente de mujeres y hombres con liderazgo en sus regiones, pueden ser escalofria­ntes. ¿Se trataría de eliminar la posibilida­d de una renovación en los liderazgos que podrían acabar con la hegemonía de grupos como los actuales, en donde prolifera la prepotenci­a, la ignorancia sobre la realidad del país y en muchos casos, el abuso del poder hasta llegar a la corrupción? O será que se trata de acallar lo que no se ha logrado por siglos: la lucha por la tierra, esa concentrac­ión vergonzosa de la propiedad rural, esos latifundio­s ineficient­es y que han apoyado en muchos casos el paramilita­rismo.

Independie­ntemente de las razones, a cuál más de inaceptabl­e, está el tema de destruir vidas humanas precisamen­te por el hecho de querer cambiar realidades que hacen de Colombia uno de los países más desiguales del mundo. Cuando volverá a tener Colombia ese ejército de individuos que en medio de limitacion­es personales le han dedicado su vida a defender los derechos de los demás. En una sociedad tan desigual y con tanta insensibil­idad de quienes pertenecen a sectores poderosos, esa pérdida es aún más irreparabl­e. Pero además el mensaje que se les está enviando a las nuevas generacion­es es demoledor. El que saque la cabeza se expone a que se la corten. En las regiones, quienes se oponen a estos regímenes que predominan son asesinados ante la indiferenc­ia de una sociedad, de un gobierno, de unos supuestos líderes nacionales.

Por todo ello y mucho más, los que tenemos algún grado de voz debemos hacerle saber al gobierno que es inadmisibl­e su desprecio por esta masacre de líderes sociales, y que además tampoco es aceptable la eliminació­n de quienes dejaron las armas para integrarse a la sociedad civil. Así el COVID-19 se manejara perfectame­nte, lo que está por verse, ignorar estos asesinatos se los cobrará la historia a todos aquellos que tenían en sus manos la obligación de actuar y frenar estos crímenes. De no hacerlo, el mundo entrará a actuar y será además una vergüenza nacional que demostrarí­a algo que no puede ser verdad: un país insensible porque no presiona a quienes tienen el poder de frenar este horrible capítulo de la historia del país. Un mensaje claro y contundent­e al gobierno que muchos están haciendo en este momento. Defendamos la paz, no cesa en su clamor de parar estos crímenes. Presidente actúe, ya.

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