Supersalud alerta por inconsistencias en la ocupación de camas UCI
Según el superintendente, Minsalud reportó 279 camas ocupadas con pacientes COVID-19 y en el informe de la ‘Super’ aparecen 169 llenas.
Según un informe de la Superintendencia de Salud se estarían presentando inconsistencias en las cifras reportadas por el Ministerio de Salud sobre la ocupación de unidades de cuidados intensivos (UCI) en el país.
De acuerdo con el superintendente, Fabio Aristizábal, el Ministerio de Salud reportó 279 camas ocupadas con pacientes COVID-19 y en el informe que ellos adelantan aparecen 169 camas ocupadas.
“Es decir, hay 110 camas menos de las que tiene reportadas el ministerio, la desviación sería del 65%. Por eso estamos investigando qué está pasando, porque no están reportando la misma cifra, podría haber una presunta mala utilización de las UCI”, refirió.
El superintendente indicó que tales inconsistencias se detectaron después de hacer un estudio riguroso de cómo estaba la ocupación en cada territorio. “Nos preguntamos por qué hay información distinta, si se supone que deben reportar la misma cifra (tanto al Ministerio de Salud como a la Superintendencia), ya que tenemos la misma fuente de información. Esa es la primera alerta que hicimos”, explicó.
Aristizábal aclaró que esta investigación no pretende crear divisiones con las asociaciones de hospitales y clínicas. En este sentido detalló que fueron tres alertas las que motivaron la investigación que están adelantando para constatar el uso que le están dando a las UCI en el país.
El superintendente informó que ya hay un grupo especializado que realizará las visitas de inspección, las cuales ya comenzaron en Bogotá y, posteriormente, también visitarán otros departamentos, entre ellos, algunos de la Costa.
Manifestó que respalda el trabajo de los profesionales de la salud y que pide, en vez de distanciarse, que se pueda trabajar de manera conjunta con las entidades territoriales, las aseguradoras, IPS y EPS para prevenir que se presente alguna irregularidad.
“Tenemos pruebas, históricamente, de que facturaban pacientes fantasmas, atendían pacientes que estaban muertos, que entregaban mal los medicamentos. Tenemos documentadas 60 modalidades de malas prácticas. En un país donde ha ocurrido todo esto, hay que encender las alarmas cuando se presentan tales denuncias y eso implica que todas las instituciones nos tenemos que unir”, reiteró Aristizábal.
Por su parte, la Asociación Nacional de Profesionales de la Salud (Assosalud), rechazaron los “señalamientos indiscriminados y generalizados sin las debidas denuncias correctas y documentadas”.
Si bien no negaron que pudieran darse algunas prácticas fraudulentas, reiteraron que es necesario que tales denuncias se fundamenten con el nombre de las instituciones implicadas en tales irregularidades.
En este mismo sentido, el presidente de la Asociación Colombiana de Medicina Crítica y de Cuidado Intensivo (AMCI), José Luis Accini Mendoza, señaló que las declaraciones del ministro de Salud, Fernando Ruiz, sobre el mal uso de las UCI son “desafortunadas, generalistas e implícitas”.
“Son desafortunadas porque no se puede generar un manto de duda ni de incertidumbre mayor al que ya se tiene. Genera temor al paciente, que ya está preocupado por su vida, de que si entra a una UCI hay una persona que le hará daño dejándole más tiempo del que requiere en esta”, expresó.
En ese sentido, el médico internista e intensivista indicó que tales señalamientos “generalizados” traerán implicaciones como el hecho de que pacientes no quieran ir a los hospitales y ya lleguen cuando estén muy graves, poniendo en mayor riesgo su salud, pensando que hay alguien que cobrará más por tenerlos en una UCI.
“Esto es muy desafortunado y generalista. El ministro no debió decir que hay muchas instituciones en el país que están haciendo tales prácticas, ha debido especificar qué institución y en qué departamento se están presentando esas irregularidades”, reiteró.
El presidente de la AMCI dijo que a pesar de que el ministro de Salud ha dicho que tal anuncio no va en contra del especialista de UCI, “sí lo implica porque son ellos los que toman la decisión de ingreso y egreso del paciente”.
¿CÓMO SE DEFINE UN INGRESO?. El doctor Accini explicó que los intensivistas son los que reciben la solicitud de ingreso de un paciente, que habitualmente es remitido de los servicios de urgencia, a una UCI. Detalló que para el ingreso de este se tienen en cuenta unos consensos y estándares estipulados, tanto para pacientes COVID-19 como de otras enfermedades.
“Básicamente hay tres criterios generales: la gravedad del paciente, que se mide de manera objetiva por el daño de los órganos; la posibilidad de recuperación, ya que a pesar de que estén graves no todos pueden entrar a la UCI porque hay pacientes que se consideran irrecuperables teniendo en cuenta criterios científicos y éticos, y el tercer criterio es que el paciente y familiares decidan qué es lo que quieren, ya que es un acto plenamente humano y autónomo”, precisó el médico internista.
Aclaró que no existe ninguna diferenciación de criterios, procedimientos o metodologías para el ingreso y egreso de pacientes con COVID -19. Así mismo, refirió que debido a la pandemia se asume que hay mayor probabilidad, ya que hay más enfermos, de que estas unidades tengan mayor población de pacientes con COVID-19.
El doctor Accini precisó que de 10 pacientes en UCI, se mueren entre 4 y 7 personas, precisamente, porque “el estado en el que ingresa un paciente a estas unidades es de gravedad. Ese es uno de los criterios fundamentales”.
ROTACIÓN, TIEMPO Y COSTO. El tiempo que puede demorar una persona en UCI puede variar de acuerdo al tipo de enfermedad y avance del enfermo. Según el presidente de la AMCI, el promedio para un paciente al que le hicieron cirugía de corazón puede ser de máximo tres días en una UCI. Sin embargo, indicó que para el caso de población añosa o con comorbilidades, podrían demorar más tiempo en la unidad.
“Los promedios de estancia pueden ser desde 3 hasta 7 u 8 días, dependiendo el paciente y el tipo de UCI, ya que no todas son iguales”, precisó.
Para el caso de pacientes con COVID-19 que ingresan a las unidades de cuidados intensivos, dijo que la estancia suele ser más larga.
“Los pacientes con COVID-19 llegan a una UCI para quedarse por más tiempo. Los que salen a los cinco días, por lo general, salen muertos. La recuperación no es fácil, hay pacientes que pueden durar de 15 a 28 días en la UCI, y entre más tiempo estén en la unidad, el caso se vuelve más complejo”, informó el médico.
En términos de productividad para una UCI, el doctor Accini refirió que convendría más que el paciente dure poco tiempo en una UCI para que la cama rote más, ya que económicamente sería más conveniente.
“El mayor orgullo de un intensivista es que el paciente dure el tiempo que debe durar en la unidad. No puede venir un gerente a decir que saquen a un paciente en determinado día, el egreso de la UCI depende del criterio médico. Aquí no se trata de un beneficio económico para el profesional, se trata de la salud del paciente y la dignidad del intensivista y su equipo que tiene que actuar en rigor ético, humano y científico”, enfatizó.
Sobre el costo de un paciente en UCI, el superintendente de Salud dijo que podría oscilar entre $1.800.000 y $2.500.000 en un día. Dicho valor dependerá de la clínica y la UCI.
En este sentido, y ante las denuncias de la ciudadanía, el viceministro de Salud, Luis Alexander Moscoso, dejó claro que en el país por un paciente COVID -19 se paga lo mismo que por un paciente de otra enfermedad que ingresa a las UCI.