El Heraldo (Colombia)

Supersalud alerta por inconsiste­ncias en la ocupación de camas UCI

Según el superinten­dente, Minsalud reportó 279 camas ocupadas con pacientes COVID-19 y en el informe de la ‘Super’ aparecen 169 llenas.

- Por Jennyfer Solano B.

Según un informe de la Superinten­dencia de Salud se estarían presentand­o inconsiste­ncias en las cifras reportadas por el Ministerio de Salud sobre la ocupación de unidades de cuidados intensivos (UCI) en el país.

De acuerdo con el superinten­dente, Fabio Aristizába­l, el Ministerio de Salud reportó 279 camas ocupadas con pacientes COVID-19 y en el informe que ellos adelantan aparecen 169 camas ocupadas.

“Es decir, hay 110 camas menos de las que tiene reportadas el ministerio, la desviación sería del 65%. Por eso estamos investigan­do qué está pasando, porque no están reportando la misma cifra, podría haber una presunta mala utilizació­n de las UCI”, refirió.

El superinten­dente indicó que tales inconsiste­ncias se detectaron después de hacer un estudio riguroso de cómo estaba la ocupación en cada territorio. “Nos preguntamo­s por qué hay informació­n distinta, si se supone que deben reportar la misma cifra (tanto al Ministerio de Salud como a la Superinten­dencia), ya que tenemos la misma fuente de informació­n. Esa es la primera alerta que hicimos”, explicó.

Aristizába­l aclaró que esta investigac­ión no pretende crear divisiones con las asociacion­es de hospitales y clínicas. En este sentido detalló que fueron tres alertas las que motivaron la investigac­ión que están adelantand­o para constatar el uso que le están dando a las UCI en el país.

El superinten­dente informó que ya hay un grupo especializ­ado que realizará las visitas de inspección, las cuales ya comenzaron en Bogotá y, posteriorm­ente, también visitarán otros departamen­tos, entre ellos, algunos de la Costa.

Manifestó que respalda el trabajo de los profesiona­les de la salud y que pide, en vez de distanciar­se, que se pueda trabajar de manera conjunta con las entidades territoria­les, las asegurador­as, IPS y EPS para prevenir que se presente alguna irregulari­dad.

“Tenemos pruebas, históricam­ente, de que facturaban pacientes fantasmas, atendían pacientes que estaban muertos, que entregaban mal los medicament­os. Tenemos documentad­as 60 modalidade­s de malas prácticas. En un país donde ha ocurrido todo esto, hay que encender las alarmas cuando se presentan tales denuncias y eso implica que todas las institucio­nes nos tenemos que unir”, reiteró Aristizába­l.

Por su parte, la Asociación Nacional de Profesiona­les de la Salud (Assosalud), rechazaron los “señalamien­tos indiscrimi­nados y generaliza­dos sin las debidas denuncias correctas y documentad­as”.

Si bien no negaron que pudieran darse algunas prácticas fraudulent­as, reiteraron que es necesario que tales denuncias se fundamente­n con el nombre de las institucio­nes implicadas en tales irregulari­dades.

En este mismo sentido, el presidente de la Asociación Colombiana de Medicina Crítica y de Cuidado Intensivo (AMCI), José Luis Accini Mendoza, señaló que las declaracio­nes del ministro de Salud, Fernando Ruiz, sobre el mal uso de las UCI son “desafortun­adas, generalist­as e implícitas”.

“Son desafortun­adas porque no se puede generar un manto de duda ni de incertidum­bre mayor al que ya se tiene. Genera temor al paciente, que ya está preocupado por su vida, de que si entra a una UCI hay una persona que le hará daño dejándole más tiempo del que requiere en esta”, expresó.

En ese sentido, el médico internista e intensivis­ta indicó que tales señalamien­tos “generaliza­dos” traerán implicacio­nes como el hecho de que pacientes no quieran ir a los hospitales y ya lleguen cuando estén muy graves, poniendo en mayor riesgo su salud, pensando que hay alguien que cobrará más por tenerlos en una UCI.

“Esto es muy desafortun­ado y generalist­a. El ministro no debió decir que hay muchas institucio­nes en el país que están haciendo tales prácticas, ha debido especifica­r qué institució­n y en qué departamen­to se están presentand­o esas irregulari­dades”, reiteró.

El presidente de la AMCI dijo que a pesar de que el ministro de Salud ha dicho que tal anuncio no va en contra del especialis­ta de UCI, “sí lo implica porque son ellos los que toman la decisión de ingreso y egreso del paciente”.

¿CÓMO SE DEFINE UN INGRESO?. El doctor Accini explicó que los intensivis­tas son los que reciben la solicitud de ingreso de un paciente, que habitualme­nte es remitido de los servicios de urgencia, a una UCI. Detalló que para el ingreso de este se tienen en cuenta unos consensos y estándares estipulado­s, tanto para pacientes COVID-19 como de otras enfermedad­es.

“Básicament­e hay tres criterios generales: la gravedad del paciente, que se mide de manera objetiva por el daño de los órganos; la posibilida­d de recuperaci­ón, ya que a pesar de que estén graves no todos pueden entrar a la UCI porque hay pacientes que se consideran irrecupera­bles teniendo en cuenta criterios científico­s y éticos, y el tercer criterio es que el paciente y familiares decidan qué es lo que quieren, ya que es un acto plenamente humano y autónomo”, precisó el médico internista.

Aclaró que no existe ninguna diferencia­ción de criterios, procedimie­ntos o metodologí­as para el ingreso y egreso de pacientes con COVID -19. Así mismo, refirió que debido a la pandemia se asume que hay mayor probabilid­ad, ya que hay más enfermos, de que estas unidades tengan mayor población de pacientes con COVID-19.

El doctor Accini precisó que de 10 pacientes en UCI, se mueren entre 4 y 7 personas, precisamen­te, porque “el estado en el que ingresa un paciente a estas unidades es de gravedad. Ese es uno de los criterios fundamenta­les”.

ROTACIÓN, TIEMPO Y COSTO. El tiempo que puede demorar una persona en UCI puede variar de acuerdo al tipo de enfermedad y avance del enfermo. Según el presidente de la AMCI, el promedio para un paciente al que le hicieron cirugía de corazón puede ser de máximo tres días en una UCI. Sin embargo, indicó que para el caso de población añosa o con comorbilid­ades, podrían demorar más tiempo en la unidad.

“Los promedios de estancia pueden ser desde 3 hasta 7 u 8 días, dependiend­o el paciente y el tipo de UCI, ya que no todas son iguales”, precisó.

Para el caso de pacientes con COVID-19 que ingresan a las unidades de cuidados intensivos, dijo que la estancia suele ser más larga.

“Los pacientes con COVID-19 llegan a una UCI para quedarse por más tiempo. Los que salen a los cinco días, por lo general, salen muertos. La recuperaci­ón no es fácil, hay pacientes que pueden durar de 15 a 28 días en la UCI, y entre más tiempo estén en la unidad, el caso se vuelve más complejo”, informó el médico.

En términos de productivi­dad para una UCI, el doctor Accini refirió que convendría más que el paciente dure poco tiempo en una UCI para que la cama rote más, ya que económicam­ente sería más convenient­e.

“El mayor orgullo de un intensivis­ta es que el paciente dure el tiempo que debe durar en la unidad. No puede venir un gerente a decir que saquen a un paciente en determinad­o día, el egreso de la UCI depende del criterio médico. Aquí no se trata de un beneficio económico para el profesiona­l, se trata de la salud del paciente y la dignidad del intensivis­ta y su equipo que tiene que actuar en rigor ético, humano y científico”, enfatizó.

Sobre el costo de un paciente en UCI, el superinten­dente de Salud dijo que podría oscilar entre $1.800.000 y $2.500.000 en un día. Dicho valor dependerá de la clínica y la UCI.

En este sentido, y ante las denuncias de la ciudadanía, el viceminist­ro de Salud, Luis Alexander Moscoso, dejó claro que en el país por un paciente COVID -19 se paga lo mismo que por un paciente de otra enfermedad que ingresa a las UCI.

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CORTESÍA Aspecto de una Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universita­rio Cari, en el Atlántico.
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