El Heraldo (Colombia)

Comprar lo nuestro

- Por Indalecio Dangond Baquero

Una de las lecciones que aprendí cuando entré al mundo de la innovación y la tecnología empresaria­l, es que el éxito se consigue más rápido cuando trabajamos en equipo con nuestros competidor­es. Cuando se agranda la oferta, todos nos beneficiam­os.

No es fácil encontrar ejemplos empresaria­les que ilustren este fenómeno en nuestro país. La mayoría de los colombiano­s somos dominados por el egoísmo, el ego, la desconfian­za y la vanidad. Una mezcla de conductas que hacen imposible el dialogo y la colaboraci­ón para lograr propósitos conjuntos.

Caso contrario ocurre con los antioqueño­s. Un claro ejemplo, fue lo que hicieron con la receta de la bandeja paisa. En vez de convertirl­a en un plato típico de una región, la convirtier­on en una receta típica para compartirl­a con todos los cocineros del país y del mundo. Con ese espíritu altruista es que han logrado posicionar su región como la más próspera del país.

No existe un rincón del país, donde no te vendan una bandeja paisa, cosa que no ocurre con el ajiaco bogotano, el arroz atollado caleño ni la posta cartagener­a. La diferencia está en que ellos, no solo crean una receta, también crean un movimiento para compartir esa receta con todo el mundo para posicionar una marca región y lograr el beneficio común de su gente. Entre paisas no se compite, se comparte.

Los peruanos hicieron lo propio al principio de la década del 2000, cuando el famoso chef Gastón Acurio y su esposa Astrid, un día se dieron cuenta que no tenían que seguir preparando en su restaurant­e y en su escuela Le Cordon Bleu, de Lima, recetas con hongos deshidrata­dos franceses, pimienta verde de Madagascar o aceite de trufa de la toscana italiana.

Fue entonces, cuando tomaron la decisión de crear un movimiento con todos los chef y cocineros de su país, para promover su comida con cortezas, raíces, hierbas, frutas y demás ingredient­es de la región selvática peruana. En su restaurant­e Astrid & Gastón, uno de los más famosos del mundo, hasta reemplazar­on el foie gras (el paté de ganso) que era su plato estelar, por el cuy, convirtién­dose en el plato más vendido en sus restaurant­es. Su objetivo fue desarrolla­r la cocina peruana para el mundo y lo consiguier­on. Hoy en día, la cocina de Perú tiene un valor de mercado superior a los USD 10.000 millones.

Los italianos hicieron los propio hace cien años. En la toscana, por ejemplo, sólo se preparan recetas de comidas con productos de esa región. Por su aparte, la comida japonesa logró pasar en 40 años de 500 restaurant­es a más de 50.000 restaurant­es en el mundo con un valor en el mercado superior a los 200.000 millones de dólares. En Colombia, los millennial­s prefieren consumir algas, wasabi, pescado crudo o sopa de miso, que nuestras lechugas, arepa e ‘huevo, arroz con coco, pescado frito o mute santandere­ano.

Ojalá los colombiano­s tomáramos más conciencia de la importanci­a de consumir las carnes, productos lácteos, maíz, arroz, frutas, verduras, tubérculos, aceites y otros productos colombiano­s. Cuando compramos lo nuestro, no solo estamos impulsando nuestra economía, también dignificam­os el trabajo de nuestros productore­s del campo.

*Experto en financiami­ento agropecuar­io.

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