La prision perpetua
Pronto dejare esta feroz reclusión, forzada por el COVID-19, en el entretanto he pensado en los presos hacinados en cárceles horribles, sometidos a reglamento, mala alimentación, en compañía indeseada, soportando frío o calor, bajo el yugo de los guardianes, fustigados por el pensamiento de sus errores, durante muchos años y repitiendo cada día las mismas acciones, por eso los abogados penalistas al respecto suelen decir, “que pena la pena”.
Por lo antes señalado, como quiera que en el Congreso de la República, cursa un proyecto de acto legislativo sobre condena de prisión perpetua, le sugiero a sus miembros no cometer el error de aprobarlo, sometiendo al desdichado incapaz de resocialización, a quien natura castigó desde temprano, con la prohibición de estar entre los hombres por hacerles daño, a una larga existencia de sufrimiento y pesadumbre junto a sus parientes, debiéndose, para evitar tan prolongada tortura, buscar otros medios, ya sea acudiendo a la experiencia de países desarrollados, o con medidas terapéuticas para curar la enfermedad, en todo caso los expertos sabrán, pero de ninguna manera condenarlo a prisión perpetua.
Y ya que en esta estamos, clemencia para el ciudadano Gilberto Rodríguez Orejuela, preso hace 25 años en una cárcel de Estados Unidos, quien se encuentra, a los 81 años de edad, agotado y enfermo, quedándole pocos años de vida.
Emiro Guerrero
Jegr24@hotmail.com