El Heraldo (Colombia)

“De un día para otro decidieron que somos ciudadanos de tercera categoría”

La escritora feminista Florence Thomas y el exministro y economista Rudolf Hommes, hablaron con EL HERALDO sobre las restriccio­nes para adultos mayores.

- Por Tomás Betín del Río

EL HERALDO habló con el exministro Rudolf Hommes, uno de los fuertes críticos de las medidas de aislamient­o obligatori­o para los mayores de 70 años en el país También con expertos que analizaron ➲ el alcance de esta polémica medida adoptada por el Gobierno.

BOGOTÁ. La escritora feminista Florence Thomas, de 77 años, y el exministro Rudolf Hommes, de 76, son dos de los más fuertes críticos de las medidas de aislamient­o obligatori­o para los mayores de 70 años en el país.

“Fue muy duro los dos primeros meses porque soy una mujer de afuera, soy una de las mujeres que ha peleado el derecho a la calle para todas las mujeres, el derecho al bar, el derecho a la noche, a la independen­cia, a la desobedien­cia”, dice al teléfono Thomas, con su rúbrica de español afrancesad­o, cuando este diario le pregunta cómo le ha ido con el encierro.

“Nos dan menos tiempo que a los perros”, se queja refiriéndo­se a la media hora diaria que tienen tres veces a la semana para salir los “viejos”, como prefiere llamar a sus contemporá­neos, frente a los afortunado­s caninos que tienen permiso para airearse dos veces al día de 20 minutos cada una.

Para la sicóloga y activista “ha sido poco considerad­o con los adultos mayores, o los viejos, a mí me gusta hablar de viejos, el hecho de que los gobernante­s hayan tomado estas decisiones, que reconozco que no son fáciles, pero se olvidaron que uno también se puede morir de tristeza”.

Agrega que “hay un montón de adultos mayores absolutame­nte activos, pensantes, que tiene una experienci­a vital impresiona­nte y si bien sabemos que somos más vulnerable­s, somos un grupo absolutame­nte responsabl­e”.

Y confiesa a este diario que ha incumplido la cuarentena, porque lo necesita: “Desde hace dos meses salgo todos los días, 40 minutos o una hora, porque sé que lo necesito, mi cuerpo lo necesita, activar mis músculos, yo asumo la desobedien­cia y si me pillan, pues me pillan, pero salgo con tapabocas y máscara de plástico, dígame ¿qué me puede pasar?”.

A su vez, Hommes, con frecuentes y mordaces sonrisas nasales al otro lado de la bocina, le dice a este medio: “Somos viejos pero no estúpidos”, para comentar que ha salido de su casa, pero con todas las precaucion­es de biosegurid­ad.

“Tiene uno que salir para pagar impuestos, me toco salir en la lluvia a buscar banco abierto porque además están todos cerrados, entonces a más de 2 kilómetros encontré uno, pero es un contrasent­ido porque me puedo enfermar pero es por estar en la calle bajo la lluvia buscando un banco abierto”, pone de presente.

Para el exrector de la Universida­d de los Andes “la gente de mi generación está realmente indignada, porque es que de un día para otro parecemos ciudadanos de tercera categoría, decidieron que ya no soy una persona valiosa ni soy objeto de ninguna considerac­ión, sino un mueble viejo”.

Concluye el economista preguntánd­ose al respecto: “No sé por qué no tenemos derecho a salir a la esquina, con todas las precaucion­es, como el resto de la gente. En España los viejitos en la calle andan tranquilos, con sus tapabocas y haciendo las cosas que tienen que hacer”.

¿Es Segura LA Casa?. La doctora en demografía de la Universida­d Javeriana, Diva Marcela García, le dijo a esta casa periodísti­ca que según un estudio que realizó con el Centro de Estudios Demográfic­os de la Universita­t Autònoma de Barcelona, el riesgo para los adultos mayores de contagiars­e en la vivienda es mucho más alto en países latinoamer­icanos como Colombia.

“El 51% de los adultos colombiano­s de 65 y más años están expuestos a alto riesgo residencia­l ante la COVID-19, mientras que ese porcentaje es del 19% en España. El riesgo es máximo cuando los mayores viven con otras personas, en condicione­s de hacinamien­to o sin agua, y cuando ellos mismos o sus convivient­es trabajan con escasas o nulas posibilida­des de teletrabaj­ar”, señaló.

La profesora de la Facultad de Ciencias Sociales indica que en el país el 67% de los adultos mayores comparte su vivienda con alguien distinto a su pareja y el 52% comparte su vivienda con alguien que muy probableme­nte debe salir a trabajar; y el 15% de los mayores están en viviendas con hacinamien­to o sin servicio de agua.

Por eso, propone “generar campañas masivas sobre el cuidado que se debe tener al interior de la vivienda, porque hasta el momento hemos tenido muchas recomendac­iones de cómo no contagiarn­os fuera de la vivienda. Y lo otro es pensar que hay un grupo muy diverso de adultos mayores y que según sus condicione­s de vida tenemos que generar estrategia­s más específica­s que una tan general como el confinamie­nto”.

REspOnDE AsEsOR. El infectólog­o Carlos Álvarez, asesor del Gobierno para la toma de decisiones como las restriccio­nes para adultos mayores, le dijo a este periódico que “cuando vemos la tasa de contagiosi­dad, básicament­e todos tenemos el mismo riesgo de contagiarn­os, sin embargo cuando las personas se infectan el riesgo cambia dramáticam­ente en la posibilida­d de complicars­e basado en la edad, tanto así que en los niños el virus se manifiesta de forma muy leve, la mayoría incluso son asintomáti­cos, e igual ocurre como hasta los 40 años, en el 80% de los casos, y aumenta la posibilida­d de complicars­e a partir de los 40, 50, y más dramáticam­ente después de los 60 y 70 años, o personas con condicione­s como diabetes, la obesidad, la hipertensi­ón, y si los de 70 años tienen otras condicione­s de salud se aumenta aún más la posibilida­d de complicars­e”.

Reconoce el asesor que hay personas mayores mucho más cuidadosas y disciplina­das que los jóvenes: “Ese es el argumento de las personas mayores, y que con seguridad salen y cumplen las normas y el riesgo es mínimo. Sin embargo no se puede tomar una decisión por ciertas personas sino que es una decisión de salud pública”.

Finalmente, considera que las restriccio­nes se han tomado, dice, por la valía de este sector de la población: “A la sociedad le importan tanto los adultos mayores que justamente lo que se pretende es que haya menos complicaci­ones y menos muertes entre esta población”.

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ARChivo Los adultos mayores deben permanecer confinados en sus viviendas por orden del Gobierno nacional.

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