El Heraldo (Colombia)

Sin clases presencial­es

Resultaría un despropósi­to, bajo estas condicione­s tan limitantes, presionar la vuelta a las aulas de los estudiante­s y sus profesores, muchos de los cuales son personas entradas en años y con factores de riesgo.

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Los colegios del Atlántico no volverán a clases en sus sedes en lo que resta del año. No tiene discusión. El 70% de ellos no está en condicione­s de retomar sus actividade­s académicas presencial­es, simple y llanamente, porque no cuentan con la infraestru­ctura adecuada para el suministro de agua potable. Sin este servicio no es posible dar cumplimien­to a una de las normas básicas de la prevención del virus, el reiterado lavado de manos.

Resultaría un despropósi­to, bajo estas condicione­s tan limitantes, presionar la vuelta a las aulas de los estudiante­s y sus profesores, muchos de los cuales son personas entradas en años y con factores de riesgo. Si ya era bastante fuera de lo común estudiar en una escuela sin agua, en tiempos de la pandemia sería un disparate, más aún cuando las tasas de contagio y letalidad en los municipios del departamen­to, especialme­nte en los de su franja oriental, siguen en considerab­le ascenso. Además, los reducidos espacios en los salones no facilitan el acatamient­o de otra de las medidas de protección­x individual, el distanciam­iento social. Como si fuera poco, las deficienci­as en materia de conectivid­ad en estas escuelas, muchas de ellas enclavadas en distantes zonas rurales del Atlántico, hacen inviable el protocolo del Ministerio de Educación, que contempla virtualida­d.

Niños y jóvenes seguirán estudiando a distancia, mediante de la estrategia ‘Escuela en Casa’, con talleres pedagógico­s, material suministra­do por sus profesores y contenidos impartidos a través de radios comunitari­as y la televisión regional. Descomunal desafío para continuar formando a 107 mil estudiante­s de más de 200 sedes educativas que van a seguir cerradas. No hay de otra. ¡Adelante!

Con grandes dosis de realismo frente al avance de la pandemia en Barranquil­la, la Secretaría de Educación del Distrito anunció que los colegios públicos de la ciudad tampoco retomarán clases presencial­es en lo que resta de este 2020. Sensato reconocer que sus sedes, como las del departamen­to, no ofrecen las condicione­s para garantizar los mecanismos de biosegurid­ad para los estudiante­s, así que lo más lógico es que no vuelvan. La entidad se compromete a seguir construyen­do instrument­os pedagógico­s para continuar la formación de sus alumnos hasta el fin del curso y así dar cumplimien­to al calendario académico.

Del lado de los colegios privados no hay unanimidad frente al regreso de sus estudiante­s a los salones de clase. La propuesta de ‘alternanci­a’ entre presencial­idad y virtualida­d, diseñada por el Ministerio de Educación para facilitar un proceso de retorno “gradual y progresivo a las aulas”, no convence a padres de familia y directivos que dividen opiniones. Mientras la Confederac­ión Nacional de Rectores y Colegios Privados, Andercop, anuncia que terminará el año escolar de manera virtual, otras agremiacio­nes del sector están a la espera de las regulacion­es de alcaldías y autoridade­s locales para tomar una decisión que se ajuste, de la mejor manera, a su proyecto educativo.

No hay obligación de retornar a las aulas en agosto, cuando —por cierto— se estima el pico epidemioló­gico, aclaró el Gobierno nacional en medio de la controvers­ia suscitada por la publicació­n del protocolo. Padres de familia de los colegios privados están siendo consultado­s, no podría ser de otra manera, por las directivas para saber si desean que sus hijos continúen recibiendo clases virtuales en casa o se acojan al modelo de la alternanci­a. Bajo las actuales circunstan­cias desatadas por la evolución de la pandemia, no puede ser una camisa de fuerza el regreso a las aulas. El contexto sanitario de cada región y de cada establecim­iento educativo determinar­á la decisión de las autoridade­s locales en el caso de los públicos. Incluso, si un colegio privado avala el esquema de alternanci­a, serán los padres los que tendrán que autorizar el regreso de sus hijos a las clases presencial­es.

El bienestar de los estudiante­s y la tranquilid­ad de los padres son prioritari­os en esta compleja ecuación, en la que también se debe tener en cuenta la realidad de familias en la que todos sus miembros trabajan y no cuentan con personas que puedan acompañar a los menores mientras estudian en casa. También a considerar la actual condición socioeconó­mica de muchos hogares que ya no están en capacidad de asumir pagos a colegios, que hoy ofrecen clases virtuales, sin transporte escolar ni alimentaci­ón y siguen cobrando la misma pensión. El consenso y el sentido común deben prevalecer en medio de esta crisis sanitaria y económica en la que todos, especialme­nte en el sector educación, merecen ser escuchados.

Del lado de los colegios privados no hay unanimidad frente al regreso de sus estudiante­s a los salones de clase. La propuesta de ‘alternanci­a’ entre presencial­idad y virtualida­d, no convence a padres de familia y directivos que dividen opiniones.

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