Fuera de la caja
Resulta y pasa que por cuestiones del destino nos encontramos con una situación que nos prohíbe aplazar la tarea de mejorar. Estos tiempos nos traen la exigencia de hacerlo de manera instantánea. Y nos cuesta, es lógico! Nunca hemos estado preparados para la entrega inmediata de nuestra mejor versión. Pero, ¡nos llegó la hora!.
Desde la sociedad en general, el sector privado y los presupuestos públicos le hemos restado importancia a un conjunto de intangibles que hoy extrañamos como: la solidaridad, la cultura ciudadana y sobre todo el respeto por la ley. Hoy tenemos la necesidad de reincorporarlos a la agenda nacional. Y junto con nuestra mejor creatividad, esfuerzos comunes y aportes innovadores, salir bien librados de esta crisis mundial.
Es el momento de ponerle el pecho a la brisa con valentía y generar diferentes hojas de rutas que nos conduzcan a las salidas de este laberinto.
El Banco de la República, anuncia un inevitable decrecimiento de la economía. En estas circunstancias, la sumatoria de los distintos componentes del PIB se vuelven objeto de especial cuidado y transformaciones.
Uno de sus elementos más importantes es el Gasto Público. Lo primero es la necesidad de entender la diferencia entre optimización y reducción. La primera es excelente, la segunda no siempre. Pensar en reducir el gasto público es reducir el PIB; en cambio si hablamos de racionalizar las 63 embajadas y los 104 consulados, para invertir ese dinero en obras (generadoras de empleo y dinamismo económico) de infraestructura; estaríamos hablando de optimización. Si hablamos de fusionar las más de 10 entidades adscritas al Ministerio de Agricultura e invertir ese dinero en una política agresiva de subsidios a los costos de producción del agro, donde se beneficie el rico y el pobre, el negro y el blanco, el mestizo y el indio; estaríamos tomando el camino correcto. De paso, bajando los costos de producción de manera general, en este caso del agro, nos volvemos más competitivos en los mercados internacionales, fortaleciendo así las exportaciones (otro elemento del PIB). Entre otras cosas, le quitamos responsabilidad a las bien intencionadas, pero problemáticas líneas de crédito del campo.
En resumidas cuentas, se necesita una reducción sustancial de todas las ramas del poder público, incluido el Congreso del que hago parte, para direccionar ese gasto público a los sectores que dinamizan con mayor contundencia nuestra economía y así también, colateralmente impactar el consumo (otro elemento del PIB).
Abordando el consumo, se necesita liquidez en las esquinas, en los negocios, tiendas del país. Aumentar el golpeado poder adquisitivo de los ciudadanos. Le hemos propuesto al ministro Carrasquilla y al presidente Duque la repatriación de capital a costo CERO de nacionales Colombianos en el extranjero. Además es una manera de aliviar la balanza comercial, que muy seguramente se verá afectada por causa de los dineros que no llegaran de los trabajadores Colombianos fuera del país, dado el carácter mundial de esta crisis.
La repatriación de capitales (con el acompañamiento y vigilancia de la unidad investigativa de lavado de activos de la fiscalía), nos permite que ingrese a nuestro torrente económico una cantidad desconocida de dólares y que hoy se encuentran fuera del país haciéndonos una falta tremenda.
Por último, me gustaría hacer un llamado respetuoso a apoyar a nuestros gobernantes. Ellos no tienen la varita mágica para esta crisis, tampoco la tengo yo, ni la tiene usted. La construcción de un modelo próspero y de desarrollo se origina desde diferentes visiones. Fuera de la caja cabemos todos! *Senador de la República