¿Cómo se llama el Pablo Escobar gringo?
El problema de las drogas ilícitas no se va a solucionar con la captura del Gentil Duarte, así como no se solucionó con la muerte de Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha, Carlos Castaño, el Mono Jojoy, Raúl Reyes, o la captura de Carlos Lehder o el Chapo Guzmán.
El problema de las drogas es un macro negocio con múltiples eslabones, de los cuales Colombia coopta los dos primeros, que son el cultivo y el procesamiento químico; el negocio del tráfico, desde la compra en puertos hasta el paso a los puntos de acopio en Estados Unidos, lo tienen los carteles mexicanos, y la parte más lucrativa del negocio que es la comercialización y el lavado de activos se realiza en Estados Unidos y Europa, países que son los principales consumidores a nivel mundial.
Con este escenario podemos plantear tres reflexiones: primero, la falta de corresponsabilidad entre países productores, de tránsito y consumidores, lo que quiere decir que mientras en los países productores como Colombia y Perú, y en los países de tránsito como los centroamericanos incluido México, el problema se aborda desde una óptica criminal, con armas y guerras frontales contra todos los grupos cultivadores etc., en los Estados Unidos -mayor consumidor a nivel mundial -se asume como un problema de salud pública, lo que quiere decir que la droga pasa la frontera y el problema ya tiene otra categoría, lo cual implica que los norteamericanos nunca han librado una guerra con los carteles que tienen adentro de su territorio como la que ha librado Colombia o México. Segundo, así como en América Latina tenemos identificados a los grandes narcos y carteles, como lo fue el Cartel de Medellín, Cali, las Farc, los Paramilitares, las Maras en el Salvador, Honduras, Guatemala, o los carteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Templarios etc., actualmente no sabemos cómo se llama el Pablo Escobar o el Chapo Guzmán gringo, o el cartel de Sinaloa o Medellín versión gringa, que obviamente debe existir; si Estados Unidos es el mayor consumidor a nivel mundial debe tener unas grandes estructuras logísticas manejadas por redes de norteamericanos que distribuyen, venden y ganan millones de dólares al día, sin embargo, después de más de 40 años de lucha contra la drogas nunca nos han contando cómo se llama el Pablo Escobar versión EE.UU. Tercero, si no conocemos al capo, tampoco conocemos cómo se hace el lavado de activos de los millones de dólares que ganan los carteles sin identificar en Estados Unidos; nunca nos han contado cómo se llaman los bancos, empresas, testaferros y cajillas de seguridad donde lavan el dinero; el Departamento de Estado cada año saca el informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI)) en el cual, a través de la mayor tecnología satelital, nos dicen las coordenadas exactas en donde se encuentran los cultivos ilícitos en Colombia usando mapas de calor; el Departamento del Tesoro construyó la Lista Clinton en la que se identifican claramente los tentáculos de los testaferros y empresas de los narcotraficantes colombianos, pero curiosamente estas entidades nunca nos han revelado un solo informe sobre el funcionamiento de los carteles y los capos americanos.
Estamos en una espiral de violencia que no para, y lo único que tenemos claro es que los latinoamericanos le seguimos poniendo los muertos a esta guerra, mientas que los gringos ya no solo le ponen las narices sino también los bancos para el lavado del dinero, porque la gran ganancia del narcotráfico se queda allá.