El Heraldo (Colombia)

Estrés fiscal en B/quilla

- Por Kelina Puche

Las finanzas públicas de Barranquil­la se habían convertido en el eje central, de la gestión pública distrital, con todo lo experiment­ado en los últimos años. Las necesidade­s de financiaci­ón se apegaron a la disposició­n de nuevas rentas. Esto posicionó a Barranquil­la, por encima de Bogotá, Bucaramang­a y Cali, en relación al número de rentas activas, con un total de 27 identifica­das, según un estudio realizado por Fundesarro­llo, en 2019.

Sin embargo, el 57% de todo lo que recibe la ciudad, gracias al pago de impuestos se concentra en dos específico­s: el predial unificado, e industria y comercio.

El recaudo de cada uno ha presentado cifras favorables en los últimos años, impulsado por la positiva dinámica económica y el proceso de actualizac­ión catastral iniciado luego de asumida tal competenci­a. Pero la llegada de la pandemia genera un estrés fiscal para las entidades territoria­les, por la incapacida­d de pago de las personas y sus hogares.

Razones como la pérdida de empleo, compromiso­s de deudas personales o empresaria­les, la liquidació­n de compañías o la necesidad de inyección de liquidez para negocios, además de los gastos mensuales de los hogares, hacen que los ciudadanos pongan a tambalear la decisión de pagar sus impuestos.

Esta situación pone sobre la mesa una convencion­al salida: la creación de un nuevo tributo, que –dicho sea de pasosería políticame­nte inadecuado.

El recaudo entre enero y marzo de este año cayó un -16,2%, respecto al mismo trimestre de 2019, y deja ver un porcentaje lento de avance, frente a la meta para este año. Hasta marzo apenas se había recaudado un 22% de los ingresos tributario­s proyectado­s, mientras para esta misma época del año 2019, el recaudo ya se encontraba en 34%. A lo anterior, se le suman los históricos problemas de las finanzas territoria­les del Distrito, como la auto sostenibil­idad financiera de sus entidades descentral­izadas, la capacidad para manejar las pretension­es por demandas judiciales y una operación bordeando los límites de endeudamie­nto.

Plantear soluciones exige la combinació­n de mecanismos, que van desde el aprovecham­iento de lo dispuesto en el decreto para la condonació­n sobre parte del capital de la cartera morosa, y sobre el 100% de sanciones e intereses, así como el pago por cuotas y la extensión de los descuentos para pago de impuestos.

Sin perder de vista que, así como está en el Plan de Desarrollo Distrital, elementos como la Financiaci­ón por Incremento de Impuestos (TIFs, por sus siglas en inglés), las Alianzas PúblicoPri­vadas y los bonos de deuda pública, cada uno con sus riesgos y desafíos, también pueden sumarse a las salidas.

La capacidad de pago de los contribuye­ntes está apretada y crear nuevos impuestos es una opción muy limitada, en el corto plazo. Eso, sin desconocer que, muy probableme­nte, el Gobierno Nacional golpee primero con una nueva reforma tributaria.

Por eso, necesariam­ente, el Distrito debe avanzar en la renegociac­ión de su endeudamie­nto y reestructu­ración de sus pasivos, consideran­do una potencial emisión de bonos de deuda, que les ofrecería un mejor margen de maniobra para darle cumplimien­to a lo definido en el Plan de Desarrollo 2020-2023.

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