Tolú, heterónimo
P.: En el siglo XX, García Márquez puso a Colombia en el mapa. En el XIX, mi pueblo, Tolú, lo hizo con su bálsamo. MTA, B/quilla
R.: No le falta razón. A partir de García Márquez, Colombia fue mirada de otra manera, porque la gran masa universal se interesó en el país que había dado al mundo tamaño escritor. En cuanto al bálsamo de Tolú, en el siglo XIX era tan célebre que el nombre de la población y el de Colombia resonaban en Occidente. Un diccionario enciclopédico español de 1906, en la entrada correspondiente a Tolú dice: “Exporta granos y maderas, una de las cuales es del árbol que produce el famoso bálsamo de Tolú”. Se obtenía por incisión en el tronco del árbol, y la resina exudada se comerciaba en Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y España, donde se convertía en medicinas, verdaderas panaceas, pues curaban males respiratorios, eran antiespasmódicas y estimulantes y servían como ungüentos o para quemaduras y heridas, o, por su grato olor, para cosméticos. Cuando surgieron remedios más modernos y eficaces, el uso del bálsamo declinó y Tolú dejó de figurar.
P.: ¿Un seudónimo es lo mismo que un heterónimo? Aurith Hernández, Bogotá R.: Con frecuencia, artistas, escritores o periodistas, entre otros, enmascaran su nombre con uno falso porque este es sugerente o para que no se sepa quiénes son o hasta por esnobismo. Ese nombre falso es un seudónimo. Por su parte, un heterónimo, en la literatura, es el nombre de una persona distinta al escritor, a la que este, obrando casi como un dios, le ha dado vida y le ha creado un temperamento, unas inclinaciones y hasta una biografía. Heterónimos célebres son Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Álvaro de Campos, del poeta portugués Fernando Pessoa. Cuando uno de los tres firma algo, ese algo se le atribuye, aunque lo haya escrito Pessoa, porque se trata de un ser distinto, con su propia individualidad y su propio estilo de escritura. Pero cuando el portugués firma sus poemas como Fernando Pessoa, entonces es él la persona que habla.
Notas: 1. Sobre la escritura de ‘wasap’ y de ‘wasapear’, me escribe Alfredo Calderón L.: “Respecto a la forma correcta de escribir WhatsApp, concuerdo con su respuesta al consultante, y quiero agregar que dicha expresión muy posiblemente proviene del [inglés] coloquial what’s up, que traducido al español equivale a nuestro ‘qué ocurre’ o ‘qué pasa’ ”.
2. Doña Luz Mary Restrepo Isaza me dice: “… lo invito a revisar su respuesta a la inquietud del 13 de junio relacionada con carta de navegación, hoja de ruta, mitin y plantón. Específicamente, usted anota: ‘… nuestra comunidad barranquillera fue cambiando las locuciones hoja de ruta y mitin por carta de navegación y plantón’, lo que no es totalmente correcto. Debió ser: ‘… nuestra comunidad barranquillera fue cambiando las locuciones carta de navegación y mitin, por hoja de ruta y plantón’. Considero importante efectúe la respectiva corrección, a fin de no dejar dudas en las personas”.