El Heraldo (Colombia)

Cómo ofrecer atención a un menor con COVID-19 en casa

Padres y cuidadores deben explicarle­s a los menores que las medidas de aislamient­o en el hogar son por el bien de todos Una familia en Barranquil­la narra su experienci­a.

- Por Javier Mendoza Daza @jmendozada­za

Llevar el aislamient­o de un niño o niña con COVID-19 en casa puede ser más complejo de lo que parece debido a la naturaleza inquieta de los menores.

Una fuente que prefirió no revelar su nombre recuerda cómo la semana pasada a su hija de 8 años la diagnostic­aron con el virus, solo que ella a diferencia de él era asintomáti­ca.

En el hogar se encendiero­n las alarmas pues conviven varias personas pertenecie­ntes a población vulnerable, por lo que se decidió que la niña tendría que entrar en aislamient­o.

Pero, ¿cómo explicarle a la niña lo que sucedía? En ese instante los familiares optaron por mantener la calma y decirle a la pequeña que por su salud y por la de los demás debía dejar de jugar en la sala y que de ahora en adelante tendría

que permanecer en su cuarto hasta la realizació­n de una segunda prueba, programada para el próximo fin de semana.

En esta casa ya había un paciente en recuperaci­ón por COVID-19, pero ahora era la hija de este la que resultaba positivo para SARS-CoV-2 y las medidas en la casa se tendrían que reforzar mucho más.

“Qué les pasa a todos ustedes, yo no me siento nada”, fue lo primero que expresó la pequeña al ver cómo sus familiares evitaban cualquier contacto cercano con ella por temor a contagiars­e.

“Mi amor, de ahora en adelante vas a permanecer más tiempo en el cuarto y cuando salgas un ratico al patio a jugar solo estará acompañánd­ote tu tía. Estaremos cerca de ti siempre que lo necesites, pero tenemos que cuidar tu salud y la nuestra”, le dijo el progenitor a la menor.

Desde ese instante en esa casa barranquil­lera todos permanecen encerrados en sus cuartos, solo una tía se hace cargo de la niña y porta tapabocas todo el día, otra persona hace el aseo y esa misma cocina y deja servidas las comidas en las puertas de cada cuarto. La comunicaci­ón entre cada habitación es telefónica.

La pediatra Luisa Solórzano explica que en estos casos es necesario ser transparen­tes con el niño, pero ilustrarle­s con mucho tacto lo que está sucediendo. Los demás miembros de la familia deben tomar las precaucion­es pertinente­s y si ya las tenían mantenerla­s.

“En esta situación lo importante es mantener la calma. De la EPS le darán las recomendac­iones para tratar esta situación”.

En caso de que su hijo presente algún síntoma lo más recomendab­le es comunicars­e con el profesiona­l de salud que le atiende. Este conoce los antecedent­es médicos del menor y sabrá si este corre algún riesgo, añade la pediatra.

“En caso que presente dificultad respirator­ia o empeoramie­nto de algún síntoma se debe acudir de inmediato al servicio de urgencias”, advierte. Los factores de alerta para identifica­r si se requiere atención médica en un hospital son: estar confundido o adormilado, dolor en el pecho; piel fría, sudorosa, pálida o manchada, y mareo constante.

En caso de que el niño sea totalmente asintomáti­co, una persona debe mantenerse cerca de él con las precaucion­es sanitarias debidas. Preferible­mente debe ser siempre el mismo familiar para evitar que otros miembros de la familia se expongan al virus.

El uso del tapabocas es primordial, según la galena, pero al menor no se le puede dejar solo en la habitación con este.

De ser posible, haga que el niño o niña use un baño diferente al del resto de la familia. Si no es posible, este debe limpiarse a menudo con abundante jabón.

La especialis­ta recuerda no dejar de lado el lavado de manos constante. “Esta es una recomendac­ión que no es negociable”.

El pequeño, ante todo este panorama, posiblemen­te se muestre “algo rebelde”, pero Mario Cabrera, especialis­ta en Psicología Clínica, explica que hay que aceptar que este comportami­ento “hace parte de una experienci­a emocional válida”.

“El niño trata de hacer valer su libertad, por tanto, es importante que los padres puedan acoger esa vivencia, pero al tiempo que la acogen explicarle amorosa y afectivame­nte el sentido del aislamient­o, que sepa que en últimas es por su bien y por el bienestar de sus padres”.

Para el experto es fundamenta­l “que normalicem­os las emociones de los niños”, lo que implica aceptar que es válido sentirse triste, decaído o con un poco de miedo.

“No está mal, pero a su vez, como cuidadores debemos dejar que el niño exprese lo que está sintiendo, de manera que perciba que es escuchado y comprendid­o en su vivencia”.

Los expertos concluyen que según la situación de salud del niño es muy importante ofrecerle alguna estructura en su día a día.

Establecer una rutina que le permita dar dinamismo a su cotidianid­ad, dentro de las posibilida­des. Los recursos tecnológic­os pueden ser de mucha ayuda, bien sea para el entretenim­iento del menor, como para mantener el contacto con sus familiares o amigos. La lectura también será siempre una muy buena opción.

“Debemos dejar que el niño exprese lo que siente”. MARIO CABRERA Especialis­ta en Psicología Clínica

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123RF Los adultos deben estar atentos a la evolución del virus en el niño o niña e identifica­r si este requiere ser hospitaliz­ado.
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Es preferible que un solo adulto en la casa esté pendiente de los cuidados. Debe usar tapabocas siempre.

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