De Wuhan a Barranquilla
Todavía a estas alturas, a mí me resulta inverosímil y traído de los cabellos que un insignificante bicho, microscópico e imperceptible, proveniente de la ciudad de Wuhan, situada en la parte central de la China, centro comercial industrial y estudiantil de ese país, con una población de once millones de habitantes y una superficie de 8.404 kilómetros cuadrados, a 15.279 kilómetros de distancia por vía aérea y a 30 horas de vuelo a Barran- quilla, foco del peor enemigo que en estos momentos tiene la humanidad y al que han llamado coronavirus, que de solo mencionar su nombre produce pánico y escalofrío, sin que se haya podido establecer hasta ahora su origen, que ha dado pie para que algunos digan que fue en un mercado de mariscos y otros de la elaboración en un laboratorio de esa ciudad, haya extrapolado continentes, océanos, ríos, valles, montañas, islas, bosques, puertos, aeropuertos y a cuanto accidente geográfico se pueda encontrar, haya llegado con su presencia imperceptible, nefasta y siniestra a Muchas latitudes y en particular a esta lejana ciudad del caribe, la cuarta en Colombia, con una población cercana a un millón quinientos habitantes, epicentro comercial e industrial de la Costa Atlántica y engalanada con bellas obras de infraestructuras, alegre, tropical, acogedora, como suelen ser sus habitantes, este sumida ahora en una dolorosa tragedia en el que el contagio y las muertes crecen exponencialmente y la crisis social y económica azota a muchos sectores de esta urbe.
Por eso en estos momentos tan sombríos, solo nos queda la esperanza de que la arenosa vuelva a ser la ciudad de todos y recuperemos la sonrisa y la bien ganada fama de que esta ciudad es un vividero...
Valmiro De La Hoz Cantillo