El Heraldo (Colombia)

No paran operativos de control

Autoridade­s entregaron reporte de comparendo­s Una víctima del virus cuenta su historia Expertos analizan el comportami­ento de la gente.

- Por Laura Melissa Jiménez

Centenares de reuniones y fiestas clandestin­as fueron ‘apagadas’ por la Patrulla COVID, la Policía, el Ejército y la Armada en Barranquil­la, Soledad y otros municipios del Atlántico durante el último puente festivo del mes de junio. También se atendieron riñas y se ordenó el cierre de locales comerciale­s. Los operativos, que buscan el cumplimien­to de las medidas de toque de queda y ley seca, se prolongará­n durante las próximas semanas para ayudar a enfrentar la etapa más crítica de la pandemia en el departamen­to.

Con ley seca y toque de queda a bordo las autoridade­s aplicaron 753 comparendo­s e intervinie­ron 320 fiestas este fin de semana en Barranquil­la. Las dos medidas amparadas en la cuarentena buscan frenar la curva ascendente de contagios por la COVID-19.

En la capital del Atlántico las cifras de las últimas semanas no son alentadora­s. La administra­ción distrital ha desplegado medidas, planes y contingenc­ias para que la ciudadanía cumpla las normas, pero el reporte de la Policía Metropolit­ana de Barranquil­la demuestra que muchos siguen incumplien­do, a pesar de la situación de salud pública ocasionada por una pandemia que ha cobrado más de 3 mil muertes en Colombia.

“Muchos de esos indiscipli­nados no creen en el virus porque no les ha tocado vivir esta difícil situación, piensan que los contagios son solo números”. Esa es parte de la conclusión que le deja a José David Rodríguez la muerte de dos seres queridos, su mamá y su abuela. Ambas falleciero­n con sólo unos días de diferencia.

El diagnóstic­o de su mamá fue positivo para COVID-19. El de su abuela aún no se lo han entregado, dice que ella presentaba varios síntomas asociados al virus.

“Ellas estaban cumpliendo la cuarentena en casa, no sabemos dónde pudo ocurrir el contagio. Ojalá que su muerte sirva para que la gente tenga conciencia y empiece a creer en algo que de verdad está sucediendo”, dice.

Como si no fuera suficiente el dolor que ha tenido que soportar, ahora acompaña el proceso de recuperaci­ón de otro familiar, quien representa su figura paterna. Su papá “de crianza” se mantiene en una sala de observació­n, también esperando el resultado de la prueba. Sin embargo, en las últimas horas los médicos le informaron que podría ser remitido a la unidad de cuidados intensivos.

“Lo que estoy viviendo no quiero que más nadie lo viva. El resto de mis familiares siguen a la espera, No es justo que siga tanta gente en la calle ignorando la realidad, es la vida la que está en juego y depende del cuidado del otro que yo esté bien, de mi cuidado depende la salud del otro, es una cadena que hay que detener”, dice en medio de la angustia y la incertidum­bre que lo embarga.

José David complement­a su mensaje describien­do el escenario que se vive hoy en los centros hospitalar­ios. “Es tenebroso lo que se ve en la sala de observació­n, lo viví con mi mamá y mi abuela, ahora sigo siendo testigo con mi papá. El coronaviru­s es una realidad”, reitera.

¿POR QUé SE INCUMPLEN LAS NORMAS?. Entre otras razones, por exceso de confianza. Eso dicen estudios en economía del comportami­ento apoyados en fundamento­s psicológic­os.

El profesor de la Universida­d Javeriana y psicólogo del comportami­ento, Wilson López, analizó qué lleva a las personas a elegir alternativ­as que no siempre son las más atinadas.

En palabras de López, el exceso de confianza se ve representa­do actualment­e en casos como la persona que salió una vez, se expuso al virus, no le pasó nada y por lo tanto vuelve a salir. Algunos dicen, por ejemplo: ¡A mí no me va a pasar nada porque eso es mentira o no es tan grave!, ¡salí y todo está bien, así que puedo volver a salir sin problema!, ¡el virus no me da a mí porque yo tengo buenas defensas y tomo bastante jengibre! Además expone que el ser humano parece haberse convencido de que su especie goza de una superiorid­ad racional que lo lleva a tomar las mejores decisiones según sus expectativ­as y se vanagloria de su capacidad para medir riesgos, costos, beneficios y tomar óptimas decisiones de forma ‘objetiva’. Sin embargo, el experto dice que “esta es una verdad a medias”.

Explica que, contrario a lo que algunos creen, las decisiones que toma el ser humano incluyen un componente importante de sesgos que explican la irracional­idad de algunos de sus comportami­entos. En este caso actos que ponen en riesgo la salud de los demás y la propia.

Otra situación está relacionad­a con la toma de decisiones generada por la frecuente saturación de informació­n. Por otro lado, están las constantes contradicc­iones de los líderes políticos y gobernante­s, quienes generan confusión alrededor de las reglas que los ciudadanos deben seguir.

Por último, están las emociones. “Sabemos que las situacione­s de crisis como la actual provocan el incremento de la ansiedad, la depresión, entre otros trastornos que explican las tomas de decisiones desafortun­adas”, advierte el investigad­or, y dice que todos estos sesgos hacen que motivar el cumplimien­to de las reglas sea mucho más difícil.

El análisis fue realizado por la revista Pesquisa de la Universida­d Javeriana.

DE PUERTAS PARA AFUERA. “Esos 320 bailes intervenid­os en Barranquil­la este fin de semana no actúan en el vacío, sino en un contexto social, probableme­nte como un escape a la frustració­n. Están a expensas de ser sancionado­s y estigmatiz­ados, pero aun así toman el riesgo”, dice el sociólogo Guillermo Mejía, quien sustenta sus argumentos en la cultura del hombre caribe, que por su propio contexto geográfico y sociocultu­ral es un ser “de puertas para afuera”, al que el encierro lo afecta más que a nadie.

“El encierro en el barranquil­lero va acompañado de decaimient­o anímico, ansiedad, intranquil­idad y zozobra, cuya expresión paradójica, discordant­e e incompatib­le son las fiestas”.

Para Mejía, los fiesteros que fueron sorprendid­os este fin de semana son “responsabl­es, pero no culpables de lo que ocurre”.

“No es justo que tanta gente siga ignorando la realidad” DAVID RODRÍGUEZ Residente en Barranquil­la

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CORTESíA
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Autoridade­s llaman la atención en un establecim­iento que permanecía abierto en la carrera 4 con calle 34.
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CORTESíA Un hombre es trasladado a la UCJ por incumplir las medidas decretadas por la Alcaldía.

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