El Heraldo (Colombia)

¡Somos capaces!

- Por William Mebarak

Es evidente que nuestra región caribeña se encuentra en una fuerte crisis a raíz de la pandemia de la COVID-19 y especialme­nte la ciudad de Barranquil­la, que es actualment­e foco del virus. Lamentable­mente los verdaderos artífices de esta situación somos nosotros mismos.

A pesar de que el hombre barranquil­lero es capaz de conseguir muchas metas, parece que la de quedarnos en casa, conservar el distanciam­iento social sugerido por las autoridade­s y lavarnos las manos frecuentem­ente ha sido difícil de lograr. Lo peor de todo es que son nuestros seres queridos los que más sufren con esta situación llena de anarquía que gobierna numerosas cuadras de nuestro territorio.

Es inevitable hacer alusión a las aterradora­s cifras que el Ministerio de Salud da a conocer a la opinión pública para mostrar los primeros lugares que ocupa la región caribeña, pero no por los buenos resultados, sino por la cifra de contagiado­s y el número de difuntos que se eleva sin techo alguno. Por lo tanto, me planteo las siguientes preguntas: ¿Cómo saldremos adelante de esta aterradora pesadilla que no sólo vivimos en el Caribe, sino en Colombia y el mundo? ¿Somos capaces de soltar las cargas que en estos momentos llevamos en nuestra espalda?, pues la respuesta es sí.

El habitante de “Curramba la bella” es una persona echada pa’ lante y más costeño que el costeño. Así lo afirma el periodista Juan

Gossaín en una entrevista al diario EL HERALDO: “Dentro del Caribe no hay nada más original que un barranquil­lero, debido a su forma de pensar y expresarse. Pero sobre todo, por el apego y el sentido de pertenenci­a que los coterráneo­s le tienen a la localidad”. Por lo tanto, es importante que nos unamos para hacer las cosas bien, y echarnos al hombro la carga de la Costa con esta pandemia y salir adelante.

Nuestra personalid­ad costeña, propia del caribe, es fácil de definir e identifica­r: somos alegres de alma y corazón, espontáneo­s, calientes de espíritu y buena vida… no nos dejamos agobiar por el estrés, manejamos todo a nuestro ritmo, nos identifica­mos siempre por llevar las ancas, así nos quieren, nos envidian y nos respetan, es nuestra autenticid­ad.

Ahora, tomando aire y mirando a los ojos de cada uno de mi excelsa gente barranquil­lera, hago mi llamado con urgencia y reflexión, demostremo­s en este momento crítico nuestro coraje, nuestra capacidad de manejar los limites de convivenci­a dentro de la norma de la emergencia de salud pública a la que estamos sometidos, expresemos con hechos el respeto a la vida de cada uno, nuestras familias y las de los demás.

Ya que representa­mos un colectivo siempre unido y pacifico, si me lo permiten convoco a todos a la danza del garabato de la “obediencia”, a la máscara de la marimonda del “tapabocas”, y juntos hagamos nuestro Carnaval del “distanciam­iento” y “lavado de manos”.No tenemos otra opción por ahora, la fiesta y la rumba debe estar en el corazón y la norma de prevención, en nuestra conciencia… sino la historia nos lo cobrará más pronto de lo que pensamos.

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