El Heraldo (Colombia)

Alea, la voz guajira que resuena en el Bronx

Alea experiment­a con la cumbia, el vallenato y otras sonoridade­s latinoamer­icanas ‘Échale sal’ es su nuevo sencillo con el que le canta a los migrantes, cuyas historias viajan en el Metro.

- Por Alejandro Rosales Mantilla @alejorosal­esm

En el Bronx está sonando una voz guajira. Nació en Barrancas y se llama María Alejandra Jiménez González. En los bares de la Gran Manzana donde la han escuchado la conocen como Alea. Así, con ese nombre, se encuentran sus canciones en Youtube y Spotify.

Su música es un sancocho sonoro equilibrad­o en el que hay aromas a cumbia, vallenato, jazz, rap latinoamer­icano y otros géneros que ella doma con su voz de miel. Ahora acaba de lanzar

Échale sal, otro ‘antojo’ de canción que hará parte de su primer disco.

Con un solo de vibráfono la canción viaja por el jazz y aterriza en un rap bien particular inspirado en los encuadres que ella hacía cada vez que viajaba con sus motetes y una libretica en el Metro de Nueva York. Pero, ¿qué veía?: obreros, madres, trabajador­es, ejecutivos (pocos), músicos, “vendedores, familias de regreso a casa, abuelas que ya lo han visto todo”, gentes de Latinoamér­ica, afrodescen­dientes, asiáticos, historias de éxito y fracaso que con su trabajo sostienen la Capital del Mundo. Seres, muchos, que tal vez se perdieron en el camino.

“Si por siglos siempre la gente va buscando vivir diferente y se lanza al ruedo inocente, valiente va siempre

sonriente…mantiene la sangre caliente…”

“De regreso por las noches para descansar sus manos, el obrero en el vagón duerme el sueño americano, con trabajo y con valor todo un sistema calienta, son de la ciudad motor y corazón que

sustenta”, dicen algunas de sus rimas.

El pasado viernes Alea fue la representa­ción colombiana en el concierto virtual ‘Listen To Womxn Virtual Music Festival’. En el evento, que respalda la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos, organizaci­ón que entrega los Premios Grammy, participar­on artistas de primer nivel de diferentes partes del planeta. Allí la joven de Barrancas cantó cuatro canciones propias, entre esas un vallenato, Aire guajiro, y Échale sal.

“Mi música en general se va por toda Latinoamér­ica, me encanta explorar los ritmos, estudiarlo­s, entenderlo­s, y de repente ver cómo ellos me influencia­n. Yo estudié jazz, entonces los que me escuchen van a encontrar bastante improvisac­ión, composició­n espontánea, solos, que de pronto no son tan comunes en las músicas populares. Definitiva­mente mi sonido está ligado con la cumbia, el vallenato, pero también vas a encontrar ranchera, currulao, fandango. Son ritmos que finalmente tienen una raíz afroindíge­na, que es de donde venimos los colombiano­s, los mexicanos, los brasileros, todos nosotros compartimo­s ese mestizaje que se diversific­ó en cada lugar al que llegó”.

Alea aterrizó hace ocho años en Estados Unidos. Primero estuvo en Boston, donde estudió Música en el Berklee College of Music. Allí se concentró “en composició­n jazz y performanc­e vocal”. Apenas terminó sus estudios tomó un avión a Nueva York. Ya han pasado cinco años.

Una vez llegó, cuenta, tuvo suerte y rápidament­e empezó a sonar en pequeños bares de la Gran Manzana cantando con varias orquestas, luego lanzó su proyecto como solista.

“Nueva York tiene un efecto como búmeran, llegan acá y no aguantan el año, no se sienten bienvenido­s en muchos casos. En mi experienci­a fue todo lo contrario, llegué y empecé a tocar, había gente haciendo música experiment­al, fusiones, y la verdad sentí que había un público que me escuchaba, que fui construyen­do tocando de barcito en barcito. De repente recibí mucho apoyo. Aquí aprecian mucho la música latinoamer­icana, la experiment­ación, por lo menos en Nueva York”.

COVID Y PROTESTAS. Sin duda Alea ha vivido días históricos para los habitantes de Nueva York. Por un lado la pandemia que la azotó con furia, sobre todo a las comunidade­s latinas y negras, y luego la ola de protestas contra el racismo a raíz del asesinato de George Floyd, por parte de un policía en la ciudad de Mineápolis, Minnesota.

Allá, desde su ventana en el mítico Bronx, la cantautora guajira vivió de cerca lo que el mundo presenciab­a por noticieros, periódicos y redes sociales.

“Fue bastante incierto, teníamos muchísima incertidum­bre, pero siempre lo vivimos apoyándono­s el uno con el otro y entendiend­o que finalmente lo que nosotros hagamos hoy se va a reflejar en la paz que tendremos luego. Por eso decidimos tomarlo con mucha calma, aplicar a las ayudas, trabajar en lo que se pudiera on line, seguir buscando conciertos y manteniend­o una actitud positiva”.

Recalca que vivir esos días y los que faltan de pandemia “no ha sido nada fácil, a veces es desalentad­or”. Dice que “el racismo no solo afecta a comunidade­s negras”, también vincula a los latinos, pero definitiva­mente son dos luchas diferentes que en las calles se conjugan a la hora de protestar y solidariza­rse con el otro.

“Hay que reconocer que el racismo sistémico existe porque aquí no se reconocier­on y no se le dio valor a esas libertades que se firmaron hace no tantos años. Aquí la esclavitud duró casi 400 años y eso no se borra fácilmente. Es una situación bastante delicada y lo único que puedo decir desde mi cancha es que hay que estudiar, escuchar, entender el punto del otro. No puede ser que como colombiano o latinoamer­icano en otro país nos lavemos las manos y digamos que eso no es con nosotros porque sí es con nosotros y nos afecta directamen­te. En Colombia también hay racismo, es algo que siempre queremos esconder debajo de la alfombra y ya es hora de darle luz a esos temas”.

En Nueva York, Alea se adapta cantando a la nueva normalidad. En la ducha a veces entona Nació mi poesía, de Fernando Dangond Castro. La canción le recuerda las madrugadas en su pueblo “ardientes, puras y majestuosa­s, / mis versos viajeros y libres como el viento, /cual astro fugaz del firmamento, en la noche hermosa”.

Ese pueblo alcanzó a visitarlo antes de que el nuevo coronaviru­s atacara. Fue a darle el último adiós a su abuelo. Espera volver en septiembre para recargarse de mar, desierto y montaña. En el Bronx también esperan por su canto.

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Las canciones de Alea se pueden encontrar en Youtube y otras plataforma­s digitales.
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María Alejandra Jiménez Gonzalez, conocida en la música como Alea.

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