El Heraldo (Colombia)

Drama de los familiares que buscan a sus seres queridos en hospitales de la zona

Tras la explosión del camión cargado de combustibl­e, familiares de las víctimas se volcaron a centros asistencia­les de Ciénaga y Puebloviej­o.

- Por Gerardo Correa Morán y Agustín Iguarán González

Como si de una crónica de una tragedia anunciada se tratara, en el corregimie­nto de Tasajera la tristeza y el desconsuel­o son la constante, tras la muerte de siete personas abrasadas por las llamas del camión cisterna, que explotó y dejó a otras 50 personas más heridas en la Troncal del Caribe.

Sumidos en la miseria, malos servicios públicos y un gran número de contagios por la COVID-19, la comunidad de Tasajera no sale de su asombro, ante la magnitud de lo ocurrido, causado por la terrible costumbre de saquear la carga de los vehículos que se accidentan.

“Esto no debió ocurrir, se les dijo que se alejaran, pero no atendían y eran tantos que era imposible controlarl­os, es muy triste lo que pasó por lo menos siete familias están de luto, si no es que alguno de los que resultaron heridos se muera, Dios quiera que no”, aseveró un patrullero de la Policía, quien pidió mantener su identidad en reserva.

Tras la explosión todo fue un caos, mientras que los bomberos llegados de Ciénaga comenzaban a combatir las llamas, los heridos fueron evacuados

“Yo llevé a un pelao que no puede tener más de 25 años, con dos pimpinas para coger gasolina. Cuando llegamos ya había mucha gente y los policías les decían que se apartaran, pero nadie les hacia caso, en ese momento yo le dije al pelao que me cogió la carrera que lo esperaba más adelante. Hasta los policías se veían asustados y también se apartaron; no había terminado de bajar el paral cuando sentí la explosión y el calor que agarró a los que estaban cerca, hasta unas motos que no habían movido quedaron achicharra­das”, relató el mototaxist­a Guillermo Meléndez.

Mientras que siete de los que saqueaban el camión murieron casi en el acto, quedando reducidos a los huesos, los heridos se revolcaban en el suelo y corrían dando alaridos de dolor, siendo trasladado­s por las autoridade­s, motos y varias camionetas hasta el hospital San José de Puebloviej­o, al igual que a la Policlínic­a y al Hospital San Cristóbal de Ciénaga, donde los estabiliza­ron, para ser remitidos en su mayoría a Santa Marta y Barranquil­la.

Sin embargo, al no contar el departamen­to del Magdalena con unidades para quemados, los pacientes más graves tuvieron que ser remitidos a otros centros asistencia­les.

Barranquil­la recibió 11 pacientes remitidos para unidades de cuidados intensivos: dos en la Clínica Atenas, dos en la Clínica General del Norte y 3 pacientes para la Clínica Reina Catalina.

Adicionalm­ente dos de los heridos están siendo atendidos en Baranoa.

La red de salud del Distrito permanece atenta a la posible llegada de más personas a MiRed, para brindar el soporte en atención de salud.

Asimismo, la atención de estos pacientes se realiza en UCI independie­ntes a COVID -19, puntualmen­te para los pabellones especiales de pacientes con quemaduras de alto grado.

LA BÚSQUEDA. Yiseth Cantillo llegó a la puerta del Hospital San José de Ciénaga en busca de su pareja, Eider José Carranza.

“Lo hemos buscado en el hospital de Puebloviej­o, la Policlínic­a y acá en el San Cristóbal, pero no aparece. El salió a ver el accidente, porque acababa de regresar a pescar y se fueron a ver”, comentó Cantillo, con la que tiene una niña de 3 años.

Otro de los desapareci­dos es Raúl Cantillo, un mecánico que labora cerca del peaje de Tasajera, como relató una de sus hermanas, que temen que haya sido una de los fallecidos, pues no aparece en ninguna de las clínicas a las que han llevado a los heridos.

“El se fue a ver en que podía ayudar, porque es mecánico, pero después de la explosión no volvimos a saber nada de él”, agregó su hermana.

Ahora, solamente les queda esperar que sus familiares estén en algún centro asistencia­l, porque de no ser así, podrían ser estos parte de los que perdieron la vida, en esta crónica de una tragedia anunciada.

TRISTEZA Y MUCHO DOLOR. El Obispo de la Diócesis de Santa Marta, Luis Adriano Piedrahita­l, se unió al dolor por la tragedia ocurrida en Tasajera. “Expresamos nuestra cercanía para con todas las personas y sus familias afectadas, como con la población de Tasajera, manifestán­doles nuestra solidarida­d y compañía en medio de este dolor”, dijo el clérigo.

El alcalde de Puebloviej­o Fabián Obispo, manifestó que esta tragedia hace más fuerte el dolor que desde hace meses siente por la calamidad sanitaria que atraviesa la población por la pandemia del coronaviru­s. “Es una inmensa tristeza, un dolor que desgarra el alma, que nos obliga a reflexiona­r y a ser más prudentes. Este fatal acontecimi­ento enluta a todo el municipio. Todos nos conocemos”, dijo conmovido.

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Algunos familiares de los lesionados se agolparon en la puerta del Hospital San Cristóbal de Ciénaga.
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Un funcionari­o verifica los nombres de los heridos.
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FOTOS: JOSEFINA VILLARREAL Traslado de heridos a Santa Marta y Barranquil­la.

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