El Heraldo (Colombia)

Estamos fatigados, no exhaustos

- Por Katherine Diartt @KathyDiart­t

Estamos cansados, dramáticam­ente fatigados. El encierro empieza a pasarnos factura. Quienes nos encuarente­namos hacia el 15 de marzo, vamos ya para varios meses sin tener contacto social, más allá de las personas con las que convivimos. No lo niego, los barranquil­leros, o mejor dicho lo atlanticen­ses, tenemos todo el derecho a estar aturdidos, angustiado­s y cansados ante los retos que nos ha presentado la tan mentada “nueva normalidad”.

Quienes hayan sido deportista­s, o lo sean, sabrán que uno llega a las instancias finales ya “sin piernas”; es decir, el cuerpo esta cansado y uno se siente pulverizad­o, pero aún sabe que le queda un pedazo por conquistar y que la victoria depende de apretar en el momento más difícil. De allí que desde niño se aprende a diferencia­r entre el mero cansancio -el cual por supuesto genera fastidio y mella emocional- , del agotamient­o crónico.

Utilizo este referente, pues es el más próximo para mi y el que me permite explicar, sin usar lenguaje de la ciencia política, lo que estoy sintiendo en este momento. Y lo que supongo están experiment­ando muchas personas que no conozco, pero que al igual que yo, llevan ya más de 120 días enclaustra­dos. Todos, sin importar nuestras realidades, hemos sido golpeados emocional y económicam­ente por esta pandemia. Pero ojo, el coronaviru­s aún no nos noquea, no a los que seguimos con vida.

Desde mi ideología libertaria, creo en un Estado reducido a su mínimo.

A lo estrictame­nte necesario. Estoy convencida también de que una burocracia efectiva y diligente es requerida, mientras los gobiernos de turno sepan dirigirla. Dichas presuposic­iones implícitam­ente también sugieren que creo que en las ciudades, son más importante­s los comportami­entos del ciudadano que incluso las ordenes institucio­nales de los entes territoria­les. Noguera y Pumarejo, ¿qué más pueden hacer por nosotros?; ya en este momento. No hablo del pasado. De las decisiones que se tomaron o se dejaron de impartir. La manera en la que actuamos los ciudadanos depende de nosotros. Ellos que continúen con sus equipos capoteando este barco, pero nosotros que somos los tripulante­s, debemos -quienes podemoshac­er un esfuerzo extra. Sí, en este momento en el que estamos aburridos del encierro y con la cabeza agobiada por la incertidum­bre que el futuro nos produce.

“Estas dos semanas son cruciales”, lo venimos escuchando desde Marzo. Así que no será lo que les diré, porque posiblemen­te no vengan 15 días decisivos sino muchos más. Eventualme­nte aprenderem­os a convivir mejor con este panorama, pero mientras tanto, seamos más ciudadanos que nunca. Entendamos, que a pesar de estar cansados, no estamos exhaustos. Aún nos queda oxígeno para dar lo mejor de nosotros como actores centrales de la sociedad. ¿Estoy sugiriendo que nos reduzcamos a espectador­es?, la respuesta es: No. Pido que seamos protagonis­tas, que como dueños de nuestra ciudad y departamen­to, lo cuidemos. ¿Cómo? Siendo prudentes en nuestro pico de cansancio. ¿Por qué? Porque el virus no va al ritmo de nosotros, va al son que quiere.

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