El Heraldo (Colombia)

Heridos permanecen críticos en hospitales de la Costa y Bogotá

Con algunos reportes médicos más alentadore­s que otros, parientes aseguraron que heridos de Tasajera se mantienen estables en centros médicos de la Costa y Bogotá.

- Por Camila Luque Rozo

Las entradas a la Clínica Adelita de Char para ver el estado de su hijo, Junior Álvarez Orozco, han aliviado un poco la espera de Ignacio Álvarez. Según contó este jueves a EL HERALDO, desde que el quinto de sus 10 hijos resultó herido por la explosión del camión de gasolina en Tasajera, lo único que ha hecho es orar por su recuperaci­ón.

En su rostro de pescador, quemado por el sol tasajerens­e se ha marcado una arruga profunda entre las cejas a causa del tiempo y la preocupaci­ón. Sus ojos, bordeados de carmesí dejan ver que ha dormido poco y, quizá, llorado unas cuantas lágrimas. Sin embargo, en la voz se le siente el tesón de padre y sus palabras reafirman su fortaleza.

“Ahorita me toca entrar otra vez a ver qué informació­n me dan del niño –dijo refiriéndo­se a Junior, de 16 años–. Esto es cruel. Ver a otros compañeros del pueblo y saber que algunos han muerto es lo que más preocupa. Pero yo sé que hay un Dios en el cielo que nos ampara y le pedimos que nos colabore para mantener a nuestros hijos con vida”, afirmó Álvarez.

Sentado bajo un árbol en la entrada del centro médico barranquil­lero recordó el momento en que su hijo menor, de cinco años le contó a Junior sobre el volcamient­o del camión en el kilómetro 47 de la vía entre Barranquil­a y Ciénaga. Le pareció irónico que él nunca se haya interesado por ese tipo de sucesos, pero sus hijos sí.

“El niño estaba durmiendo y yo estaba tomando el café. La gente corría, pero a mí nunca se me ha dado por decirle ‘mijo, pasó esto’, pero al pequeñito sí. Entonces, fue y le dijo a Junior que se volteó el camión y él salió para allá. Ahí fue cuando pasó todo”, relató Ignacio Álvarez.

Para ese momento esperaba un nuevo reporte sobre el estado de salud de su hijo. Antes, los intensivis­tas de pediatría le habían dicho que el adolescent­e se mantenía estable, pero que lo habían tenido que intubar para controlar su respiració­n y tenía una sonda urinaria. Esperaba noticias alentadora­s.

A su lado, en la Clínica

Adelita de Char, esperaban también reportes los familiares de Elkin Cahuana Rodríguez (27), Juan Carlos Guerrero Viloria (33) y Adalberto Díaz Ortiz (23).

Para ellos, el poder conocer el estado de los heridos no ha sido igual que para Ignacio Álvarez, pues aseguraron que los reportes se los dan una vez al día, en la noche y sin permitirle­s verlos. Las condicione­s que ha puesto la clínica les parecen desesperan­tes, pues temen otras pérdidas, ya que cuentan como propio el dolor de todas las madres, padres, hermanos, hijos y primos de Tasajera.

“De mis familiares casi todos cayeron en la explosión, porque en el pueblo todos somos una familia, pero de mi círculo cercano fueron cinco. Ya uno de mis hijos murió”, explicó Norberto Cahuana Gutiérrez, papá de Elkin Cahuana.

Entre lágrimas, aseguró que en estos momentos lo único a lo que se aferra es a Dios, pues aunque Elkin sigue con pronóstico reservado e intubado, “al menos él lo mantiene con vida”.

SIGUEN LUCHANDO. Tras el fallecimie­nto de cinco de los 19 heridos de Tasajera que fueron trasladado­s a

Barranquil­la para recibir atención médica, 14 jóvenes y adultos siguen luchando por sus vidas en unidades de cuidados intensivos.

En la Clínica Reina Catalina, donde permanecen siete víctimas, Geisel Castillo, hermana del herido Ánderson González, aseguró que este jueves el ambiente estuvo más tranquilo, pues han empezado a recibir noticias más alentadora­s sobre sus seres queridos.

“Algunos están mejores que otros, pero hasta el momento todos han evoluciona­do bien. Las noticias que hemos recibido de los médicos han sido buenas, nos dicen que responden bien a los medicament­os y eso nos tiene más tranquilos que ayer (miércoles)”, expresó en nombre de los más de 10 parientes de víctimas que permanecen a las afueras de la clínica.

En este centro asistencia­l la enfermera Maira Romaña aseguró que se necesita de manera “urgente” sangre O +, O-, B + y B-, para continuar haciendo transfusio­nes a los heridos que allí son atendidos. Invitó a los ciudadanos a donar acercándos­e al cuarto piso de la clínica entre las 8:00 a. m. y las 6:00 p. m.

Por otro lado, la preocupaci­ón de Tania por su hijo Joiner Maldonado Franco, el único herido que continúa con vida en la Clínica General del Norte, ha aumentado. Sin embargo, a su lado hay más personas acompañánd­ola en oración y fortaleza, entre ellos su hermano José Franco, quien contó que en la noche del miércoles Joiner tuvo una crisis de la que salió con vida, pero en delicadas condicione­s. Continúa con pronóstico reservado.

La Clínica Atenas emitió un comunicado de prensa en el que aseguraron que una de las dos víctimas atendidas en ese centro médico se encuentra estable, pero en condicione­s delicadas, pues tiene quemaduras en el 45% de la superficie corporal y está intubado.

Se trata de Keivis Samper Ayala, de 23 años, cuyo padre, Eliécer Samper Miranda, dice estar agradecido de que el joven se encontraba mejor que el día anterior.

Por otro lado, Luis Manuel Marín Díaz, de 17 años, entró en estado crítico, según la clínica, pues llegó con quemaduras en el 65% de la superficie corporal y ha empezado a presentar cuadros de fiebre alta. Su madre, Clara Inés Díaz Ortíz, dijo que permanece confiada en que el único varón de sus tres hijos superará esta etapa y volverá a abrazarla.

VENDADOS. Ocho de las nueve víctimas del accidente de Tasajera que fueron trasladada­s a Bogotá permanecen completame­nte vendadas, en estado crítico y con pronóstico reservado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Simón Bolívar.

Uno había fallecido este jueves y otros cuatro se encuentran con soporte ventilator­io, pues durante el accidente resultaron con quemaduras internas en las vías respirator­ias.

Esas heridas internas, según la médico jefe de la Unidad de Quemados del hospital, Patricia Gutiérrez, “agregan un valor negativo para la recuperaci­ón de los pacientes”.

El hospital informó que los heridos son atendidos por especialis­tas con la indumentar­ia de protección para el COVID-19, pues todos son sospechoso­s y están a la espera de las pruebas que confirmará­n o descartará­n contagios.

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JHON ROBLEDO A las afueras de la Clínica Adelita de Char, Norberto Cahuana y Katerine Ríos Carbonó anhelan la recuperaci­ón del hijo y esposo Elkin Cahuana Rodríguez.
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Panorama en la parte externa de la Clínica Reina Catalina, donde atienden a siete heridos de Tasajera
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Clara Díaz espera la recuperaci­ón de su hijo de 17 años en la Clínica Atenas.
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En la Clínica General del Norte, Tania Franco aguarda por su hijo Joiner.

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