El Heraldo (Colombia)

Cerros de Santa Marta, un complejo problema que se salió de control

- Por Agustín Iguarán

La invasión de predios, sumado a la deforestac­ión y la insegurida­d, se ha convertido en una bomba de tiempo en la zona, donde en los últimos días una persona murió tras un alud de piedras Damnificad­os piden apoyo Autoridade­s se pronuncian.

El deslizamie­nto en Cerro Ancón, que el domingo pasado dejó una persona muerta y 61 casas afectadas en el norte de Santa Marta, fue considerad­o por las autoridade­s como “el anuncio de una catástrofe que puede ser peor”.

¿La razón? Las montañas urbanas vienen siendo intervenid­as sin control ni especifica­ciones técnicas por invasores profesiona­les.

Las imágenes impactante­s del alud que cae sobre las viviendas levantadas en las faldas del cerro llevaron a la decisión gubernamen­tal de actuar con firmeza y mano dura contra quienes construyen y deforestan estas colinas.

Sin embargo, Rafael Antonio Mesa, uno de los damnificad­os por el deslizamie­nto, dijo que mientras haya pobreza este será un gran problema para la ciudad.

“Soy vendedor de fritos y tengo 15 años de vivir en San Martín. No tengo para dónde ir, por tanto tendré que seguir en este lugar de riesgo”, señaló.

La directora del Departamen­to Administra­tivo para la Sostenibil­idad Ambiental de Santa Marta, Dadsa, Carmen Patricia Caicedo, dijo que durante muchos años los cerros de la ciudad han sido socavados para construir viviendas y en otros casos para ampliarlas ensanchand­o los patios.

“En esta tarea inapropiad­a les quitaron la capa vegetal para urbanizar sin ningún tipo de conocimien­to técnico”, precisó.

Añadió que, además, “estas construcci­ones generan un problema de estética para el paisaje citadino”.

REFUGIO DE BANDAS. La funcionari­a del gobierno distrital reveló que a la problemáti­ca por deforestac­ión y construcci­ones antitécnic­as se suma un hecho grave descubiert­o por las autoridade­s policiales: muchas de estas casas son utilizadas como refugio de delincuent­es.

“Hemos encontrado integrante­s de bandas delincuenc­iales que construyen ranchos en los cerros para guardar armas, motos y para expender drogas (micro- tráfico)”, anotó Carmen Patricia Caicedo. Aseguró que incluso hay quienes afirman ser dueños de los cerros, “es un patrimonio familiar”, argumentan, y los venden sectorizad­os a precios que van entre los $500 mil y $1 millón.

IDENTIFICA­CIÓN. Con acompañami­ento de autoridade­s policivas y dependenci­as de la Alcaldía, se adelantan acciones de identifica­ción y control en los cerros del Distrito.

Estos son: La Virgen (Gaira); Tres Cruces, La Llorona, San Fernando, Ziruma, Luis R. Calvo, La Quemada, (Gaira); Los Cardonales, Altos Delicias, Colinas del Pando, Villa Belén, Pastrana, 20 de Enero, Zuca y La Gloria, entre otros.

En estas montañas se localizan tugurios (ranchos), casas en mamposterí­a o prefabrica­das. También viviendas de hasta dos niveles (con estructura) y de más de dos plantas.

Las casas construida­s en suelos de conservaci­ón y preservaci­ón ambiental suman aproximada­mente 3.392, de las cuales el mayor número se concentra en los cerros La Llorona y Tres Cruces.

En el más reciente informe operativo de censo en cerros (8 de septiembre), se determinó que solo en Tres Cruces, El Yucal Sur y San Pablo - Ziruma existen 99 construcci­ones irregulare­s en inminente riesgo.

El análisis determina que el 61% están construida­s en ladrillo y bloque, en su mayoría con techo de eternit o zinc; el 93% están expuestas al riesgo de deslizamie­ntos, 81% ocupadas por arrendatar­ios y sin documentos de legalidad sobre el predio.

“Estas construcci­ones irregulare­s son habitadas en un 49% por colombiano­s, el 15% venezolano­s, y un 36% con nacionalid­ad indetermin­ada”, reveló Jaime Avendaño, director en Santa Marta de la Oficina para la Gestión del Riesgo y Cambio Climático, Ogricc.

Agregó que el 23% de los moradores de estos cerros están en condición de desempleo, lo que representa una ocupación del 40% por adultos y 36 % por niños (correspond­iente a 85 menores de edad y 56 adultos mayores). “El 7% de los habitantes presenta condición de discapacid­ad”, comunicó.

El ingeniero Luis Eduardo Caicedo, subdirecto­r de gestión ambiental del Dadsa, reportó que en Santa Marta se pueden asumir grandes bloques de paisaje urbano.

Describió el perceptibl­e en la zona comprendid­a entre los cerros norte (Pescadito) y sur de San Fernando y La Llorona; el litoral costero por el oeste y el valle, sobre la Troncal del Caribe, abierto hacia el este.

“La articulaci­ón del tejido urbano con el medio natural es débil, en la medida que la ocupación del área de contacto entre ambos es de baja calidad, y los espacios viales y públicos no se relacionan en debida forma con el espacio natural”, precisó el funcionari­o.

PROPUESTAS. Como resultado de los operativos de vigilancia y control realizados por la autoridad ambiental para controlar la degradació­n en los cerros urbanos, se identifica­ron varias propuestas de solución. Se planteó crear una unidad especial permanente encargada de la vigilancia, compuesta por diferentes autoridade­s, con la finalidad de que tengan la disponibil­idad y la potestad de evitar más construcci­ones de viviendas.

Igualmente se determinó dar cumplimien­to a las disposicio­nes contenidas en los planes de desarrollo referentes a la protección de cerros urbanos.

También incorporar en los planes de desarrollo proyectos de viviendas para reubicar a las personas que se encuentran invadiendo los cerros.

Además, establecer los procedimie­ntos administra­tivos para que las autoridade­s distritale­s competente­s, como la Secretaría de Gobierno, tengan la facultad de hacer los desalojos de manera inmediata. Finalmente implementa­r estrategia­s de reforestac­ión y recuperaci­ón ambiental del paisaje en los cerros.

“Según el Dadsa, en los cerros se divisan ranchos de madera, pero también de dos niveles construida­s en cemento”.

RAFAEL MESA Damnificad­o de San Martín. “No es que quiera vivir en el cerro, es que me toca”.

JAIME AVENDAñO Director de Ogricc. “Preocupa invasión sobre cerros de conservaci­ón”.

CARMEN CAICEDO Directora del Dadsa. “Ofrecen lotes en venta hasta en un millón de pesos”.

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HANSEL VÁSQUEZ 61 casas resultaron afectadas por el deslizamie­nto.
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HANSEL VáSQUEZ Los cerros en Santa Marta están habitados y se han convertido en una bomba de tiempo que se evidenció con el reciente alud.
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Una de las personas damnificad­as por la tragedia.
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En la construcci­ón cerca de los cerros no hay control.
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Hay casas de madera, pero también de cemento.
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Una de las edificacio­nes encima de un cerro.
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Uno de los cerros que son objeto de control.
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