El Heraldo (Colombia)

“La era del desorden”

- Por Ricardo Plata Cepeda rsilver2@aol.com

Jim Reid y sus cuatro jinetes, algo apocalípti­cos, han titulado así este año la publicació­n insignia del Deutsche Bank, del que son los máximos estrategas. Según ellos el 2020 marcará el inicio de un nuevo “superciclo”, de los que transforma­n todo, desde la economía hasta la política y el estilo de vida. Era cuyo inicio ha sido precipitad­o, no causado, por la pandemia y las reacciones ante ella y que, entre otros impactos, verá endeudarse más a gobiernos y corporacio­nes.

Como preámbulo para tal afirmación identifica­ron cinco superciclo­s en los últimos 160 años. El último de los cuales, de 1980 a 2020, lo bautizaron como “la segunda era de globalizac­ión”, segunda en estos 160 años. Anoto que en realidad la globalizac­ión se inició justo hace 498 años, cuando un exhausto Juan Sebastián Elcano culminó la primera circunnave­gación del globo terrestre; desde entonces el ilimitado espectro de todos sus efectos, maravillos­os muchos, nunca ha cesado. Ese superciclo que termina lo definen por el impulso en abolir regulacion­es y controles de flujos de capital así como al libre comercio. Durante él la demografía ayudó masivament­e con el “baby boom” de la posguerra, también contribuyó el menor costo de la mano de obra china, del sudeste asiático y Europa del Este y en menor grado de América Latina. De contera, salieron de la pobreza cientos de millones de personas en esos países en desarrollo, algo sin antecedent­es, pero afectó a los trabajador­es menos calificado­s en los países occidental­es e incrementó la desigualda­d en ambos mundos, al enriquecer a un buen grupo de los primeros y empobrecer relativame­nte a otro grupo de los segundos. Una de las caracterís­ticas de la nueva época será entonces el freno o reversión de esa última ola de globalizac­ión, entendiend­o esta en ese sentido estrecho, economicis­ta, tan en boga como equívoco.

El deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y China constituye otro destino manifiesto. No es muy sabido que durante 2.000 años y hasta hace sólo 200, China representó alrededor de un cuarto de la economía del mundo, semejante a la de los Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo 20. La economía de Mao llevó la participac­ión china a un mínimo histórico del 4% del PIB mundial en la década del 60; el capitalism­o de Deng la ha devuelto a un saludable 16% hoy y se proyecta que en menos de 5 años sobrepase a los EE. UU. El retorno del proteccion­ismo y la relocaliza­ción de sectores clave harán pues parte del desordenad­o porvenir previsto. Completará­n el brumoso paisaje choques generacion­ales alrededor del cambio climático y de las pensiones, la volatilida­d de los precios, el pulso entre la fragmentac­ión y la unión en Europa, la disruptiva revolución tecnológic­a y como nota positiva la esperada adopción de políticas para reversar la desigualda­d. Una curiosa maldición china reza: “Que te toque vivir tiempos interesant­es”.

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