Opción cubana, católica y conservadora para la Corte
La jueza Bárbara Lagoa, incluida en la “lista corta” de posibles candidatas del presidente Donald Trump para la Corte Suprema de Estados Unidos, es un motivo de orgullo para los cubano-estadounidenses del sur de Florida, pero no despierta el mismo entusiasmo entre organizaciones progresistas. “Es una mujer sensacional”, dijo este lunes Trump sobre Lagoa en unas declaraciones al canal Fox, mientras la Alianza para la Justicia (AFJ) manifestó su “fuerte” oposición a que sea nombrada, en razón del sentido de algunos de sus fallos. “Bárbara Lagoa puede causar un gran daño a millones de estadounidenses”, dice Daniel Goldberg, director legal de AFJ, aunque precisa que con la jueza Amy Coney Barrett, de Indiana, y la jueza Allison Jones Rushing, de Carolina del Norte, también mencionadas como posibles candidatas, sería “lo mismo”. Tras la muerte de la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg, el viernes pasado Trump anunció que piensa nombrar a una mujer para cubrir la vacante y que se propone hacerlo antes de las elecciones. Hija de cubanos que huyeron del castrismo, Lagoa nació en 1968 en Miami-Dade y creció en Hialeah, una ciudad de ese condado que se caracteriza por ser una de las menos diversas del país, con más de un 96% de habitantes que se identifican como “hispanos” y de ellos tres cuartas partes como cubanos.