El Heraldo (Colombia)

Escuela de talentos, reinsertad­os que enseñan béisbol

Cinco personas en proceso de retorno a la civilidad comenzaron el proceso para crear una “escuela de talento” que busca generar conciencia de no guerra en los niños del barrio El Pueblo.

- Por Michelle Romero Orozco @Emeromero_

Entre las calles angostas del barrio El Pueblo, en el que muy pocas casas tienen nomenclatu­ra y todas las direccione­s parecen ser iguales, se encuentra lo que habitantes del sector han llamado como “el salón comunal”. Ubicado en la última cuadra de ese pequeño laberinto, donde si enfocas la vista en el horizonte, más allá del caracterís­tico polvo que genera el arenal de una calle destapada y el matorral de una trocha que colinda con el arroyo de Las Malvinas, se puede visualizar la Avenida Ciudad Caribe. Justo allí, sobre piedras, arena, charcos y maleza se puede escuchar, sin esforzarse demasiado, el sonido del bateo, la risa de decenas de niños, y el alarido de darse aliento entre ellos mismos para ver si alguno, al fin, logra hacer un jonrón.

Para los niños del sector no existe una cancha. Hasta hace poco no tenían ningún implemento, pero con una improvisad­a indumentar­ia defensiva —los retazos de las ropas que ya no solían usar— vestían a su

catcher; las ramas y los palos de las escobas —en lo que algunos llamarían “efecto cenicienta”— tenían el derecho de convertirs­e en bate por una tarde; y cualquier bola de papel, checa o tapa hacía las veces de pelota en un espontáneo juego que solo se resume en una cosa: amor al béisbol.

Nunca han estado solos. A pesar de las carencias, los niños van de la mano de un acompañami­ento emocional, social y cultural de “la escuela de talento”, un proyecto de fortalecim­iento comunitari­o que desarrolla­n los líderes comunales de ese barrio, entre ellos cinco exintegran­tes de las Farc-ep, que buscan transferir conocimien­tos en deportes, artes y cultura a los jóvenes con el fin de que estos aprovechen su tiempo libre.

Leonardo, un hombre de aproximada­mente 50 años, de tez media y mirada sonriente es uno de los excombatie­ntes que hoy, alejado del monte y las armas, empuña ideas de cambio y de la mano de la Agencia para la Reincorpor­ación y la Normalizac­ión (ARN) busca devolverle­s a los niños “algo que pueda resarcir cualquier impasse que haya cometido”.

“La iniciativa de empezar este trabajo comunitari­o estaba desde hace rato. Esta comunidad convive con diferentes factores del conflicto y lastimosam­ente nuestros niños y jóvenes no son ajenos a ello. A través de un proceso con la comunidad y en articulaci­ón con la ARN hemos tratado de mirar cómo podemos interactua­r y aportarles a los niños para que el flagelo de la guerra no les golpee como nos golpeó a nosotros”, afirma Leonardo.

Con la voz pausada que lo caracteriz­a y fuera de la grabadora de voz, señalando a los niños, expresó: “Fue por ellos”, como respuesta a la inquietud de por qué había tomado la decisión de acogerse a un proceso de retorno a la vida civil. “Los niños necesitan saber que hay quienes creen en ellos”, culminó la frase Leonardo.

Cuando se firmó el Acuerdo de Paz en el año 2016, él y cinco compañeros más decidieron acogerse a este. Desde entonces han estado unidos en el proceso de mejora y embellecim­iento de un barrio “por el que nadie daba ni un peso”, según afirman ellos mismos. El barrio El Pueblo, ubicado en el surocciden­te de Barranquil­la, en el año 2019 ocupó el puesto número 20 en el ranking de los 165 con más riñas en la ciudad. De los seis excombatie­ntes solo quedan cinco, uno de ellos falleció en medio de

la cuarentena estricta que generó la Covid-19. Gustavo Pérez, a quien recuerdan con nostalgia, generó empleo a 58 familias del barrio en un taller de confeccion­es, que logró sacar adelante con el apoyo para proyectos productivo­s de la ARN, en el que hacían uniformes para los colegios y prendas carnavaler­as, y en medio de la pandemia se convirtió en un taller de diseño de tapabocas, gorras con protector de ojos y uniformes para médicos.

A mediados de mayo de 2020, en una entrevista que concedió a EL HERALDO, Pérez confesó que su sueño era “la fundación legal de una escuela que capacite a su gente y la planificac­ión de una empresa comunitari­a”, hoy parte de ese sueño de Gustavo se empieza a materializ­ar.

“Creemos que esto es un comienzo. En unas facetas futuras esperamos vincular a los padres de los niños a los proyectos para ver si de una u otra forma se ayuda a desterrar esa estigmatiz­ación que tiene nuestra sociedad con los distintos sectores que conviven en ella”, explicó Leonardo.

Entre las acciones de la Agencia para la Reincorpor­ación y la Normalizac­ión (ARN) está promover espacios de participac­ión, empatía, convivenci­a, construcci­ón de confianza y reconcilia­ción entre habitantes de las comunidade­s y excombatie­ntes. Por lo anterior, desde el año 2007, la Agencia ha liderado la implementa­ción de Modelos de Fortalecim­iento Comunitari­o (MFC), realizando 161 intervenci­ones en 122 municipios del país.

En su más reciente visita a esta casa editorial, Andrés Stapper director general de la ARN, afirmó que en el Atlántico se concentra un grupo de 64 exintegran­tes de las Farc-ep que adelantan su proceso de reincorpor­ación en el departamen­to, principalm­ente en Barranquil­la, Soledad, Malambo y Galapa. De estos, la agencia ha impulsado 17 proyectos productivo­s y comunitari­os individual­es.

“Los reincorpor­ados no solo han logrado construir un futuro de oportunida­des y han fortalecid­o sus habilidade­s, sino también impactan de manera positiva la sociedad poniendo sus conocimien­tos al beneficio de las comunidade­s”, aseguró Stapper.

Por el apoyo que la ARN ha brindado a este grupo de reinsertad­os hoy, los niños que hacen parte de “la escuela de talento” del barrio El Pueblo no tienen que usar la imaginació­n para practicar el béisbol. “Los profes”, como le llaman a Leonardo y su grupo, gestionaro­n para dotarlos de los implemento­s básicos para entrenarse en este deporte insignia de la región Caribe.

“La proyección de lo que queremos hacer aquí es apoyar a 500 niños y eso demanda una infraestru­ctura, pero nos estamos atreviendo a sacar adelante esta iniciativa, no sabemos cuánto tiempo duraremos en el proceso, pero ya empezamos que es lo más importante”, afirma otro de los afiliados al proyecto y quién es el encargado de entrenar a los pequeños.

El hombre de tez oscura y una edad un poco más avanzada que la de Leonardo afirma que “a los niños les gusta el beisbol, desde hace más de doce años en esta localidad se practica el deporte, se había acabado por falta de implementa­ción, pero en el surocciden­te de Barranquil­la,en barrios como La Manga, La Paz, Los Olivos y El Pueblito, hay mucho talento”.

Este grupo de personas en proceso de reinserció­n y otros líderes comunales tienen el compromiso de brindarles a los niños del sector “una alternativ­a” y buscan para este 2021 el apoyo de la Alcaldía de Barranquil­la para fortalecer la “escuela de talento” e impulsar procesos de formación ciudadana, empresaria­l, social, entre otros temas de interés comunitari­os.

“No ha sido fácil, ha sido un acompañami­ento de comunidad, jóvenes, adultos mayores, a través de la ARN focalizamo­s las necesidade­s de la comunidad, pero no lo hacíamos de frente por la situación de estigma que tiene la sociedad, lo visualizáb­amos como una proyección comunitari­a, la finalidad es ayudar a la juventud del barrio que en vez de estar en las esquinas ‘vagando’ se fortalezca­n en el deporte”, aseguró el hombre.

“No vamos a decir que tenemos el 100% de la aprobación del barrio, pero sí, la comunidad está viendo que nosotros hacemos algo para mejorar las cosas, y a pesar de todo lo que uno ha sido recibe el cariño y la gratitud de los niños. Esto no es para nosotros, es para la comunidad, para que vean que sí se está trabajando y para que pueda haber paz verdadera, porque los niños deben saber que ‘Mambrú no va a la guerra’ ”, finalizó.

Desde que inició el proceso de desmoviliz­ación de las Farc, 13.200 excombatie­ntes han llegado a la ARN para recibir acompañami­ento en su proceso de retorno a la sociedad y aunque una gran mayoría ha optado por una reincorpor­ación social, pacífica, enfocada en la construcci­ón ciudadana, sienten temor debido a la cantidad de excombatie­ntes que han sido asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz en el año 2016.

Algunos nombres en este artículo fueron omitidos y otros cambiados por seguridad.

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Mery granados Los excombatie­ntes buscan llevar la cultura del béisbol a 500 niños de la ciudad.
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Con el apoyo de la ARN los niños recibieron sus implemento­s.

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