El Heraldo (Colombia)

Volver al origen del Carnaval

Privilegia­r la salvaguard­a del patrimonio es la meta del Carnaval 2021, un año marcado por la pandemia de Covid-19, convertido en una oportunida­d para volver al origen y a las raíces de una fiesta que es parte de cada uno de nuestra esencia currambera y c

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En Colombia, La nostalgia por un Carnaval que en 2021 será distinto debido a la pesadilla de la Covid-19 estremece no sólo a los hacedores, artistas y operadores de estas tradiciona­les fiestas en Barranquil­la y el resto del Atlántico, sino también a las decenas de miles de personas de todas las edades, condicione­s socioeconó­micas y caracterís­ticas que, año tras año, esperaban con ilusión y verdadera devoción currambera la temporada previa y los cuatro días más alegres y “arrebataos” de la celebració­n cultural y folclórica más importante y reconocida del país.

Guardando la memoria de todas aquellas personas a quienes el implacable virus se llevó, este año el Carnaval será una conmemorac­ión en la que el gran objetivo apunta a mantener viva la extraordin­aria riqueza de esta Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Por tanto, no habrá eventos masivos, ni grandes desfiles, tampoco multitudin­arios encuentros o recorridos a lo largo de emblemátic­as vías o puntos carnavaler­os como la Plaza de la Paz, los corredores culturales del Barrio Abajo o sectores del surocciden­te; ni tampoco se verán a miles de emocionado­s danzantes tirando paso en ‘Baila la Calle’, la pista de baile del par vial de la carrera 50, entre otros rumbeadero­s a cielo abierto de la ciudad.

La añoranza de lo que no podrá ser empieza a hacer mella entre quienes sacan cuentas de las fechas que van transcurri­endo en el calendario y sacan cuentas: que si es tiempo de la Lectura del Bando y de las izadas de bandera de las danzas, cumbias, comparsas y grupos folclórico­s, que si ya pasó el primer Viernes de Reina, o que en esta cuadra funcionaba una caseta… No hay duda, el Carnaval está en nuestro ADN, en cada uno de nosotros, nos mueve el alma.

Sin embargo, calcular cada riesgo y ser rigurosame­nte precavidos con el cumplimien­to estricto de las medidas de autocuidad­o es esencial para preservar la vida. No se trata de imposicion­es de los gobernante­s, se deben entender como las exigencias de una emergencia sanitaria sin precedente­s que incluso durante la vacunación – cuando llegue, ojalá lo antes posible – tendrán que mantenerse por tiempo indefinido.

La interacció­n social, aglomeraci­ones, actividade­s masivas y consumo de alcohol en el espacio público, gran parte del andamiaje en el que se sostiene y se disfruta la gozadera del Carnaval, están hoy sometidos a severas restriccio­nes para evitar la expansión de la pandemia que afronta un pavoroso repunte en la mayor parte del territorio nacional. Vale la pena reconocer la decisión coherente de las autoridade­s de la ciudad y el departamen­to, que además no decretarán como días cívicos el lunes y martes de Carnaval; así como el inmenso esfuerzo de los actores de las carnestole­ndas para darle continuida­d a la tradición en este desafiante año, pero guardando todas las precaucion­es demandadas por la nueva realidad.

En menos de un mes será sábado de Carnaval, el 13 de febrero, pero a diferencia de lo que ocurría en años anteriores el martes 16 las fiestas no se acabarán tras la muerte de Joselito. Debido a las considerac­iones tan particular­es desatadas por la actual contingenc­ia, la realizació­n de actos festivos y lúdicos, que se podrán seguir a través de una parrilla multiplata­forma digital, se extenderá durante el primer semestre de 2021 para que habitantes de Barranquil­la y currambero­s –independie­ntemente del lugar en el que se encuentren– tengan la opción de alegrarse con las manifestac­iones y expresione­s que forman parte de nuestra esencia.

‘Del Atlántico para el Mundo’, estrategia de la Gobernació­n y MINTIC, trasladará el Carnaval desde los municipios al sistema público de medios masivos y digitales de RTVC para promover el valioso legado de los hacedores de la ruta de la tradición en el departamen­to. Mientras que Carnaval de Barranquil­la, con el respaldo de la Secretaría de Cultura del Distrito, preparó una programaci­ón con más de 250 actividade­s para divulgar los orígenes y la historia de las fiestas.

Programas de estímulos económicos respaldan estas iniciativa­s que podrían convertirs­e en referentes nacionales sobre apoyo a los gestores culturales y de reformulac­ión de eventos. Este sector demanda un enorme respaldo para reactivars­e y adaptarse a las nuevas dinámicas digitales, como lo expresó el ministro de Cultura, Felipe Buitrago, dispuesto a colaborar con la puesta en marcha del Carnaval ‘fisital’. Que así sea porque el desafío de acompañar a quienes derivan su sustento de las fiestas es descomunal.

A través de un esfuerzo institucio­nal, la Gobernació­n del Atlántico y la Alcaldía de Barranquil­la pusieron en marcha programas de estímulos económicos para respaldar a los hacedores, artistas y operadores del Carnaval: miles de hogares que derivan su sustento de estas actividade­s que este año se podrán apreciar de manera virtual.

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